Desde que hace un mes la firma dental Dentix entró en concurso de acreedores, los clientes, no solo en Palma, sino en todo el país, siguen reclamando una solución porque han pagado, o siguen pagando, un tratamiento que no han recibido. Los perjudicados de Mallorca, que son unos 300, organizaron una manifestación ayer tarde en la plaça d’Espanya de Palma. No asistieron todos, sino solo una representación. Portaban una pancarta en la que acusaban al dueño de esta empresa nacional, Ángel Lorenzo Muriel, «de ser un estafador», ya que entienden que se ha quedado con su dinero y no les ha solucionado el problema de salud por el que acudieron a esta clínica dental

A media que van pasando los días, los clientes de esta clínica en Mallorca se muestran cada vez más pesimistas con la posibilidad, no solo de recuperar el dinero, sino ni siquiera de que la clínica se comprometa a terminar con los tratamientos. Las dos clínicas de Palma siguen abiertas, atendiendo a pacientes, pero no hay cirujano, por lo que se ven obligados a marcharse sin que les atienda ningún médico especialista.

La mayor parte de los clientes que acudieron a Dentix para mejorar la dentadura se vieron obligados a solicitar un préstamo para financiar el pago del tratamiento. Iban pagando cuotas mensuales, que siguen abonando, a pesar de que en la clínica no se les está atendiendo. «Están dando citas a pacientes, pero se les está anulando poco antes de la hora, y les dicen que les volverán a llamar, pero no lo hacen», señala uno de los perjudicados.

Antonio Muñoz es un pensionista que contrató hace dos años un tratamiento, que ya ha pagado, que le ha costado 5.000 euros. Sin embargo, ha pagado y sigue sin dientes. «No puedo comer nada sólido, todo triturado, es un drama y no tengo dinero para ir a otro dentista». El hombre, que acudió a la manifestación de ayer, asegura que ha ido algunas veces a la clínica y ha observado que apenas tienen material para ofrecer a los clientes, por lo que teme que no tardarán mucho tiempo en cerrar. Además, es consciente de la dificultad que representa recuperar el dinero de una empresa nacional que entra en fase de concurso. «Está claro que nos han engañado. Nos hemos quedado sin dinero y sin dientes», asegura. 

Otros damnificados afirman que están intentando negociar con las financieras para dejar de pagar las cuotas.