Carmen Planas accedió a la presidencia de la Confederación de Asociaciones Empresariales de Balears (CAEB) en 2014, cargo desde el que ha vivido la salida de la anterior crisis de 2008 para encontrarse este año con la mayor caída económica vivida en el archipiélago.
¿En qué estado se encuentran las empresas de Balears tras ocho meses de pandemia?
Cuando se inició la crisis de la covid-19, el endeudamiento de las empresas de las islas era inferior al que tenían en 2008, pero nadie se imaginaba un golpe como éste y todos los sectores se han visto impactados. Las que tenían un músculo financiero fuerte se han visto menos afectadas, pero las hay que no pueden acceder a créditos, y son las que se están viendo más perjudicadas, sobre todo las pequeñas y medianas y los autónomos.
¿Qué capacidad de resistencia le queda a estas pymes? ¿Existe el riesgo de que haya muchas que no puedan sobrevivir a los próximos meses?
Ese riesgo existe. Ya han cerrado muchas y no hay más que pasear por la calle para ver ya numerosos locales vacíos. Otras muchas van a seguir ese mismo camino. Los ERTE han ayudado mucho a que puedan aguantar el tirón, pero no hay ventas y hay que seguir afrontando gastos y unas nóminas.
¿Los próximos meses pueden ser los peores de esta crisis desde el punto de vista económico?
Sería muy importante que, con un control sanitario estricto, se pudiera reactivar la demanda en Navidad, especialmente para sectores como la restauración, el comercio o el ocio nocturno. Pero hasta que no se reactive la temporada turística, los meses que tenemos por delante serán los más duros. Históricamente, noviembre y febrero han sido meses de poca actividad económica porque coinciden con nuestra temporada baja.
¿No hay un exceso de confianza, especialmente tras conocerse la vacuna de Pfizer, respecto a que la situación puede empezar a normalizarse en marzo del próximo año?
Hemos de ser optimistas, porque está la vacuna y también es posible que aparezca algún nuevo tratamiento, lo que nos abre expectativas de que mejore la demanda y a la inversión Pero no podemos pensar que en marzo se va a solucionar todo, y tenemos que ir trabajando día a día. Esperamos que en el puente de la Inmaculada se reactive un poco el consumo y que poco a poco puedan comenzar a llegar turistas. La decisión de realizar PCR a los que vengan es muy importante, con el control de puertos y aeropuertos. Y espero que esas pruebas se exijan también a los pasajeros nacionales. Al ser islas, tenemos en este sentido unas ventajas que no tienen otras zonas del país, al poder controlar quién viene y quién se va. La vacuna ha abierto expectativas, pero no podemos decir que está todo solucionado.
El Govern ha previsto que la economía balear crecerá en 2021 un 11,1%, el doble que la media nacional, tras caer este año un 28,8%, también más del doble que la estatal. ¿Qué previsiones maneja su patronal?
Somos la comunidad autónoma con la caída más importante de su economía durante este año, lo que también lleva a pronosticar que en 2021 podemos tener el crecimiento más acentuado. Pero es porque también hemos bajado muchísimo más. Lo cierto es que en 2021 no vamos a volver a tener la actividad que teníamos en 2019, que puede tardar en recuperarse dos o tres años más, aunque ojalá sean menos. En 2019 llegaron 17 millones de turistas, y recuperar eso va a ser muy difícil.
¿Qué ayuda necesitan las islas para afrontar la recuperación?
Siempre digo que Balears es la comunidad que más ha sufrido de España, por lo que el Gobierno central debe de ser consciente y debe de tenernos muy en cuenta a la hora de asignar las inversiones con fondos europeos. Nosotros estamos sondeando a los diferentes sectores económicos de Balears para determinar qué proyectos vamos a presentar para intentar que consigan esa financiación. Queremos que, proporcionalmente, las islas sean la autonomía que más respaldo reciba porque ahora estamos en la cola de inversión.
¿Qué valoración hacen de las medidas adoptadas hasta ahora por los Ejecutivos estatal y balear?
