Las noches electorales suelen prestarse a matices de interpretación. Siempre hay partidos que, pese a perder, aseguran que han ganado o que matizan lo perdido. No fue el caso de anoche. En la part forana, el 28M pasará a la historia por escenificar un cambio de ciclo en dirección conservadora en la mayoría de localidades de la isla.

El PP se erige como la nueva fuerza dominante en los pueblos de Mallorca. Fue ayer el partido más votado en 26 localidades de la isla, frente a las 13 donde dominó en los comicios de 2019, es decir, el doble.

Los populares recibieron buenas noticias por duplicado. Por un lado, consolidaron sus feudos tradicionales y ahí están los ejemplos de Campos, con Francisca Porquer a la cabeza, y Santanyí, con Maria Pons, donde gobernarán con mayorías absolutas aún más cómodas.

Al mismo tiempo, y quizá aún más importante para el PP, los conservadores tienen la posibilidad de arrebatar -Vox mediante- algunos de los principales municipios de la part forana a la izquierda, como por ejemplo Calvià o Marratxí.

Resultó especialmente llamativo el caso del municipio de Ponent, donde el que ha sido alcalde durante los últimos ocho años, Alfonso Rodríguez Badal, era el gran favorito para revalidar la vara de mando. Desconocido en la escena política hace apenas unos meses, el candidato del PP, Juan Antonio Amengual, tiene la posibilidad de ser ahora el nuevo alcalde, para lo cual necesitará pactar con Vox.

Rabasco en Llucmajor

No será éste el único municipio en que el Partido Popular tendrá que aplicarse en la asignatura de pactos postelectorales. Tendrá que negociar en Marratxí, otro de los grandes municipios que pueden pasar a manos conservadoras, así como en Llucmajor, donde las elecciones vuelven a deparar un escenario político complejo por el flanco de la derecha.

Uno de los partidos que puede ser decisivo es s’Ull, la nueva formación con la que ha concurrido un viejo conocido de la política municipal llucmajorera, Joaquín Rabasco, una vez rehabilitado para la vida pública tras sus problemas judiciales. Los socialistas, que en las elecciones de 2019 fueron la fuerza más votada en una quincena de municipios, sólo consiguen ser la lista más votada en ocho municipios, frente a los 14 de 2019.

Los socialistas tienen que rebuscar en la jornada electoral para encontrar buenas noticias. Éstas se reducen a municipios como Inca, donde el alcalde Virgilio Moreno puede reeditar gobierno sumando a Més, y como Pollença, donde el exconseller de Educación Martí March podría hacerse con la vara de mando gracias a los votos de los econacionalistas, de la misma forma que sucede en Algaida.

Més, por su parte, fue ayer la fuerza más votada en siete municipios de la isla, entre ellos sus feudos tradicionales, como Esporles, donde Josep Ferrà logra reeditar la mayoría absoluta de sus antecesores: Miquel Ensenyat y Maria Ramon. Como dato llamativo, Esporles recuperará la oposición de derechas, con la entrada en la corporación de PP y Vox.

Otro de los baluartes de los econacionalistas es Manacor, donde el alcalde Miquel Oliver volvió a ser el candidato más votado y suma mayoría con los socialistas, por lo que aquí no se esperan cambios.

Mientras tanto, El Pi redujo su influjo electoral. El partido regionalista se mantuvo como fuerza con más sufragios en cinco municipios de la isla: Banyalbufar, Costitx, Muro, Petra y Ariany. En los comicios de 2019, El Pi fue el partido más votado en ocho localidades.

Para la historia del 28-M, quedará también el papel meramente testimonial de Podemos y sus confluencias con Izquierda Unida, que pierden por ejemplo su representación en Calvià.

De la misma forma, los comicios ratificaron que Ciudadanos se esfuma de la escena política municipal, donde llegó a tener presencia en algunos de los grandes municipios de la isla.