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Bancos

Asturias, segunda región en la que más aumentará la concentración bancaria si se fusionan Sabadell y BBVA

El Principado es la zona más sensible tras Cataluña según un estudio realizado en el anterior intento de control del grupo catalán por el vasco | Si se unen ambas entidades, los tres mayores grupos sumarán el 70% del ahorro y del crédito en España

Fusión BBVA y Banco Sabadell. Agencias

Asturias será la segunda región, solo por detrás de Cataluña, en la que más se incrementará la concentración bancaria en el caso de materializarse la fusión por absorción del Banco Sabadell por el BBVA, según un informe elaborado por la sociedad Analistas Financieros Internacionales (AFI) a fines de 2020, cuando se produjo el anterior intento de anexión de la entidad catalana por el grupo de origen vasco.

La estimación se formuló de acuerdo con el índice el Herfindahl-Hirschman (IHH), que atribuye un valor 0 a un mercado de infinitos competidores y 10.000 a una situación extrema de monopolio. Según el estudio, la unión de BBVA y Sabadell (los dos, con implantación relevante en el Principado), junto con la integración de Caixabank y Bankia –que sí se llevó a efecto, pero que tuvo escasa repercusión en Asturias por la baja implantación de la segunda de ambas entidades– entrañaría un aumento 363 puntos en el índice de concentración del sector en la región.

Este grado de convergencia sólo sería menor que el avance de 714 puntos en la comunidad catalana, feudo principal del Sabadell y Caixabank, y donde el BBVA absorbió desde 2012 a seis antiguas cajas de ahorro catalanas (entre ellas Caixa Catalunya, la segunda más relevante de la región, y Caixa Sabadell) y Bankia integró la antigua Caixa Girona. La tercera región con mayor incremento de la consolidación sectorial sería, con un aumento de 267 puntos, la Comunidad Valenciana, donde Sabadell se hizo con el control de la antigua caja alicantina CAM, Caixabank asumió Banco de Valencia y Bankia había incorporado a la caja valenciana Bancaja.

El efecto relevante que tendría la eventual unión de BBVA y Sabadell en la composición y diversidad del mercado bancario asturiano se explica por el gran peso de ambas entidades en el territorio, donde BBVA es sucesor del Banco Asturiano de Industria y Comercio y el Sabadell engulló de modo sucesivo a los bancos Asturias y Herrero.

Con posterioridad al estudio de AFI se produjo la absorción del asturiano Liberbank por el andaluz Unicaja, pero esta operación apenas modificó el grado de concentración bancaria en el Principado, dado que la entidad malagueña solo tenía un par de oficinas en el Principado

La gran concentración bancaria que se produjo en España desde la crisis financiera de los años 70, y sobre todo a partir de la de 2008, ha llevado al sector a una reducción portentosa de operadores. Entre los años 70 y primero 80 se vieron afectados por la crisis financiera 56 de los 110 bancos existentes en el país, 23 cajas rurales y algunas cajas de ahorros. Luego, desde fines de los 80 y a lo largo de los 90, se produjo la danza de grandes fusiones bancarias, algunas forzadas por situaciones de debilidad causadas por la anexión de entidades menores con problemas en el empeño por liderar el "ranking" del sector a cualquier precio y otras por búsquedas de tamaño para ganar eficiencia y protegerse en un mercado único europeo que se temió que pudiera entrañar un desafío transfronterizo que luego no tuvo un efecto tan relevante para la pervivencia de los mercados nacionales como el que se sospechó.

En ese tiempo se produjeron las integraciones de los bancos Bilbao y Vizcaya (con la posterior asunción de Argentaria), la de Central e Hispano Americano (más tarde anexionados por el Santander) y la toma de control de Banesto por el Santander. Todo ello hizo saltar por los aires la tradicional competencia de los "siete grandes", reducidos desde entonces a tres: Santander (con su participado Banesto, que siguió moviéndose con relativa autonomía), BBVA y, a más distancia, Popular.

En esos años hubo también una "revolución" silenciosa en las cajas de ahorros. Las 76 existentes en 1991 se redujeron a 45 en 2000 como consecuencia de trece procesos de fusión protagonizadas en ese decenio por 31 entidades.

La simplificación del mapa bancario aún se extremó más desde 1995 con el gran proceso de consolidación que lideró Banco Sabadell en el segmento de la banca mediana: se hizo con oficinas de Citibank y con el control de NatWest Bank España, Banco de Asturias, Banco Herrero, Atlántico y Urquijo.

