Quienes nos dedicamos a temas energéticos sabemos a ciencia cierta que, más pronto que tarde, asistiremos a un nuevo episodio de colapso energético o lo que es lo mismo a periodos de crisis económica y conflictividad social. Existen muchas posibles circunstancias para que ello suceda, pero una sola razón principal: la dependencia energética exterior.

No hace falta ser un experto en geopolítica ni en energía para darse cuenta de que países son inmensamente ricos gracias al petróleo y el gas y cuales están perdiendo su competitividad por la obligada importación de ambos recursos fósiles. Basta para ello con ser un simple aficionado al fútbol y mirar las previas del partido entre los dos grandes clubes “estado”, repletos de rutilantes estrellas gracias a sus petrodólares. Así es, hoy en la Champions se enfrentan el PSG y el Manchester City o lo que es lo mismo Qatar contra Abu Dhabi en una demostración a escala mundial de su poderío económico directamente vinculado a la emergencia energética que sufre Europa.

Al margen de esta evidente transferencia de riqueza a los países productores, cabe explicar que en esta nueva crisis confluyen todos o casi todos los elementos negativos posibles: Elevación del precio del gas, el carbono y el carbón, reducción por Rusia de sus índices de exportación habituales, cortes en centrales nucleares, condiciones meteorológicas extremas que implican mayor demanda ya sea por calefacción o refrigeración, disminución de la producción eólica y por último la progresiva recuperación económica post-COVID que implica un sustancial incremento de la demanda energética. ¿Qué podemos hacer ante esta tormenta perfecta?

Según Dimitri Vergne, responsable de la Organización Europea de Consumidores (BEUC) “debemos acelerar al máximo el cambio a un sistema energético renovable, ya que si nos fijamos la electricidad basada en la energía eólica y solar ha mantenido precios estables. El problema son los picos del gas natural y la gasolina. Asimismo, los consumidores deben saber que el gas y el carbón tienen un precio muy superior que las renovables para producir electricidad”.

En la misma línea Frans Timmermans, Vicepresidente de la Comisión por el Green Deal europeo, manifestó recientemente que “es irónico que si Europa hubiese aprobado el acuerdo verde cinco años antes no estaríamos en esta situación porque nuestra dependencia del gas sería muy inferior”. Se hace evidente, por tanto, que todas las voces autorizadas señalan unánimemente en la misma dirección: Renovables y Soberanía energética.

No es casual, según todo lo anterior, que gran parte de los Fondos Next Generation estén predestinados a nuevas infraestructuras de producción energética renovable. Si existe urgencia por la masiva implantación de nuevas centrales solares en la Europa continental a pesar de contar con interconexiones eléctricas internacionales, en las denominadas regiones aisladas o periféricas – como la nuestra – la urgencia es absoluta.

Tanto es así que Bruselas no ha escatimado esfuerzos por impulsar el concepto islas 100% Renovables, ya sea con ayudas FEDER o el Programa específico NESOI ( New Energy Solutions Optimised for Islans ) y como refuerzo definitivo los fondos NEXT GENERATION.

A fecha de hoy los ciudadanos de Baleares nos enfrentamos al gran reto de garantizar nuestra sostenibilidad y resiliencia. En estos momentos contamos tan solo con un 5% de penetración renovable en nuestro sistema eléctrico, pero contamos con las herramientas y las ayudas necesarias para apoyar sin fisuras - institucional y socialmente - a todos aquellos proyectos que nos permitan mejorar nuestros indicadores energéticos.

Europa nos impulsa. Seamos responsables – también -- por la Next Generation.