«Un barbero es de peine y tijera», sentenciaDavide Carosella. El propietario de la barbería Malandrino es de viejas costumbres: navaja afilada en mano para marcar los contornos y trazar las líneas. «Lo que no me gusta de los nuevos barberos es que sólo usan la máquina», protesta. Su experiencia y virtuosidad -desde las trece primaveras barría los suelos de la barbería de su barrio en la ciudad italiana de Bari- bien le han valido clasificarse como uno de los diez mejores barberos del paísen la cuarta edición de los Premios Soy Barbudo.
Davide abrió hace poco más de un año la barbería Malandrino en el barrio de Santa Catalina, en la calle Soler, muy cerca del mercado. Trabaja solo. «Al día cojo entre doce o catorce clientes y le dedico media hora al pelo y otra media a la barba», explica recién llegado de Murcia, donde se celebró la entrega de estos galardones, los más prestigiosos del sector.
Una barbería de Santa Catalina, entre las diez mejores de España
Guillem Bosch
«Un barbero es de peine y tijera», sentenciaDavide Carosella. El propietario de la barbería Malandrino es de viejas costumbres: navaja afilada en mano para marcar los contornos y trazar las líneas. «Lo que no me gusta de los nuevos barberos es que sólo usan la máquina», protesta. Su experiencia y virtuosidad -desde las trece primaveras barría los suelos de la barbería de su barrio en la ciudad italiana de Bari- bien le han valido clasificarse como uno de los diez mejores barberos del paísen la cuarta edición de los Premios Soy Barbudo.
Davide abrió hace poco más de un año la barbería Malandrino en el barrio de Santa Catalina, en la calle Soler, muy cerca del mercado. Trabaja solo. «Al día cojo entre doce o catorce clientes y le dedico media hora al pelo y otra media a la barba», explica recién llegado de Murcia, donde se celebró la entrega de estos galardones, los más prestigiosos del sector.
Una barbería de Santa Catalina, entre las diez mejores de España
Guillem Bosch
«Un barbero es de peine y tijera», sentenciaDavide Carosella. El propietario de la barbería Malandrino es de viejas costumbres: navaja afilada en mano para marcar los contornos y trazar las líneas. «Lo que no me gusta de los nuevos barberos es que sólo usan la máquina», protesta. Su experiencia y virtuosidad -desde las trece primaveras barría los suelos de la barbería de su barrio en la ciudad italiana de Bari- bien le han valido clasificarse como uno de los diez mejores barberos del paísen la cuarta edición de los Premios Soy Barbudo.
Davide abrió hace poco más de un año la barbería Malandrino en el barrio de Santa Catalina, en la calle Soler, muy cerca del mercado. Trabaja solo. «Al día cojo entre doce o catorce clientes y le dedico media hora al pelo y otra media a la barba», explica recién llegado de Murcia, donde se celebró la entrega de estos galardones, los más prestigiosos del sector.
Una barbería de Santa Catalina, entre las diez mejores de España
Guillem Bosch
«Un barbero es de peine y tijera», sentenciaDavide Carosella. El propietario de la barbería Malandrino es de viejas costumbres: navaja afilada en mano para marcar los contornos y trazar las líneas. «Lo que no me gusta de los nuevos barberos es que sólo usan la máquina», protesta. Su experiencia y virtuosidad -desde las trece primaveras barría los suelos de la barbería de su barrio en la ciudad italiana de Bari- bien le han valido clasificarse como uno de los diez mejores barberos del paísen la cuarta edición de los Premios Soy Barbudo.
Davide abrió hace poco más de un año la barbería Malandrino en el barrio de Santa Catalina, en la calle Soler, muy cerca del mercado. Trabaja solo. «Al día cojo entre doce o catorce clientes y le dedico media hora al pelo y otra media a la barba», explica recién llegado de Murcia, donde se celebró la entrega de estos galardones, los más prestigiosos del sector.
Una barbería de Santa Catalina, entre las diez mejores de España
Guillem Bosch
«Un barbero es de peine y tijera», sentenciaDavide Carosella. El propietario de la barbería Malandrino es de viejas costumbres: navaja afilada en mano para marcar los contornos y trazar las líneas. «Lo que no me gusta de los nuevos barberos es que sólo usan la máquina», protesta. Su experiencia y virtuosidad -desde las trece primaveras barría los suelos de la barbería de su barrio en la ciudad italiana de Bari- bien le han valido clasificarse como uno de los diez mejores barberos del paísen la cuarta edición de los Premios Soy Barbudo.
