Hace seis años todo era distinto. En 2017 Francina Armengol llevaba apenas dos años al frente del Consolat de Mar y comenzaba el curso dando su apoyo a Patxi López en las famosas primarias del PSOE frente a Pedro Sánchez y Susana Díaz. El actual presidente del Gobierno, anteriormente defenestrado, había resurgido de sus cenizas y se encaminaba a la cima a bordo de un Peugeot. Armengol recordó el camino del héroe y cambió de rumbo para dar su apoyo a Sánchez.

La relación no era buena, pero ambos se necesitaban. Seis años después era el líder del PSOE quien llegaba a Palma en plena campaña electoral -por la mañana estaba en la sesión de control del Congreso- para apoyar a Armengol en su cometido: conseguir la tercera legislatura consecutiva. El pabellón municipal de Son Ferragut de Palma le recibió bajo la consigna de "presidente, presidente", que fue correspondida por el dirigente socialista: "Quedan escasos días para que vayamos a las urnas. Lo único que pido es que voto a voto, calle a calle, barrio a barrio y ciudad a ciudad hagamos a Francina Armengol de nuevo presidenta del Govern".

Sánchez desató ayer la euforia entre la militancia del PSIB en el gran acto de campaña organizado en el pabellón municipal de Son Ferragut al que acudieron unas 2.000 personas. El presidente del Gobierno llegó a la isla después de visitar Eivissa al mediodía y se acordó de la «gran lucha» de Francina Armengol y Francesc Antich por los intereses de Baleares: «El REB tiene mucho que ver con su empeño». El expresidente del Govern no pudo estar en el mitin, aunque recibió una gran ovación de los allí presentes.

El líder del PSOE aprovechó la visita para anunciar que en las próximas semanas —no especificó cuándo— llevará al Consejo de Ministros la aprobación de los 185 millones de euros para financiar el tranvía de Palma, una de las grandes apuestas del candidato y alcalde, José Hila.

Sánchez llegó al recinto arropado por los principales los dirigentes del partido en las islas y entre gritos de «presidente, presidente». Ofreció un discurso en clave nacional, con algunas referencias contadas a Baleares, para tratar de reivindicar sus logros al frente del Gobierno durante esta legislatura, desde la subida del salario mínimo interprofesional hasta la reforma laboral, cuyo impacto ha sido decisivo en el mercado laboral de las islas.

Aseguró que el presidente norteamericano, Joe Biden, le hizo una «interesante reflexión» durante su visita a la Casa Blanca hace justo una semana: «Durante estos cuatro años lo que hagamos o no hagamos condicionará a las próximas generaciones, porque los próximos 20 o 30 años se están construyendo ahora». El dirigente socialista utilizó esta aportación para hablar de Armengol, Catalina Cladera y José Hila: «Los tres tienen compromiso con unas ideas, empatía y visión de hacia donde quieren llevar a su gobierno».

En distintos momentos de su discurso cargó contra la derecha porque, durante la crisis de 2008, apostaron por los recortes y «deprimir» la economía, lo que provocó un aumento de la desigualdad: «Con una pandemia y una guerra tenemos 1,2 millones de personas más afiliadas a la Seguridad Social».

Unas 2.000 personas acudieron al acto. PSIB

En este sentido, expresó que su Gobierno está «desmontando los dogmas neoliberales», lo que está provocando «rabia y frustración» tanto en el PP como en Vox: «No querían subir el salario mínimo interprofesional ni las pensiones al IPC, además auguraban un otoño caliente con la gente en las calles, y resulta que gozamos con la mejor paz social de toda Europa porque hay dialogo social». Una reivindicación que también hizo suya Armengol.

En su turno, la candidata del PSIB agradeció al líder socialista tanto su visita a las islas como su «trabajo maravilloso» en favor de Baleares: «Siento orgullo cuando veo que va por el mundo y es una persona totalmente respetada y respetable». Expresó que la derecha se quedó «alucinada» con la llegada de los fondos europeos y criticó que tanto PP como Vox «se pusieron de perfil y, de forma indigna, no se dedicaron a buscar soluciones» durante la pandemia, sino que buscaban «intereses electorales».

Asimismo, puso en valor que las islas «nunca habíamos tenido tanto empleo y mejores condiciones laborales», con el foco puesto en la reforma laboral «que ha cambiado nuestras vidas y el futuro de nuestros jóvenes». En esta misma línea, se enorgulleció de haber ayudado a conseguir varios convenios colectivos fundamentales en las islas como el de hostelería porque «el Govern no se ha puesto de perfil, nacimos por y para los trabajadores». Todo ello con un recuerdo especial para los trabajadores del metal, que ayer alcanzaron un preacuerdo para mejorar sus condiciones.

La socialista se acordó, antes de pedir el «voto masivo», de dos acontecimientos que han afectado al PP balear en los últimos meses: la comida de la cúpula actual del partido con José María Rodríguez, condenado por el caso Over, y el almuerzo de Rodríguez con el expresidente del Govern, Jaume Matas, también condenado por corrupción, y viejas espadas de los ‘populares’ en Can Picafort: «Es una falta de respeto a esta sociedad y en estas elecciones nos jugamos retroceder al pasado porque la alternativa es únicamente derogar lo que hemos aprobado juntos».