La banca española vuelve a arrastrar los pies en la remuneración de los depósitos en comparación con la mayoría de sus homólogas europeas. Los bancos del país se comprometieron a pagar a los hogares un 1,41% de media en los contratos suscritos en abril, apenas una décima más que en marzo. Ello provocó que sean ya los sextos que menos retribuyen estos productos financieros a plazo de los 20 sectores financieros de la zona euro, un puesto por debajo del que ocupaban al cierre del año pasado al haber sido superados por los irlandeses. Solos los griegos, croatas, portugueses, eslovenos y chipriotas ofrecieron un tipo inferior, según los datos publicados este lunes por el Banco Central Europeo (BCE).

En el extremo opuesto aparece la banca de países como Italia (3,08%), Francia (2,95%), Lituania (2,68%), Estonia (2,66%) o Bélgica (2,65%). El interés de los nuevos depósitos a los hogares españoles en abril, así, estuvo de nuevo notablemente por debajo de la media europea (2,27%) y, de hecho, la diferencia entre ambos tipos se ha ensanchado desde el cierre del año pasado (de 0,8 a 0,86 puntos). Por ponerlo en perspectiva, al cierre del 2021, antes de que comenzase la subida vertiginosa de los tipos oficiales para combatir la espiral inflacionista, la diferencia era de apenas 0,17 puntos.

Tras meses en encefalograma plano pese a este encarecimiento del dinero, la remuneración de los nuevos depósitos a plazo a los hogares dio un cierto síntoma de activación en marzo, al saltar del 0,89% al 1,31%. Sin embargo, en abril volvió a registrar un crecimiento nimio, por más que el 1,41% sea el nivel más elevado desde principios de 2014. Además, el conjunto de depósitos a plazo contratados por las familias tiene un interés medio de apenas el 0,7% debido a la lenta subida del tipo de los nuevos depósitos, frente al 1,61% medio de la zona euro.

Mucho más barato

Pero aún es más, la inmensa mayoría del dinero que las familias tienen guardado en los bancos se remunera con un pírrico 0,1%. Así, de los 986.408 millones de euros que tenían los hogares en los bancos en abril, el 92,4% (911.685 millones) estaba en cuentas corrientes a la vista al citado 0,1%. Apenas un 7,6% (74.723 millones) estaba en depósitos a plazo con el tipo medio del 0,7% (el interés del saldo es más bajo que el de las nuevas operaciones porque la mayoría de los productos fueron contratados en momentos en que las entidades no pagaban nada o casi nada). 

En 2014, cuando los tipos de los nuevos depósitos a plazo estaban al mismo nivel que ahora, las familias tenían 755.461 millones repartidos a partes casi iguales entre cuentas corrientes (que se pagaban al 0,17%) y depósitos a plazo (1,39%). Remunerar el pasivo de sus clientes, por tanto, es ahora mucho más barato para los bancos que entonces. En un informe de hace unos días, el Banco de España estimaba, precisamente, que el sector se ahorró 3.250 millones de euros el año pasado por subir el tipo de los depósitos considerablemente menos de lo que hubiera sido esperable en función de la experiencia histórica.

La otra cara de la moneda es el tipo de los créditos, como suele esgrimir la banca para defender la menor remuneración de los depósitos respecto a la zona euro. España, así, fue en abril el séptimo país de los 20 de la unión monetaria donde las nuevas hipotecas presentaron un tipo medio más bajo, con un 3,48% que de hecho bajo ligeramente respecto al 3,55% de marzo. Eso sí, la diferencia entre los tipos de las hipotecas y los depósitos, que mide la rentabilidad que las entidades obtienen de sus clientes, sigue moviéndose en zona de máximos históricos, al superar los dos puntos porcentuales.