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Boulevard | Antonio Fontanet: «Si no fuera por las familias, le daría una patada a todo»

-Es usted un hombre poderoso. -Soy un hombre que ha hecho mucho trabajo. -Los políticos buscan su apoyo. -He estado con unos y otros.

«Para mí es impensable emplear una sustancia prohibida, cuido la salud de los demás como la mía». | B.RAMON

Antonio Fontanet Obrador tenía una agenda laboral tan repleta, que el hombre más poderoso de Mallorca pensaba seriamente en que no podría evitar la inmortalidad. Era hermético, inaccesible, fiel a sus rutinas de la comida en Ca’n Nofre de calle Manacor vecina a su despacho, y regreso pasadas las nueve a su casa en Calvià frontera Palma. No daba entrevistas, así que lo entrevistamos, casi lo interrogamos. Gracias a la intermediación de una mujer, cómo si no.

-Es usted un hombre poderoso.

-Soy un hombre que ha hecho mucho trabajo.

-Los políticos buscan su apoyo.

-He estado con unos y con otros.

Más de 16 años después, subsiste el escalofrío que me recorrió al escuchar esta frase. El mismo estremecimiento que cuando Carmen Delgado de March me avisó de que «ya sé que ustedes tienen ahora democracia», a traducir por «te salvas por los pelos». El escandido perfecto de «con unos y con otros» cubría el espectro, de PP al PSM. Nadie podía indisponerse con el magnate que solo deseaba que lo dejaran en paz. Le producía una curiosidad felina que un vulgar periodista se atreviera a cuestionarle.

-¿Cuál es la situación de sus granjas, tras la detección en ellas de animales con cloranfenicol?

-¿Qué es lo que quiere usted saber? Lo único que ha sucedido es que en la mercancía que compramos había un producto. No tiene import... Bueno, tiene importancia en general, pero no la que ustedes le han dado. Lo han exagerado.

-La Unión Europea prohíbe el uso del cloranfenicol porque «es un peligro para la salud en cualquier cantidad».

-Usted es químico, y sabe perfectamente que las proporciones en que se ha encontrado, de milésimas, no tienen importancia.

-La UE impone la tolerancia cero sobre el antibiótico.

-Está prohibido, eso yo no lo niego, pero en esas cantidades no hace mal a nadie.

La sensación de entrevistar a un volcán. Fontanet se aprovechó de su baja estatura para pasar desapercibido en la foto en La Zarzuela de los empresarios que sufragaron el Fortuna. El general Espartero confesó que «yo no tengo enemigos, los he fusilado a todos». Fallecido a los 101 años, el mallorquín rezaba que «no tengo enemigos, los he sobrevivido a todos». Murió después que su sucesor. La única forma de desestabilizarlo era formularle preguntas que nadie en su entorno se atrevería ni a bisbisear.

-¿Ha comido usted pollos mallorquines estas Navidades?

-¡Vaya si lo he hecho! He comido carne todas las fiestas y siempre que me ha dado la gana. Y estoy seguro de que no me ha hecho daño a la salud. Lo sé con certeza.

Despreciaba la política como un mal menor, un oficio para mediocres, y sospechaba que desde el PP deseaban utilizarlo ahora como arma arrojadiza, precisamente por haber apoyado a Mateu Morro en Prilac. Antes de acceder a Fontanet, tuve que batirme contra su heredero y media docena de científicos, que no se atrevían ni a mirarle a la cara. Seguí perforando, creyéndome un valiente y sin advertir que era el empresario quien colaba su mensaje.

-¿La crisis ha dañado la imagen de sus empresas?

-Y qué le pasaría a usted, si le intervinieran sus productos. Si no fuera por las familias, despediría a los trabajadores. Mucha gente lo hace.

-¿Se ha planteado cerrar?

-Podría hacerlo, no me falta para vivir. Si no fuera por las personas, le daría una patada a todo.

Las autoridades estaban avisadas. Llegaba la última exculpación, «para mí es imposible emplear una sustancia prohibida, cuido la salud de los demás como la mía. Soy demasiado humanitario, con la salud no se juega». Y conseguí que pronunciara por primera vez una palabra tabú:

-¿Romanticismo? No puedes ser romántico cuando te metes en estas cantidades de gasto. Y tampoco es algo que haya logrado en solitario, sino gracias a las quinientas personas que me han ayudado. Yo solo no lo hubiera podido hacer.

La pandemia ha desnudado a los imitadores que habían tomado el nombre de Juan March en vano. Fontanet es el único mallorquín reciente que podía competir con el financiero. Y ha muerto.

-¿Está ya pagando un precio?

-Póngase en mi lugar.

Reflexión dominical iconoclasta: «Nadie merece una estatua para siempre».

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