Acompañar desde el afecto

Atraer, retener, secuestrar, motivar, acompañar o promocionar talento es la clave para el desarrollo de las organizaciones. El afecto en la empresa no es un tema blando e intrascendente, sino un factor de primer orden en la búsqueda no solo de la excelencia en el servicio, sino en el bienestar propio y ajeno de las personas que interactúan en la misma. Cuando se habla de afectividad, y en general de emociones, debemos tener en cuenta siempre el contexto, un planteamiento muy útil porque hablamos de la afectividad adaptándonos a cada situación, cada momento y a cada persona.

Aclaremos primero que hablamos de afecto y no de amor, y aunque todos sabemos lo que es, y lo hemos experimentado, no resulta siempre tan sencillo como parece poder darle una buena definición, consideremos al afecto aquella disposición que tenemos las personas hacia otra persona o hacia otra situación, vamos a relacionar el afecto con un sentimiento de unión hacia el otro. Cuando hablo de acompañar desde el afecto, hablo de establecer relaciones en las organizaciones que vayan más allá de procesos y procedimientos, de establecer lazos que permitan interactuar a las personas que forman parte de las organizaciones con confianza, y como una necesidad dentro del ciclo de la vida profesional, cuando un trabajador establece una relación de confianza con sus compañeros o responsables, contribuye un apoyo fundamentar además, para poder sobrellevar las presiones del día a día o el estrés.

Para lograrlo debemos tender puentes entre los equipos, no solo entre los componentes de cada área, sino también entre las diferentes áreas, para así poder ampliar las posibilidades de que el profesional establezca relaciones sólidas y duraderas.

Poner relaciones afectivas, para que sean más efectivas las organizaciones, no es de todo complicado ni complejo, como todo en esta vida tiene una gran parte de querer. Yo aquí os dejo mi decálogo para establecer relaciones afectivas:

  1. Aceptar al otro tal y cómo es… habitualmente intentamos hacer al otro a nosotros mismos cometiendo el error de querer cambiarlo, acompañar desde el afecto, se trata de aceptarlo y acompañarlo para ayudarlo a crecer, si imponer aceptando lo que nos ofrece… buscando el buen encaje.
  2. Preguntar al otro… Estamos acostumbrados a asumir situaciones que no se van a dar, con coletillas como “esto aquí es imposible”, “no lo harán nunca”, “Siempre igual”, “no va a ser capaz”… debemos partir de las necesidades reales de las personas y no de lo que nosotros creemos que necesitan, o interpretamos que necesitan. La clave que siempre me funciona es contar con sus expectativas. Aunque parezca muy lógico que alguien tenga sed, si manifiesta no tenerla nadie es quién para decirle que debe beber agua. Si contamos con lo que las personas creen que necesitan y establecemos un ritmo medio entre aquellos que necesitan más y aquellos que necesitan menos, ya estaremos pintando un terreno de juego prejuicioso. Como herramienta clave para el acompañamiento afectivo tenemos la pregunta poderosa, pregunta y no supongas.
  3. No se trata de convencer, se trata de acompañar… la mayor parte de nuestro día nos lo pasamos convenciendo al otro de nuestro argumento, el acompañamiento afectivo es un diálogo fácil y cómo donde todos opinan con libertad, pudiendo argumentar, de esta forma entenderemos todos los puntos de vista consensuando una solución de la situación en la que todos estamos comprometidos.
  4. Escuchar para responder… y no responder sin escuchar, en la mayor parte de las conversaciones que se dan en nuestro día a día escuchamos menos de lo que pensamos, sino que esperamos a que el otro acabe para responder lo que queríamos sin tener en cuenta lo que el otro nos ha dicho. Tomemos tiempo en escuchar para dar la respuesta a lo que el otro nos dice.
  5. Utiliza tus recursos… No te conviertas en alguien que no eres, utiliza tus recursos para ser la mejor versión de ti mismo, si eres tímido, sé tímido, pero sé un tímido que se comunica. Usa y potencia lo que eres, la gente quiere versiones originales y no copias ni réplicas

Acompañar desde el afecto es coger de la mano y no soltar, acompañar desde el afecto es transformar desde dentro y con todos, acompañar desde el afecto es equilibrar mis ritmos con sus tiempos y mis tiempos a sus ritmos, cuanto más profundices en esto pasaremos antes del “que espero, al que esperamos” y de “mis expectativas a las del equipo”.