Davide abrió hace poco más de un año la barbería Malandrino en el barrio de Santa Catalina, en la calle Soler, muy cerca del mercado. Trabaja solo. «Al día cojo entre doce o catorce clientes y le dedico media hora al pelo y otra media a la barba», explica recién llegado de Murcia, donde se celebró la entrega de estos galardones, los más prestigiosos del sector.
Una barbería de Santa Catalina, entre las diez mejores de España
Guillem Bosch
«Un barbero es de peine y tijera», sentenciaDavide Carosella. El propietario de la barbería Malandrino es de viejas costumbres: navaja afilada en mano para marcar los contornos y trazar las líneas. «Lo que no me gusta de los nuevos barberos es que sólo usan la máquina», protesta. Su experiencia y virtuosidad -desde las trece primaveras barría los suelos de la barbería de su barrio en la ciudad italiana de Bari- bien le han valido clasificarse como uno de los diez mejores barberos del paísen la cuarta edición de los Premios Soy Barbudo.
Davide abrió hace poco más de un año la barbería Malandrino en el barrio de Santa Catalina, en la calle Soler, muy cerca del mercado. Trabaja solo. «Al día cojo entre doce o catorce clientes y le dedico media hora al pelo y otra media a la barba», explica recién llegado de Murcia, donde se celebró la entrega de estos galardones, los más prestigiosos del sector.
Una barbería de Santa Catalina, entre las diez mejores de España
Guillem Bosch
«Un barbero es de peine y tijera», sentenciaDavide Carosella. El propietario de la barbería Malandrino es de viejas costumbres: navaja afilada en mano para marcar los contornos y trazar las líneas. «Lo que no me gusta de los nuevos barberos es que sólo usan la máquina», protesta. Su experiencia y virtuosidad -desde las trece primaveras barría los suelos de la barbería de su barrio en la ciudad italiana de Bari- bien le han valido clasificarse como uno de los diez mejores barberos del paísen la cuarta edición de los Premios Soy Barbudo.
Davide abrió hace poco más de un año la barbería Malandrino en el barrio de Santa Catalina, en la calle Soler, muy cerca del mercado. Trabaja solo. «Al día cojo entre doce o catorce clientes y le dedico media hora al pelo y otra media a la barba», explica recién llegado de Murcia, donde se celebró la entrega de estos galardones, los más prestigiosos del sector.
Una barbería de Santa Catalina, entre las diez mejores de España
Guillem Bosch
«Un barbero es de peine y tijera», sentenciaDavide Carosella. El propietario de la barbería Malandrino es de viejas costumbres: navaja afilada en mano para marcar los contornos y trazar las líneas. «Lo que no me gusta de los nuevos barberos es que sólo usan la máquina», protesta. Su experiencia y virtuosidad -desde las trece primaveras barría los suelos de la barbería de su barrio en la ciudad italiana de Bari- bien le han valido clasificarse como uno de los diez mejores barberos del paísen la cuarta edición de los Premios Soy Barbudo.
Davide abrió hace poco más de un año la barbería Malandrino en el barrio de Santa Catalina, en la calle Soler, muy cerca del mercado. Trabaja solo. «Al día cojo entre doce o catorce clientes y le dedico media hora al pelo y otra media a la barba», explica recién llegado de Murcia, donde se celebró la entrega de estos galardones, los más prestigiosos del sector.
Una barbería de Santa Catalina, entre las diez mejores de España
Guillem Bosch
«Un barbero es de peine y tijera», sentenciaDavide Carosella. El propietario de la barbería Malandrino es de viejas costumbres: navaja afilada en mano para marcar los contornos y trazar las líneas. «Lo que no me gusta de los nuevos barberos es que sólo usan la máquina», protesta. Su experiencia y virtuosidad -desde las trece primaveras barría los suelos de la barbería de su barrio en la ciudad italiana de Bari- bien le han valido clasificarse como uno de los diez mejores barberos del paísen la cuarta edición de los Premios Soy Barbudo.
Davide abrió hace poco más de un año la barbería Malandrino en el barrio de Santa Catalina, en la calle Soler, muy cerca del mercado. Trabaja solo. «Al día cojo entre doce o catorce clientes y le dedico media hora al pelo y otra media a la barba», explica recién llegado de Murcia, donde se celebró la entrega de estos galardones, los más prestigiosos del sector.
