¿Promete decir la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad?… Y como de verdad se trata, está claro que la sinceridad es una cualidad muy valorada. Cuando hablamos de éxito en el trabajo, mencionamos valores como liderazgo, equidad, compañerismo, trabajo en equipo.. y todos ellos son valores cimentados por la sinceridad. Ser sincero en el ámbito profesional refuerza sin lugar a duda la credibilidad.

Si tenemos en cuenta su significado, debemos partir de la base que la sinceridad es la cualidad de obrar y expresar con verdad, sencillez y honestidad, sin fingimientos o segundas intenciones. Y aquí dejemos claro que cuando uno intenta ser sincero debe fundamentarlo sobre el respeto tanto con los demás como con nosotros mismos. Al fin y al cabo, la sinceridad nos permite expresarnos libremente y sin dobleces. Pero a veces esa virtud se convierte, cuando es en exceso, en algo dañino, cuando decimos la verdad sin prudencia y sin límites, sin tener en cuenta lo que siente la otra persona es donde pasamos de la sinceridad al SINCERICIDIO.

En definitiva, la sinceridad y la confianza son valores que se agradecen en los equipos, pero no se trata de decir todo lo que pensamos ya que los pensamientos de una persona no son la verdad absoluta. Hay un proverbio árabe que dice “si lo que vas a decir no es más bello que el silencio, NO LO DIGAS”, pero la verdad tiene que servir para construir y no para destruir al otro, cuando no existen filtros a la hora de decir las cosas lo único que se consigue son conflictos que no hacen más que enturbiar el buen ambiente y la buena convivencia. Cuantos equipos de trabajo se ha roto o visto resentido por esta verdad o sinceridad de la que estamos hablando. Encontramos dos a razones por las cuales hay personas excesivamente sinceras o sincericidas:

  • La primera que existe una mala intención detrás de lo que uno está diciendo o escuchando… esta primera opción, la voy a obviar porque creo en la buena fe de las personas… así que voy directamente a la segunda razón...
  • La segunda razón que por la cual una persona se convierte en sicericida puede ser la baja inteligencia emocional, personas que les cuesta entender, gestionar y aceptar las emociones de los demás y las propias.. por lo tanto les cuesta ver las consecuencias de las palabras… o en este caso de las verdades.

¿Se trata entonces de cambiar la verdad por la mentira? ¿O tendríamos que mentir para no herir? En un entorno profesional, encontramos que el ambiente laboral y la satisfacción del personal está muy relacionado con la forma de relacionarse, por lo tanto quizás debemos aprender, para convertir nuestras empresas en lugares óptimos para el trabajo, no a mentir, sino que debemos aprender a escoger la información que debemos transmitir y hacerlo de una forma adecuada, ser capaz de transmitir la verdad con inteligencia, motivada por la buena intención para convertir la verdad en un acto productivo. Debemos aprender a callar lo que hace daño al otro e incorporar nuevas formas de decir lo mismo de una forma diferente

Por ello es tan importante la formación en inteligencia Emocional de nuestros equipos, dotarlos de las herramientas necesarias para entender, expresar, gestionar y controlar lo que sucede

No se olvide que la prudencia también es otra virtud, y practicarla es una cualidad que denota actuar con cuidado y cautela, por lo tanto, no se olvide, como ya hemos hablado en otros artículos que debemos familiarizarnos con el vocabulario emocional. Formarse en Inteligencia emocional , en definitiva liderar un equipo con mayor éxito.