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En contra
Javier Melero Abogado no independentista del jucio al 'procés'

«Sánchez le salvó la cara al Supremo con los indultos»

Javier Melero (Barcelona, 1958) conseguía que el país contuviera el aliento con sus intervenciones ante el Supremo como abogado defensor de los consellers catalanes Joaquim Forn y Meritxell Borràs. No es independentista, y ha escrito los notables ‘El encargo’ y ‘Cambalache’

«Sánchez le salvó la cara al Supremo con los indultos» FERRAN NADEU

Para que se haga cargo del tipo de entrevista: «¿El abogado es la estrella?»

No, es un profesional a medio camino entre el limpiabotas y los maîtres de los restaurantes. Todo lo demás es pura vanidad.

¿Los indultos acaban con el independentismo?

Le quitan gran parte de la razón, al deslegitimar la postura de que en España es imposible una solución. Con los indultos, Sánchez le ha salvado la cara al Tribunal Supremo.

¿Esperaba vender tanto sus libros, ‘El encargo’ y ‘Cambalache’?

Me siento más bien decepcionado, porque siempre pienso en Stephen King y en hacerme riquísimo, así que estoy muy lejos de la meta.

Falta un tercer libro sobre la sentencia.

Se lo ofrecieron a Marchena, y no quiso escribirlo. Su sentencia es sencillamente una equivocación, que desencadena una cadena de errores hasta desembocar en el pronunciamiento del Consejo de Europa, todo por emperrarse en bloquear la política penitenciaria.

Usted era el único abogado no independentista del proceso al ‘procés’.

No les preguntaba, de lo que estoy seguro es de que eran del Barça. Todos me parecían independentistas circunstanciales, y la implicación sentimental es un flaco favor al cliente. He defendido a partidarios de la estafa, y no lo soy.

¿Exige a sus clientes que le digan la verdad?

No, por Dios, desde el Concilio de Trento solo lo exigen los confesores. Eso sí, supongamos que un cliente me dice que «no lo maté yo», entonces le recuerdo que «hay una grabación donde se te ve con un cuchillo». Le ayudo a contar la verdad que más le puede convenir. Salvo en el caso de unas modelos, allí tenía una curiosidad morbosa por conocer la verdad.

¿Marchena les tomó el pelo?

Hombre, no, esto es... Marchena desde luego que a mí me sorprendió, porque tenía alternativas jurídicas para dar soluciones, y las descartó. Me extrañó en un tipo tan inteligente, está claro que tiene su propia agenda.

¿Una defensa de ruptura hubiera funcionado?

Ya se sabe qué es una defensa de ruptura, la de Batasuna. Te pones de pie y le dices al tribunal, «son ustedes una pandilla de fascistas y no les reconozco», y te vas de ahí al Penal del Dueso. Nadie llegó ni a planteársela, y se acertó al elegir la defensa jurídica clásica.

Usted asumió una pose en el juicio.

De verdad que no, debo ser un tipo cargado de tics. Comentábamos con Marchena que, en cuanto entrabas en la sala, te olvidabas de que estaba la tele. Llevé bien la exposición, los independentistas me han dado estopa por decir que el juicio fue justo y la sentencia no.

Vi ‘Amanece que no es poco’ gracias a su informe final ante el Supremo.

Por lo menos hice algo útil. Cerca del Supremo está la tumba de O’Donnell, y me quería remitir a los tiempos en que a quien montaba una rebelión se le erigía una estatua en una plaza madrileña. Qué bonita idea de reconciliación.

Fue usted funcionario de prisiones, como el juez Castro.

No sabía que Castro lo fue. Tratar cada día durante años con gente en esta situación te enriquece la perspectiva. El peor criminal no lo es 24 horas al día, hay ratos en que es un tipo válido que te cuenta cosas interesantes.

El proceso penal está escorado hacia...

El proceso penal es una máquina que funciona muy bien para condenar a culpables, y muy mal para absolver a inocentes. Al juez le cuesta darle la vuelta al criterio dominante.

Fue comadrón del difunto Ciudadanos.

Y que parece Rascayú, porque están muertos pero quienes quedan no lo saben. Jugué un papel muy marginal en los orígenes, pero en 2006 ya me pareció un bluff, por lo que vi prosperar a Ciudadanos con gran asombro.

También es abogado del clan presuntamente delictivo de los Pujol.

Siempre me ha obsesionado Jordi Pujol. Vengo de los estudios de Historia, y no he conocido a nadie capaz de hablar con igual solvencia de Europa, del nazismo, de Vichy, solo a Jordi Pujol. Es fascinante. Eso sí, reorienta cualquiera de estas disertaciones hacia la independencia de Cataluña.

Hemos descubierto a alguien más duro que Marchena, se llama Pedro Sánchez.

Puede que tengan algún rasgo en común, gente amable con una agenda oculta. Y los dos se cuidan físicamente. Marchena es un nadador contumaz con un aspecto excelente.

Quieren imponerse en todos los aspectos.

O buscan un fundamento físico para su autoestima.

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