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¡Alerta, que llegan las carabelas portuguesas!

Las medusas que arriban al Golfo de Cádiz a comienzos de año pueden aparecer en el litoral balear en los primeros días de abril

Agentes medioambientales retiran ejemplares de Carabelas Portuguesas. | ICMAN

Un proyecto conjunto en el que han trabajado desde el año 2014 el CSIC y el Govern a través del Instituto de Ciencias Marinas de Andalucía (ICMAN), el Sistema de Observación y Predicción Costero de las Illes Balears (SOCIB) y la conselleria de Agricultura, Pesca y Alimentación ha concluido con el diseño de una herramienta de cálculo numérico que permite anticipar la llegada de las carabelas portuguesas a cualquier punto de la cuenca Mediterránea teniendo en cuenta el régimen de vientos y corrientes desde que son avistadas en el Golfo de Cádiz.

Antes que nada recordar que la carabela portuguesa (Physalia physalis), una de las medusas más temidas por sus peligrosas, dolorosas y, en ocasiones, letales picaduras, no es en realidad una medusa sino un organismo colonial cuyos individuos se reparten las tareas de navegar impulsados por sus características velas, de digerir las presas que capturan con sus largos tentáculos, de detectar y capturar a estas últimas así como defenderse de sus depredadores o, por último y no menos importante, de garantizar su supervivencia reproduciéndose.

Su aspecto es tan característico que, vista una vez, se torna inolvidable. Formada por una vela gelatinosa de entre 15 y 30 centímetros que le permite desplazarse por los mares impulsada por los vientos, mareas y corrientes. De su cuerpo central cuelgan numerosos tentáculos con los que atrapan a sus presas y que, extendidos, pueden llegar a alcanzar una longitud de hasta 50 metros aunque lo más corriente es que no superen los diez.

Aunque su hábitat natural es el Atlántico, cada vez es más normal que penetren en la cuenca Mediterránea, de ahí la necesidad de crear esta herramienta predictiva para anticipar su llegada a las costas de Balears, un hecho cada vez menos inusual, revela Antoni Grau, jefe de Recursos Marinos de la conselleria de Agricultura y Pesca.

De esporádica a habitual

«Hoy en día ya es un problema emergente y los modelos climáticos prevén que llegarán más, sus entradas en el Mediterráneo pasarán de ser esporádicas a regulares. Cada año, por primavera, tendremos carabelas portuguesas por estas aguas», anticipa Grau.

El experto se refiere a la estación de primavera por la temperatura del agua, ya que este organismo no tolera los grados que alcanza el Mediterráneo conforme llegan los meses estivales.

«A partir de una temperatura del agua de en torno a los 25 grados ya lo empieza a pasar mal y ahora la tenemos a 26 grados. Su temperatura ideal oscila entre los 22 y los 23 grados», alecciona el jefe de Recursos Marinos mostrándose extrañado por la captura de un ejemplar hace apenas una semana en aguas abiertas de Menorca, en Punta de sa Cigonya, entre Maó y Alcaufar. «A esta medusa no le tocaba estar ya por aquí», se extraña.

«No se reproducen en el Mediterráneo y todas entran desde el Atlántico cuando hay viento constante de Poniente», continúa Grau detallando que el flotador de la Physalia es dirigido por el viento lo que hace más fácil predecir su dirección o deriva náutica ya que los vientos son más previsibles que las corrientes marinas que mueven a otros organismos similares.

Y este es la principal causa del éxito y de la fiabilidad de la herramienta de cálculo diseñada para anticipar su llegada a aguas de Balears, unas visitas que cada vez serán más habituales y de las que en este 2021 ya se han producido más de 20 avistamientos, fundamentalmente en aguas de Eivissa y Formentera.

«Este modelo parece que funciona bien», concluye el experto. «¡Funciona de forma germánica!», replica Laura Prieto, investigadora principal del ICMAN para Balears. «Esta basado [el modelo predictivo] en datos sólidos y cuenta con un gran desarrollo científico», glosa las ventajas de la herramienta la investigadora andaluza, que revela que se planificó durante los años 2010 y 2013, ejercicios ambos en los que hubo una gran presencia de esta especie, y se evaluó y calibró su validez en 2018, otro año con muchas carabelas.

