Elegir el mejor sistema de calefacción dependerá de las características de la vivienda. Su tamaño, distribución y orientación, el aislamiento utilizado en su construcción y, evidentemente, el clima, son algunos de los factores a considerar a la hora de decantarse por una opción. También habrá que tener en cuenta si se trata de una segunda residencia o la vivienda de uso habitual.

Conocer las características de los principales tipos de calefacción puede ayudar a tomar una decisión acertada. El consumo energético y el coste de la instalación son cuestiones importantes que también hay que valorar.

Radiadores de agua

Este sistema consiste en una serie de radiadores repartidos por las diferentes estancias de la casa que reciben agua caliente de una caldera o de una bomba que funciona con gas canalizado. Se trata de un método muy versátil apto tanto para pisos pequeños como para viviendas de tamaño grande, que proporciona un calor muy agradable de forma prácticamente instantánea y homogénea. 

En el caso de que la vivienda no tenga la instalación hecha, será necesario realizar una obra de cierta envergadura. La ventaja es que existen opciones atractivas que ofrecen de manera conjunta la caldera, la obra, los radiadores, la tarifa de gas y el servicio de mantenimiento.

Bomba de calor

La bomba de calor suma en un solo aparato calefacción en invierno y aire acondicionado en verano. Este sistema multiusos es muy eficiente energéticamente. Una de las ventajas de la bomba de calor es que su instalación es rápida y barata. Su uso es muy recomendable en segundas residencias ya que calienta los espacios a gran velocidad. 

Por contra, este sistema reseca el ambiente y algunos aparatos pueden generar un ruido que puede resultar molesto. 

Suelo radiante

El suelo radiante genera calor gracias a un sistema de tuberías de agua que se calientan con una caldera, o de un sistema de resistencias eléctricas. Se colocan bajo el pavimento por lo que el calor irradia desde el suelo, distribuyéndose de forma uniforme por toda la casa. El suelo radiante es ideal para lugares de inviernos largos y fríos. El propio suelo funciona como aislante térmico, permitiendo ahorrar entre un 10% y un 30% en el consumo energético. 

Radiadores eléctricos

El uso de los radiadores eléctricos está muy extendido ya que su instalación es sencilla, basta con fijar los aparatos a la pared; o también se puede optar por los radiadores portátiles que solo precisan enchufarse a la corriente eléctrica. 

Este sistema es adecuado para espacios pequeños y bien aislados que se calienten con facilidad. En cambio, no es aconsejable para casas grandes o climas fríos. También es útil en segundas residencias.

Estufas de pellets

Otra opción interesante es la instalación de una estufa de pellets un sistema de calefacción muy eficiente, que funciona con un combustible económico y ecológico. La estufa de pellets es además sostenible, ya que produce bajas emisiones de CO2. Sin embargo, no todas las viviendas son aptas para su instalación puesto que es preciso contar con una salida de humos directa al tejado del edificio.