Las calles de Nápoles no aclararon como era de esperar un Giro de Italia que ya mira hacia la montaña. Se vivió un día rápido, con imágenes para fomentar el turismo, y mucho más tranquilo para los corredores tras el caos de caídas, de perros que se cruzaban por el camino y de móviles que impactaban contra los ciclistas en la llegada a la lluviosa playa de Salerno. Triunfo al esprint de Mads Pedersen con el noruego Andreas Luknessud vestido, quién sabe si por última vez, con la 'maglia rosa' y dos ciclistas capturados en la agonía de los metros finales: Simon Clarcke Alessandro De Marchi.

Porque este viernes todo debe cambiar en el Giro. No es un día cualquiera porque la carrera se acerca a la montaña, a los Apeninos, a los denominados montes Abruzos y al Campo Imperatore, una meseta desde donde se observa el Como Grande, el más alto de los picos del Gran Sasso de Italia, a 2.912 metros.

Siete españoles

Ni Remco Evenepoel, ni Primoz Roglic, ni ninguno de los participantes subirá tan alto. Mucho menos lo harán los siete ciclistas españoles apuntados de forma anónima hasta ahora en el Giro y sin grandes esperanzas para destacar en la prueba. Carlos Verona, que estaba llamado a ser el ciclista con más aspiraciones del Movistar, ya se dejó 15 minutos en la tercera etapa, un tiempo cedido que al menos le sirva para cumplir una norma más vieja que Matusalén, sin que cuentes para la general, los equipos potentes te dejan fugar y así puedes intentar un triunfo de etapa.

Per, al menos, los que luchan por la general tendrán la ocasión de pelear por unos parajes famosos por la historia y la cinematografía. En un hotel del Campo Imperatore estuvo preso Benito Mussolini, en el verano de 1943, tras ser depuesto por un golpe de Estado tan fascista como él. Adolf Hitler ordenó su liberación a un grupo especial comandado por el capitán Otto Sworzery, uno más entre los nazis que se refugiaron en España, aunque acabó colaborando con el Mossad. Y también los parajes han servido para el rodaje de películas tan famosas como ‘El nombre de la rosa’ o ‘Lady Halcón’.

Pinchazos para empezar

Con sospechosos pinchazos al inicio del día , que dejaron a los coches auxiliares desabastecidos de ruedas, como un mercado que se queda sin fruta, se salió y llegó a Nápoles con la fuga en dúo consentida entre dos extraordinarios rodadores y el pelotón controlado por el DSM de Luknessud, después de que Evenepoel, en una ciudad napolitana entregada al fútbol, mostrase su habilidad con el balón, testimonio de su pasado como jugador del Anderlecht y el PSV Eindhoven.

Se vivía de este modo un día para tratar de recuperar fuerzas, si eso es posible en una carrera ciclista de tres semanas. Y para pensar en cómo afrontar este viernes el Gran Sasso, con la línea de meta a 2.130 metros, aunque con una subida de 26 kilómetros plagada de tramos de recuperación hasta casi al final convertido en tarjeta de invitación para un ataque entre los favoritos de la carrera.