Pensar en el boom turístico que vivieron las islas en los 60 es pensar en la construcción de hoteles de numerosas plantas y de gran impacto visual. No es el caso del hotel Punta Negra, en la Costa den Blanes, que nació con la idea de ser distinto a los demás. El establecimiento, por cuyas habitaciones han pasado desde grandes mandatarios de la política internacional hasta líderes religiosos, celebra hoy sus 50 años.

Tomàs Blanes, cuyo linaje acabó dando nombre a Costa den Blanes, se había negado durante 60 años a urbanizar la finca de s'Hostalet, pero su familia acabó cediendo a la tentación de sacar rendimiento económico al enclave. Tenía 84 años el día que vio como se inauguraba el hotel Punta Negra. Se dedicaron 16.000 metros cuadrados de los cuales se edificaron 2.000. No obstante, lejos de la tendencia del momento, la familia Blanes Nouvilas apostó por un hotel discreto, de dos pisos, 45 habitaciones y nueve bungalows, integrado en el paisaje, rodeado de pinar y que se presentaba en sociedad, según recogieron ese día las páginas de Diario de Mallorca, como "un remanso de paz y tranquilidad, que recuerde y haga ver a los visitantes lo que fue Mallorca hace 50 años". Hoy, 50 años después, esa apuesta se ha mantenido. "Por la época en que se hizo, tiene un gran mérito y valor. Hubo una gran visión", repasa el actual director del hotel, ahora en manos de la cadena H10 Hoteles, Marcos Gomila, quien asegura que esa línea, basada en "conservar las esencias mallorquinas", seguirá: "Viene muy marcada y no hay intención de modificarla".

El hotel Punta Negra ha sido testigo y escenario de capítulos de la política nacional e internacional española del último medio siglo. Antes de que se inaugurara y mientras se finalizaban las obras, recibió la visita del, en esas fechas, ministro de Información y Turismo del régimen franquista, Manuel Fraga, que fue recibido por el máximo responsable del hotel, Carlos Blanes.

Escenario de cumbres mundiales

En los 80 fue en varias ocasiones centro de operaciones del Gobierno de Felipe González. En 1987 albergó una cumbre bilateral entre España e Italia, en la que González se reunió con el entonces primer ministro italiano Bettino Craxi. El ministro de Defensa Narcís Serra se reunió en esa cumbre con su homólogo en el país transalpino y dos años antes, en 1985, lo hizo con el titular de Defensa del Gobierno francés de François Mitterrand, Charles Hernu, que veraneó en el hotel.

No obstante, el principal hito del Punta Negra fue acoger en 2005 la cumbre de la Alianza de Civilizaciones. Encabezados por el expresidente del Gobierno José Luís Rodríguez Zapatero, pisaron el establecimiento el arzobispo sudafricano y Nobel de la Paz Desmond Tutu, el presidente iraní Mohamed Khatami, el presidente turco Recep Tayid Erdogan, el jeque catarí Sheikah Mozah, la especialista en religiones del grupo de alto nivel de Naciones Unidas Karen Amstrong, el rabino y activista austriaco Arthur Schneier y el ex ministro de Educación y ex director general de la Unesco Federico Mayor Zaragoza.

El actual director explica que "la seguridad del hotel, con un solo acceso y rodeado por el mar", es el principal atractivo para este tipo de encuentros, y asegura que siguen recibiendo visitantes de este nivel pero "de manera muy discreta".

Aunque la familia Blanes mantiene la propiedad, la gestión del hotel ha pasado en estas décadas por varias empresas, tales como Grupotel, Trusthouse Forte y ahora H10. A finales de los 90 pasó de las 45 habitaciones iniciales y nueve bungalows a 97 habitaciones, con la construcción de un edificio anexo, 13 bungalows y 25 suits.

El establecimiento, edificado por el arquitecto Felipe Sánchez Cuenca y con el asesoramiento técnico de Enrique Cabré, se define hoy como un hotel boutique. "¿Qué es? Un hotel con carácter, con encanto y con un servicio personalizado. Cada habitación es diferente", lo describe su actual director, que narra que turistas británicos y alemanes que llevan más de 40 años visitando el establecimiento "piden específicamente una habitación".

El 1966, el hotel Punta Negra abrió con la voluntad de evocar la Mallorca de 50 años atrás. Ahora, 50 años después, celebra la visión de sus fundadores, que hoy lo convierten en un hotel distinto en la costa de Calvià.