Més es el partido más fuerte y consolidado del Pacto de Progreso, en cuanto que se erige en el único que tiene garantizado repetir sus números en Mallorca y Menorca (en efecto, este elogio tendrá más adelante su contrapartida). A los ecosoberanistas no les sobra ni un voto, pero solo necesitan los que tienen. Ni siquiera han de preocuparse de que su parroquia vea tan nacionalista a Francina Armengol como a Lluís Apesteguia.
La izquierda balear ha tenido la valentía de avanzar la alianza postelectoral, ya solo falta determinar la geometría de apoyos para no desperdiciar ni un sufragio. Aprenda a votar a Més, Podemos o PSOE, una decisión que ninguno de los socios debiera tomarse a la ligera. Por ejemplo, si el PSOE retrocede uno solo de sus 19 escaños actuales, vuela por los aires el Pacto de Progreso y por tanto la cuota de poder nacionalista.
Hay miles de mallorquines que ya han votado a PSOE, Podemos y Més, indistinta o sucesivamente. Las instrucciones deben centrarse en quienes han demostrado una versatilidad electoral, en lugar de uncirse al yugo del partido único. Hasta la fecha, han seleccionado su opción de acuerdo con la valía real de los candidatos locales o estatales, de ahí que la tropa de Pablo Iglesias coronara el dato hoy insólito de colocarse por encima de los socialistas.
El 28M, los practicantes del voto tridual deben abstraerse de los candidatos y acudir altruistas en auxilio del más necesitado. Si necesitan que se les especifique que Podemos ejerce de eslabón débil de la cadena, es que no han visto ninguna intervención de su candidata.
El votante polivalente de izquierdas ha de plantearse si es capaz de apoyar a Podemos, en su defecto estudiar al PSOE y solo en última instancia acudir al valor refugio de Més. No tiene sentido para los progresistas en general que los nacionalistas bordeen el diputado número cinco, si Podemos no supera el cinco por ciento. El Pacto se basa en renuncias calculadas.