Una barbería de Santa Catalina, entre las diez mejores de España
Guillem Bosch
«Un barbero es de peine y tijera», sentenciaDavide Carosella. El propietario de la barbería Malandrino es de viejas costumbres: navaja afilada en mano para marcar los contornos y trazar las líneas. «Lo que no me gusta de los nuevos barberos es que sólo usan la máquina», protesta. Su experiencia y virtuosidad -desde las trece primaveras barría los suelos de la barbería de su barrio en la ciudad italiana de Bari- bien le han valido clasificarse como uno de los diez mejores barberos del paísen la cuarta edición de los Premios Soy Barbudo.
Davide abrió hace poco más de un año la barbería Malandrino en el barrio de Santa Catalina, en la calle Soler, muy cerca del mercado. Trabaja solo. «Al día cojo entre doce o catorce clientes y le dedico media hora al pelo y otra media a la barba», explica recién llegado de Murcia, donde se celebró la entrega de estos galardones, los más prestigiosos del sector.
Una barbería de Santa Catalina, entre las diez mejores de España
Guillem Bosch
«Un barbero es de peine y tijera», sentenciaDavide Carosella. El propietario de la barbería Malandrino es de viejas costumbres: navaja afilada en mano para marcar los contornos y trazar las líneas. «Lo que no me gusta de los nuevos barberos es que sólo usan la máquina», protesta. Su experiencia y virtuosidad -desde las trece primaveras barría los suelos de la barbería de su barrio en la ciudad italiana de Bari- bien le han valido clasificarse como uno de los diez mejores barberos del paísen la cuarta edición de los Premios Soy Barbudo.
Davide abrió hace poco más de un año la barbería Malandrino en el barrio de Santa Catalina, en la calle Soler, muy cerca del mercado. Trabaja solo. «Al día cojo entre doce o catorce clientes y le dedico media hora al pelo y otra media a la barba», explica recién llegado de Murcia, donde se celebró la entrega de estos galardones, los más prestigiosos del sector.
Una barbería de Santa Catalina, entre las diez mejores de España
Guillem Bosch
«Un barbero es de peine y tijera», sentenciaDavide Carosella. El propietario de la barbería Malandrino es de viejas costumbres: navaja afilada en mano para marcar los contornos y trazar las líneas. «Lo que no me gusta de los nuevos barberos es que sólo usan la máquina», protesta. Su experiencia y virtuosidad -desde las trece primaveras barría los suelos de la barbería de su barrio en la ciudad italiana de Bari- bien le han valido clasificarse como uno de los diez mejores barberos del paísen la cuarta edición de los Premios Soy Barbudo.
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Una barbería de Santa Catalina, entre las diez mejores de España
Guillem Bosch
«Un barbero es de peine y tijera», sentenciaDavide Carosella. El propietario de la barbería Malandrino es de viejas costumbres: navaja afilada en mano para marcar los contornos y trazar las líneas. «Lo que no me gusta de los nuevos barberos es que sólo usan la máquina», protesta. Su experiencia y virtuosidad -desde las trece primaveras barría los suelos de la barbería de su barrio en la ciudad italiana de Bari- bien le han valido clasificarse como uno de los diez mejores barberos del paísen la cuarta edición de los Premios Soy Barbudo.
Davide abrió hace poco más de un año la barbería Malandrino en el barrio de Santa Catalina, en la calle Soler, muy cerca del mercado. Trabaja solo. «Al día cojo entre doce o catorce clientes y le dedico media hora al pelo y otra media a la barba», explica recién llegado de Murcia, donde se celebró la entrega de estos galardones, los más prestigiosos del sector.
«Un barbero es de peine y tijera», sentenciaDavide Carosella. El propietario de la barbería Malandrino es de viejas costumbres: navaja afilada en mano para marcar los contornos y trazar las líneas. «Lo que no me gusta de los nuevos barberos es que sólo usan la máquina», protesta. Su experiencia y virtuosidad -desde las trece primaveras barría los suelos de la barbería de su barrio en la ciudad italiana de Bari- bien le han valido clasificarse como uno de los diez mejores barberos del paísen la cuarta edición de los Premios Soy Barbudo.
Davide abrió hace poco más de un año la barbería Malandrino en el barrio de Santa Catalina, en la calle Soler, muy cerca del mercado. Trabaja solo. «Al día cojo entre doce o catorce clientes y le dedico media hora al pelo y otra media a la barba», explica recién llegado de Murcia, donde se celebró la entrega de estos galardones, los más prestigiosos del sector.