La cantidad de contenido que hoy en día se genera no es ni medio normal. La creación de un álbum de fotos hace unos 30 años podría llevar perfectamente varios años de actividades y eventos. En la actualidad, una tarde mínimamente festiva puede dar lugar a un centenar de fotografías y varias docenas de vídeos. Todo ello en alta definición y con montones de filtros.

Esa sensación se ve corroborada en la cantidad de contenido generado cada minuto en Internet. Según Statista, en 2021 cada minuto 65.000 usuarios de Instagram compartían fotografías, se publican 575.000 tuits en Twitter o se visualizaban 694.000 horas de vídeo en YouTube.

Lo dicho, no es ni medio normal.

Obviamente, esa vorágine por crear contenido y consumirlo ha sido generada en buena parte gracias al nacimiento de Internet en primer lugar, la mejora de las comunicaciones móviles en segundo lugar y la creación y abaratamiento de dispositivos móviles (teléfonos inteligentes, principalmente) que permiten capturar y compartir todos esos textos, fotos, vídeos y demás piezas de contenido.

Ahora bien, eso también tiene sus consecuencias negativas, y eso solo pensando en la vertiente legal. Me refiero a la copia de nuestro contenido por parte de un tercero y sin autorización nuestra.

En ocasiones esa copia busca aprovecharse de nuestra mejor reputación, del trabajo bien hecho o de un contenido viralizado que todos quieren aprovechar. La cuestión que surge es: ¿cómo puedo denunciar eso cuando ocurre?

Existen muchas vías legales que pueden llegar a ser exitosas pero que también suelen ser más lentas y costosas. Por otro lado, las redes sociales en general se toman bastante en serio la copia de contenido ajeno, especialmente si implican derechos de marca o información confidencial de terceros, de modo que tienen canales exclusivamente dedicados a ello y un tiempo de respuesta muy eficaz.

Además, tienen la ventaja de ser muy rápidos (normalmente más que los métodos tradicionales) y el costo inferior. Y todo ello para denunciar desde textos a fotografías, dominios, pasando por logos, dibujos, imágenes, localizaciones, vídeos u otro tipo de creaciones y datos.

Por tanto, ahí van los distintos canales y rutas a seguir en las redes sociales más populares cuando se quiere denunciar un contenido copiado por tercero sin haberlo autorizado nosotros y con tres consejos para hacerlo lo más efectivo posible legalmente:

  • Si se reclama con un título de marca bajo el brazo, por ejemplo en relación a un logotipo o el nombre de un producto o servicio, la efectividad suele ser muy alta.
  • Hay que leer bien y tener paciencia al buscar el innumerable laberinto de páginas de ayuda y enlaces que suelen tener las redes sociales. Hay que reconocer que no siempre es fácil encontrar el enlace correcto.
  • Ser precisos con los pasos indicados. Normalmente todos estos sistemas de reclamación están automatizados y la intervención humana es relativamente escasa. Por tanto, mientras más y mejor se sigan los pasos indicados, más posibilidades de éxito y menos personas con las que luego hablar o intentar contactar (lo que además nunca es fácil).

Dicho esto, ahí van los canales o enlaces para denunciar infracciones de propiedad intelectual o industrial (algunas, como Snapchat, solo aceptan reclamaciones en inglés ahora mismo):

Instagram

Facebook

WhatsApp

YouTube

Google

TikTok

Snapchat

Pinterest

¡Suerte con ello!