Si usted levanta una cruz gamada, pero coloca en su base el rótulo «Esto no es un símbolo nazi», queda descontextualizada y se transforma en hermoso referente democrático. No es broma, lo dice la sentencia. En su tenor literal, exige «priorizar los informes técnicos sobre aquellos acuerdos que resulten de órganos de participación política». Es decir, de participación democrática y elegidos por los ciudadanos. Es lo mismo que hubiera dicho el inaugurador de sa Feixina. Si alguien se pregunta cuándo se estropeó todo, ahí tiene la respuesta.
El paso lógico siguiente consiste en desmontar los infundios sobre el semáforo turístico británico:
---Es falso que Londres valorara en bloque a España en la segunda tanda, fastidiando las aspiraciones de baleares y canarios. Los británicos examinaron por separado a Balears y Canarias, que seguían suspendiendo. Aunque las regiones mencionadas se rasguen las vestiduras, se les evitó la humillación de singularizarlas.
---Es falso que la elevada incidencia de contagios de Madrid hundiera el verde para baleares y canarios. Londres puso el énfasis en la vacunación, donde ambos archipiélagos y sobre todo uno de ellos dejan mucho que desear.
---Es falso que la segregación independentista de Balears y Canarias implique automáticamente el semáforo en verde. Ahora mismo, ambas están en amarillo muy amarillo ante la tercera evaluación.
---Es falso que Reino Unido dificulte el turismo por motivos epidemiológicos. Boris Johnson desafía a la todopoderosa ABTA de las agencias de viajes para fomentar las staycations o vacaciones en casa, a copiar de urgencia en Mallorca.
---Es falso además de ridículo que el Reino Unido cierre fronteras para no exportar la variante india. En tal caso, no impondría diez días de cuarentena y tres PCR al regreso de las vacaciones contaminantes en el Mediterráneo.
---Es falso que la segregación independentista resolviera el problema. Los neonacionalistas que predican un semáforo por islas deberían ser premiados por el Reino Unido con el color amarillo para Mallorca, el verde para Menorca y el rojo para Eivissa, que son los colores correctos ahora mismo. ¿Quedarían así satisfechos?
En la imagen de Lorenzo Gutiérrez que hoy nos ilustra, el control térmico sustituye al saludo militar, en la foto de Francina Armengol que debería utilizarse como argumento de seguridad ante el Reino Unido. Y aunque sean incapaces de reconocer un error, por fin el Govern se da cuenta de que tiene un serio problema de vacunación y obra en consecuencia.
Asediado y apaleado por el pésimo ritmo de inmunización, el conseller Juli Fuster descubre que Balears va líder provisional entre las personas de 40 a 49 años con la primera dosis. Si afina un poco más, da nombres y apellidos. Se le olvida que vamos por debajo de la media en dicho rango para los colectivos de 50 a 59, de 60 a 69, de 70 a 79, de 30 a 39 y así sucesivamente. Y colistas con pauta completa en su amada 40 a 49, pero también en 70 a 79, en 60 a 69, en 50 a 59, por no hablar del deprimente porcentaje de dosis administradas.
Recibo de la familia de Antonio Garau Planas, que llegó a Canónigo Magistral de la Catedral de Madrid y a gran censor de las películas de un Berlanga que quiso incluirlo como coguionista, un ejemplar de la primera edición del sermón «España Una, síntesis histórica» que predicó en la Seo palmesana el 31 de diciembre de 1937, «Aniversario de la conquista de Mallorca». El preciosísimo ejemplar llega con la única prevención de que «esperemos que lo lea teniendo en cuenta el momento en que fue escrito, hace 84 años». Y en efecto, «de las sombras musulmanas sacó Dios la luz de la redención patria al conjuro de un Caudillo que ha heredado, con ventaja, el genio cristiano y guerrero de Jaime el Conquistador». Un tesoro.
Reflexión dominical flemática: «El coronavirus decreta un brexit duro».