Para empezar, el Gobierno central no parece haber tenido muy en cuenta al archipiélago en los presupuestos que ha presentado. Respecto al autonómico, tenemos la Mesa del Diálogo Social y hemos hecho mucha fuerza para que los ERTE alcancen a todos los sectores al prorrogarse, porque inicialmente Madrid solo contemplaba a unos pocos. La crítica al Govern es que debería de consensuar previamente todas las medidas antes de aprobarlas, algo que no han hecho siempre. Pero hemos de mirar hacia delante y ver en qué podemos colaborar, porque esa colaboración público-privada es fundamental y debemos de tener diálogo. De todas formas, las decisiones importantes se toman en Madrid, y el Ejecutivo de Francina Armengol puede ayudarnos a presionar al estatal.
Hemos hablado de lo que se ha hecho. ¿Pero qué es lo que hace falta a partir de ahora?
Las incertidumbres son muy malas a la hora de invertir, y están haciendo que las empresas paralicen sus proyectos. Hay que despejarlas en lo posible. Y desde luego lo que no se necesita es la subida de impuestos prevista en el proyecto de presupuestos que el Gobierno ha presentado. No es el momento porque las empresas no necesitan más presión. Hay negocios que están pagando tasas de basuras cuando no las están generando porque se ha paralizado su actividad. Estas presiones son malísimas en este momento y pueden desencadenar incrementos del paro. Necesitamos medidas que ayuden a reactivar la actividad.
¿CAEB prevé una recuperación de la actividad turística relativamente rápida?
Todo el mundo se ha empobrecido con esta crisis, pero es cierto que en España lo hemos hecho más que en otros países europeos, como Alemania. Debemos de ser optimistas, porque en estos mercados emisores están deseando salir y ver el sol y otra cultura. Creo que vendrán, pero es fundamental que tengamos el control sanitario. Debemos tener unas cifras de contagio positivas, porque si no somos un destino seguro, no van a viajar. Con las PCR y un control sanitario estricto podemos recuperar una buena parte del turismo perdido.
¿Durante 2021 los que peor lo van a pasar son los sectores con mayor dependencia del consumo de los residentes, como el comercio o la restauración?
Son dos sectores que ya lo están pasando fatal. Sufren reducciones de aforo, limitaciones de horario, y las calles comerciales están desiertas. Son sectores que no pueden esperar a marzo y necesitan una reactivación previa. Junto a otros, como el ocio nocturno, necesitarían de algún plan de rescate, al igual que muchos autónomos.
¿Los ERTE han sido adecuados para proteger el empleo y se han gestionado bien?
Han ayudado muchísimo para evitar la caída de empresas y la destrucción de puestos de trabajo. Pero se deberían de alargar mucho más. La incertidumbre en este tema ha sido fatal. Es verdad que ha habido problemas en su gestión, con empleados que han tardado en cobrar y otros que lo han hecho de más y han tenido que devolver el dinero.
¿Podemos ver durante los próximos meses una mayor destrucción de empleo por el cierre de pequeñas empresas?
Debería decir que no, que es lo que me gustaría, pero creo que esa situación sí se va a dar. Las pymes y los autónomos son los que tienen más dificultades.
¿La clase política ha estado a la altura?
Deberían de mirar por el bien de los ciudadanos y no andar metidos en líos. En situaciones así deberían dejarse de ideologías y caminar todos en la misma dirección. Necesitamos un plan estratégico de lo que queremos que sea Balears dentro de 30 años. Han aparecido muchísimos partidos, con vetos cruzados, y eso hace difícil que se pongan de acuerdo en cosas fundamentales. Pienso que con un bipartidismo todo sería más fácil.
¿Los presupuestos del Estado y autonómicos que se comienzan a tramitar son los adecuados para la recuperación?
Lo primero que debo decir es que no es el momento de subir impuestos, porque lo único que se va a conseguir es el cierre de empresas y la destrucción de empleo. Ni es el momento de aumentar el sueldo a los funcionarios. Respecto a los de Balears, la mayor parte del gasto se va a Sanidad y Educación, porque son servicios públicos que lo están pasando fatal. Pero todavía no los hemos analizado demasiado.
¿Cuál es el estado anímico de los empresarios?
No están decaídos, pero viven una situación que les genera mucha incertidumbre, y están preocupados. Algo de angustia existe.
¿Esa angustia explica que usted llorara en la presentación ante su junta del último informe económico de CAEB?
Me emocioné al ver el esfuerzo que están haciendo todos. Me salieron las lágrimas no porque esté desanimada, sino porque la situación nos ha desbordado un poco.