«En los primeros días de febrero de este 2021 llegaron bastantes ejemplares a las costas de Cádiz. Metimos los datos de las corrientes superficiales y de los vientos de años anteriores y pronosticamos que llegarían a aguas de Balears en torno al mes de abril, como así fue», se congratula de la precisión «alemana» del modelo.

Un modelo con el que admite que tan solo pueden anticipar «la región» a la que llegarán meses después las carabelas. «No podremos saber si van a llegar a tal o cuál playa porque no anticiparemos qué viento va a soplar en esa playa concreta», asume.

"El modelo funciona de forma germánica ya que se basa en datos sólidos y tiene un gran desarrollo científico"

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Preguntada por qué han desplegado tantos esfuerzos para prevenir la llegada de una especie que no es tan habitual en nuestras aguas, la investigadora subraya que «un solo ejemplar genera una gran alarma social» recordando que el fallecimiento de una bañista en Cerdeña en el año 2010 tras sufrir una picadura de una xarabela (probablemente a causa de un shock anafiláctico por ser alérgica a alguno de sus componentes) generó riadas de tinta de medios de comunicación ingleses y alemanes con grandes y alarmistas titulares que alertaban de la llegada de la medusa asesina.

«Este modelo se pensó originalmente para prevenir la llegada de enjambres de Pelagias noctilucas, el tipo de medusa que más problemas causa en el Mediterráneo, pero debido a la dificultad de prever la deriva de estas últimas el modelo se centró en la carabela», revela Prieto recordando la gran alarma social que genera y que puede llegar a provocar el cierre de una playa por la presencia de un solo ejemplar.

«El SOCIB funciona en las cuatro islas y estamos interconectados con él. Cuando activamos la alerta por una abundante presencia de carabelas, ellos extreman la vigilancia y están más atentos a un posible avistamiento para proceder a retirar a estos organismos antes de que lleguen a la costa y puedan interactuar con los seres humanos», explica la investigadora andaluza cómo funcionan.

Preguntada sobre qué condiciones meteorológicas deben confluir para provocar una llegada más numerosa de estos ejemplares que tienen su hábitat natural en el centro del Atlántico, la investigadora del ICMAN habla de tormentas generalizadas en el área así como en el Golfo de Cádiz que deben ir acompañadas de fuertes vientos de componente oeste. Y así, las carabelas arrastradas hasta el Estrecho en febrero llegarán al litoral balear en torno a abril.

Al litoral balear o a cualquier otro punto de la cuenca Mediterránea, recuerda Prieto concluyendo que la llegada de estos peligrosos organismos marinos puede convertirse en algo más que un problema meramente local.

Encuentran una carabela portuguesa en Cala Matzoc, en Artà

Encuentran una carabela portuguesa en Cala Matzoc, en Artà Imágenes: Pere Galmés

«Este verano no tendremos ‘Pelagias’, no volverán hasta septiembre»

Tras la aparición de ejemplares inusualmente grandes de Pelagias noctilucas en los meses de esta primavera, el jefe de Recursos Marinos de la conselleria de Pesca, Antoni Grau, cree que tendremos un verano tranquilo sin estas molestas medusas rosáceas que complican o imposibilitan el baño por sus dolorosas picaduras.

«Creo que este mes de julio y agosto van a ser tranquilos. Las Pelagias llegaron con los temporales de primavera y estarán por ahí, por alta mar, de donde no creo que lleguen a la costa hasta que sean arrastradas por los temporales de septiembre», anticipa Grau.

"Hoy en día ya son un problema emergente y los modelos climáticos prevén que llegarán más en el futuro"

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El jefe de Recursos Marinos, que reitera que el modelo predictivo realizado para las carabelas se pensó inicialmente para las Pelagias, señala que falló porque estas últimas son movidas por las corrientes marinas, mucho menos predecibles que los vientos superficiales.

«A las Pelagias les mueve la corriente, aunque tienen cierta autonomía. Cada 24 horas se desplazan unos 250 metros en vertical, desde la superficie hasta esos fondos. Estos organismos son de alta mar por lo que en la zona donde nos pican no se encuentran a gusto, pero los temporales las acercan y ya no pueden volver a salir», concluye Grau.

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