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Las grandes fortunas desprecian las residencias exprés de Baleares

Diversos profesionales coinciden en señalar que el número de ‘golden visa’ solicitada por inversores extranjeros en las islas es muy limitado

Las ‘golden visa’ han tenido un impacto limitado en el sector inmobiliario de las islas. | GUILLEM BOSCH

Los permisos de residencia por la vía rápida a inversores extranjeros no han cuajado en Baleares. El año pasado el Gobierno otorgó 2.462 de estos permisos para residir en España dos años, prorrogables otros cinco. El Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones no dispone de datos por comunidades , pero diversos profesionales consultados por este diario coinciden en señalar que su incidencia ha sido residual en las islas durante la década que llevan en vigor.

«En los últimos diez años habré intervenido en dos mil compraventas y he gestionado una sola golden visa», destaca Hans Lenz, director General de Engel & Völkers Mallorca Southwest.

Las fortunas europeas no necesitan el visado dorado porque son comunitarios y en Mallorca, recuerda Lenz, la gran mayoría de operaciones inmobiliarias las protagonizan ciudadanos europeos, especialmente alemanes. Resultan más atractivas para inversores extracomunitarios, pero las islas no han estado en su radar. «Hace años fui a Pekín para presentar la golden visa a un grupo de inversores chinos y volví con las manos vacías. Aquí no teníamos los desarrollos urbanísticos a escala que requerían esos clientes», subraya.

Lenz considera que si el Gobierno suprime estos certificados «no va a cambiar nada».

Confirma el escaso interés que despiertan las golden visa entre los ciudadanos chinos Fang Li, presidente de la Asociación China en Baleares (ACHINIB). «No me consta que alguien de mi país las haya solicitado para vivir en Baleares. Sé de uno o dos que hicieron inversiones en locales comerciales en Barcelona, obtuvieron la residencia y más tarde vinieron a vivir a Mallorca», explica Li, que recuerda que a los inversores chinos les interesan más los locales comerciales que las viviendas.

Este empresario regenta una agencia inmobiliaria en Pere Garau. «Hemos recibido consultas, pero no se ha llegado a tramitar ninguna golden visa», manifiesta Li.

Tampoco han resultado atractivas para inversores de Latinoamérica. «En el despacho solo hemos tramitado la visa de dos latinoamericanos, ambos argentinos. Me consta que en Madrid sí hubo más incidencia, sobre todo de colombianos y venezolanos con mucho dinero, pero hace mucho», explica Carolina Quintana, abogada experta en Extranjería.

Esta profesional es partidaria de la supresión de los visados dorados, por su escasa incidencia y por su significado. «Básicamente fomenta las residencias por dinero. Al final se trata de facilitar la entrada de personas por dinero, y ni siquiera tienen la obligación de residir. Con que solo hayan pisado una vez territorio español una vez cada año durante los dos primeros años, se les prorrogaba otros cinco», subraya Quintana.

Tampoco a los británicos les ha seducido esta fórmula después del Brexit. «No me consta que haya habido más movimiento en ese sentido», señala John Lambourne, de la Asociación de Ciudadanos Europeos. El problema, señala, es que sin acceder a un permiso de trabajo no pueden emplearse en un sector turístico en el que faltan trabajadores.

Tampoco han tenido impacto entre las grandes fortunas rusas, ni antes de la guerra en Ucrania, ni durante. «Puede que hace seis o siete años alguno solicitara una residencia con este sistema, pero en los últimos tres años no ha habido nada», indica Sebastià Roig, cónsul honorario de Rusia en Baleares.

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