Isabel Guarch es una mallorquina que nació y creció rodeada de joyas que su madre trabajaba en el taller familiar, es normal que se hiciera diseñadora, gemóloga y se dedique a crear minúsculas obras de arte que llevan a Mallorca por todos los rincones del mundo.

Llamamos a esta sección Dones d’empenta, ¿Se considera una mujer de empuje, emprendedora?

Sí, sin duda, se podría decir que lo llevo en la sangre, lo herede de mi madre, una mujer avanzada en su tiempo que nos saco adelante a mi y a mi hermano emprendiendo su propio negocio de joyería. De alguna forma encontré mi camino y desde entonces no he dejado de emprender continuando su legado.

Cuéntenos sus inicios en la joyería familiar y la historia de ésta.

Se podría decir que nací entre joyas y talleres de artesanos. Mi madre inició su trayectoria en una joyería de unos familiares en Mallorca donde trabajó durante 28 años, después decidió emprender su propia andadura. No fue fácil ya que tuvo que empezar sin ningún recurso, pero algunos fabricantes apostaron por ella y la ayudaron y así poco a poco fue creando su propia marca. Ya han pasado 32 años desde que me incorporé a la empresa familiar. Primero formándome, estudié diseño en París y me licencié como gemóloga y especialista en diamante. A los pocos años lancé mi propia colección inspirándome en una pieza muy tradicional en Mallorca, la cruz de calatrava, dándole un nuevo aire más moderno y actual, combinándolo con diferentes materiales de forma que pudiera lucirse con un estilo más “casual”. Después del éxito de esta primera colección han llegado otras como el rosetón de la catedral o el real mallorquín, la primera moneda que se acuñó en Mallorca en el siglo XII, así hasta 20 colecciones diferentes. Todas ellas creadas después de un proceso de investigación, siempre buscando que cada pieza tenga una historia que contar. Rodeada de un gran equipo que me ha ayudado a dar a conocer mediante una estudiada comunicación todas estas colecciones y la marca que hay detrás. Sin toda esta labor de creatividad, comunicación y una buena gestión del negocio a nivel empresarial no hubiera sido posible llegar a donde estamos.

Cuando releva a la anterior generación, ¿cuáles son los principales cambios que establece?

Sin duda apostar por diseños que hablan de Mallorca, del Mediterráneo, de nuestra cultura e historia. Es apasionante.

¿Cómo definiría sus trabajos de joyería? ¿Cuál es su principal diferenciación y el secreto de su éxito?

Mis clientes me dicen que los diseños son diferentes, que tienen un sello, que se identifica mi estilo en cuanto las ven. Son joyas fáciles de llevar, que se adaptan al estilo de la mujer que las lleva, me gusta pensar que son como un perfume que se hace único dependiendo de la persona. Sobre todo, me gusta jugar con los colores. Siento una especial atracción por el color y se puede ver en cada uno de mis diseños, las gemas de color tienen una especie de imán para mí. También me gusta mucho crear en colaboración con otros artistas, es muy enriquecedor, mi última colaboración junto a Domingo Zapata, artista mallorquín que me llevó a desfilar en la pasarela de la Fashion Week de Nueva York fue una experiencia increíble.

Como en todas las áreas entendemos que la crisis sanitaria habrá afectado a su negocio. Indíquenos en qué aspectos.

He tenido que tomar muchas decisiones, muchas de ellas muy difíciles en muy poco tiempo. En estos casos la rapidez es fundamental porque esperar a ver qué pasa no es una opción. Muchos de los proyectos que tenía en marcha deberán esperar hasta que recuperemos una cierta normalidad. Pero también me ha servido para darme cuenta de muchas cosas que no valoras en el día a día, ya que vamos siempre a la carrera. Lo que más valoro ahora es el trato directo con mis clientes y con mi equipo, el contacto humano.

Estos días reabre su tienda de Plaça del Mercat, con un nuevo concepto, Atelier, coméntenoslo. 

L’atelier no es solo un espacio dedicado a adquirir bellas joyas, es un lugar de encuentro, un proyecto especial, un lugar donde puedes redescubrir la marca. Hemos pensado en todos los detalles para que el momento de adquirir una joya se convierta en una experiencia para los cinco sentidos, desde el nuevo diseño del espacio, la música, el aroma. Con un trato muy personalizado pero abierto a todos, los clientes tienen la opción de solicitar una cita previa si lo desean contactando con nosotros con antelación o bien visitarnos cuando lo deseen dentro de nuestro horario de apertura. Lo que quiero conseguir en cualquier caso es que el cliente que entra en l’atelier desconecte por un momento del exterior y disfrute de la experiencia.

A lo largo de su carrera el hecho de ser mujer, ¿le ha ayudado, le ha perjudicado? 

Ni una cosa ni la otra, siempre he sentido que he tenido un trato por igual.

¿Es su profesión machista? ¿Hay tanto hombres como mujeres al frente de este tipo de negocios?

Siempre he tratado con hombres artesanos, desconozco por qué, pero en cuanto a otros servicios relacionados con el sector diría que hay tantos hombres como mujeres.

Conciliación, palabra hoy muy en boga, ¿cómo la lleva?

Muy bien. Somos una piña, tanto mi marido como mis hijos siempre me han apoyado. Tengo muy claro que si no hubiera sido así jamás hubiera llegado hasta aquí. Me gusta compartir con ellos los proyectos que tenemos en marcha, los logros… y en cuanto es necesario también se implican y ayudan, es definitivamente una empresa familiar. Para mí es fundamental tener un equilibrio, si mi familia no está bien, yo no estoy bien, en cambio cuando todo funciona puedo pensar, crear, soñar en emprender.