Si en algo coinciden vecinos de los detenidos es que los cuatro aparentaban ser personas normales, dedicadas a su casa y a su trabajo. Quizá por ello ayer muchos de ellos asistieron entre el asombro y el espanto a una operación policial que, como la definía un residente de la calle Mare de Déu de la Esperança de Inca, "parecía como una película. Ha sido algo que solo imaginas por la tele o en el cine porque no crees que puedas tenerlo al lado".

Ese mismo vecino se despertó a las 2,30 horas de la madrugada del pasado martes, como otros muchos de su bloque, el número 50 de la mencionada calle. "El vecino de arriba salió al rellano quejándose del ruido y diciendo que iba a llamar a la policía. Los agentes le contestaron que ellos eran la policía y que nos metiéramos dentro". Obedecieron asustados: "Yo oía por el respiradero del tragaluz cómo registraban el piso del detenido y le preguntaban cómo explicaba algunos papeles y él decía que no lo sabía. Estábamos asustados". Otro de los vecinos sostiene que "al poco de entrar salió corriendo un agente con una bolsa negra y vimos a la policía bajar las bombonas de butano. Teníamos miedo de que tuvieran una bomba". En los bajos del edificio se encuentra un taller de reparación de electrodomésticos cuyas cámaras de seguridad captaron la detención. Los propietarios estaban ayer estupefactos.

El mismo asombro mostraban los de la calle Biniamar, donde en el número 22 residía otro supuesto terrorista. El encargado de un bar explicaba que "era una persona reservada, saludaba pero no hablaba mucho, y nunca entró en el bar". Una vecina agregó que "tenía mujer y cuatro hijos y nunca causaron problemas en el barrio, sólo el típico ruido de los niños". Los vecinos dicen que el detenido llevaba casi 10 años en la casa.

El tercer presunto yihadista fue fue apresado en su vivienda situada en una conocida cooperativa agrícola de Binissalem. La hermana del detenido dijo que es una persona religiosa, que frecuenta la mezquita: "Nos sentimos más españoles que marroquíes", afirmó esta familiar, que destacó que el detenido se instaló en Mallorca siendo un niño. La testigo de la detención insistió en que el "corazón grande" de su hermano, que se encuentra en paro, es incompatible con el adoctrinamiento terrorista que le atribuyen, y aseguró que nunca ha manifestado simpatía por las acciones del Dáesh.

Estupefacción en Ariany

El amplio operativo policial que detuvo a un presunto miembro de Dáesh en Ariany -el cuarto- se desarrolló a primera hora de la mañana, cuando muchos vecinos todavía dormían. Los residentes del entorno de la calle Major, donde el detenido vive con su familia en una planta baja anexa al ayuntamiento, fueron los primeros en comprobar que algo gordo estaba pasando en una localidad que destaca por la calma. A medida que el pueblo despertaba, iba asumiendo la noticia: habían detenido a un conocido vecino por su presunta pertenencia a la organización terrorista Dáesh.

Se trata de un pescador de origen marroquí que, según explicaron los vecinos, fue detenido en Palma a primera hora y posteriormente conducido a su domicilio para practicar un registro.

Diversos residentes coincidieron en señalar que el detenido se había radicalizado en los últimos años. "Se dejó barba larga y llevaba una túnica blanca hasta los pies", aseguran. Además, su mujer "es la única del pueblo que lleva burka, una prenda negra que solo deja ver los ojos". El presunto yihadista había llegado hace unos diez años al pueblo y "era una persona normal y amable, hasta que cambió y no hablaba con nadie".

Por su parte, un sobrino del detenido aseguró que su tío "es una persona muy religiosa contraria al Dáesh", organización que "en nuestra casa siempre hemos considerado como una mentira".