España se posiciona en el tercer puesto a nivel mundial en cuanto a número de startups pertenecientes al sector agrotech. Con 750 empresas de este tipo, estamos a unos pasos de alcanzar a Israel con casi 800 y dos puestos por detrás de Estados Unidos, con 1.200 startups de agrotecnología. “Tenemos mucho desarrollo tecnológico, con 40 verticales distintos que se pueden aplicar a la agricultura, ganadería y pesca; teniendo esta cantidad de oferta no hay excusa para la digitalización”, asegura Ivan Lütolf, presidente y fundador de AgroTech España. 

Entonces ¿qué falla? A juicio del experto, en nuestro país el dinero público se dedica a la digitalización de agricultores y ganaderos pero no existe ninguna partida dedicada a las empresas proveedoras de estas tecnologías. Pone como ejemplo Francia, donde se tienen identificadas 250 startups de este sector y, según explica Lütolf, hace poco más de dos meses el Ministerio de Agricultura francés anunció una partida de 200 millones de euros para invertir en las agrotech en los próximos cinco años. “Viendo el escenario, en unos años vamos a tener una desventaja competitiva muy grande. Para digitalizar el sector hay que tener unos proveedores y eso lo tienen estas empresas”. 

La agroalimentación es el presente

Además de esta falta de apoyo a las empresas de agrotecnología otro de los problemas que se contempla en el sector es “el envejecimiento de la población rural y la falta de relevo generacional debida a la falta de interés por parte de los jóvenes, ha venido restando en el avance del sector”, explica Álvaro Fernández-Blanco Barreto, veterinario y director técnico del Área de Ganadería de Substrate AI, una de las startups españolas que se dedican a llevar Inteligencia Artificial para cuidar al animal y mejorar la producción de leche en las granjas. 

En esto coincide el presidente y fundador de AgroTech España y hace hincapié en hacer ver a este colectivo que “la agroalimentación no es el futuro, sino el presente. Si seguimos diciendo que es el futuro nunca se preocuparán por conocer la importancia y las bondades de la digitalización”, explica, y este desconocimiento hace que la inversión en tecnología se vea como una pérdida de dinero, “la gente no se gasta el dinero en algo que no conoce por lo que una herramienta que le agilizaría el trabajo y que cuesta 3.000 euros no lo ven como una inversión. En cambio, un tractor por 200.000 euros sí”, añade Lütolf. 

Pero, ¿qué problemas podrían presentarse si este sector se queda atrás respecto a otros países? Lütolf pone otro ejemplo: Holanda o los Países Bajos. Unas regiones que “no mucho más grandes que Cataluña” y una producción mucho más aventajada que la de España. 

En la actualidad todo está relacionado con los datos. Los propios consumidores quieren saber toda la información de los productos que consumen y los compradores al por mayor no invertirán en algo que no tiene un nivel medio de digitalización. 

Para conseguir una digitalización real en el sector, Barreto cree que “es imprescindible acercarla a las personas en su día a día mediante modelos adaptativos, sencillos y directos, que eviten la costosa interpretación de resultados”.

Por su parte, Lütolf asegura que “si no te vas a digitalizar en 5 años, vende tu explotación hoy. Si no vas a apostar por la tecnología tu empresa va a valer mucho menos. No hay plan B. Además unido a los ODS, las regulaciones están comenzando a obligar a notificar ciertas medidas y controles y todo eso se hace a través de la tecnología y los datos”.