La crisis financiera de 2008, que en España golpeó al sector de modo dramático a partir de 2010, constituyó un terremoto para las cajas de ahorros. De las 45 existentes entonces, hoy sobreviven como tales dos (Caixa Pollença y Caixa Ontiyent), las únicas a las que, por su implantación local, no se las forzó a traspasar sus negocios a bancos de nueva creación. Las antiguas cajas, reconvertidas en fundaciones bancarias, controlan hoy cuatro entidades bancarias: Caixabank, Unicaja, Kutxabank e Ibercaja. El resto desaparecieron o perviven como meras fundaciones con participaciones no determinantes en los bancos que engulleron sus negocios financieros.

La crisis de 2010 también supuso una simplificación contundente del mapa de las cooperativas de crédito, caso –entre otras– de las cajas rurales. De las 81 existentes en 2007 hoy perviven 62.

La banca no quedó al margen del terremoto. Además de las cuantiosas ampliaciones de capital que acometieron –las cajas carecían de esa opción, lo que forzó la asfixia de muchas de ellas–, Santander salió en auxilio de sus participados Banif y Banesto absorbiéndolos; el Popular integró al Pastor y a Citibank España; Sabadell se quedó con Guipuzcoano, y en 2017 se derrumbó el Popular (el cuarto grupo del país), que desapareció diluido en el Santander. Los bancos Gallego y Valencia (filiales de cajas de ahorros) pasaron a Sabadell y Caixabank.

En ese contexto surgió Abanca como nuevo actor consolidador del sector. La compra del banco gallego Etcheverría en 2012 por el grupo Banesco, propiedad del banquero astur-venezolano Juan Carlos Escotet, y la toma de control al año siguiente por este operador de Nova Galicia Banco (sucesor de Caixa Galicia y Caixa Nova), alumbró un actor muy beligerante que desde entonces anexionó al Etcheverría, Banco Caixa Geral (filial española del portugués Caixa Geral de Depósitos), el vasco Bankoa y Targobank. Por el camino intentó en dos ocasiones quedarse con Liberbank, finalmente integrado en Unicaja en 2021, e intentó hacerse con la filial española de Deustche Bank.

De los diez bancos significativos que hoy concentran el negocio de la banca y de las desaparecidas cajas de ahorros solo Bankinter ha permanecido al margen de las fusiones.

Este seísmo ha supuesto que el sector bancario español haya protagonizado una de las reducciones más drásticas del número de competidores en la eurozona.

El grado de concentración alcanzado no está desligado de que España sea de los países europeos que menos remuneran el pasivo desde que el 21 de julio de 2022 se inició en la eurozona –por vez primera desde 2011– la senda de subida de tipos oficiales de interés.

El poder de mercado de los grupos bancarios supervivientes se ha visto reforzado a medida que se simplificaba de modo acelerado el número de operadores. Pero que haya sido el cuarto país más beligerante desde la creación del euro en 1999 en la concentración bancaria no significa que supere los niveles que los reguladores podrían juzgar peligroso para el libre mercado (España ocupa el 12.º puesto de los 26 países de la UE) y más cuando la banca virtual ha abierto un abanico de nuevas opciones. Ahora, el nuevo movimiento de BBVA sobre Sabadell, que supondría la unión del segundo y cuarto bancos, y que daría lugar al segundo grupo bancario de capital español (tras el Santander) y al primero por cuota de mercado en España, forzará, de llevarse a cabo, el escrutinio por los organismos de Competencia, que deberán evaluar en qué medida cabe hablar de oligopolio o, si como dice la patronal bancaria AEB, sigue habiendo «mucha competencia».

UGT y CC OO, Sumar y algún dirigente del PP (Carlos Mazón, presidente de la Comunidad Valenciana) han alertado, al igual que alguna organización empresarial y cameral, del riesgo que pudiera entrañar para el mercado que solo tres entidades (Santander, Caixabank y BBVA) pasasen a controlar más del 70% de los depósitos y de los préstamos del país.

El otro temor tiene que ver con los nuevos ajustes laborales que conllevaría la operación y con el riesgo de más cierres de oficinas y de cajeros automáticos, y la amenaza de que prosiga la denominada exclusión bancaria, que deja sin prestación del servicio presencial a numerosas zonas rurales y en ocasiones urbanas.

De las 45.624 sucursales que había en 2008 en España hoy quedan 17.679. Ha desaparecido el 61,25%. Sin ser la comunidad más afectada, Asturias ha pasado en los últimos cinco años de 655 a 458, un recorte de un tercio. Y 12 de los 78 concejos carecen de oficina bancaria, aunque está lejos de ser de las regiones más damnificadas. Con el 2,12% de la población española, Asturias concentra el 2,59% de las sucursales del país.

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