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Entre el 1 de agosto y el 31 de marzo

España redujo un 11% su consumo de gas este invierno

La tasa estaría por debajo del objetivo “voluntario” del 15% de reducción acordado con Bruselas, pero el Gobierno defiende que hay que descontar el gas que se usa para exportar electricidad

España redujo un 11% su consumo de gas este invierno.

España redujo su consumo de gas en un 11% con respecto a la media de los últimos cinco años entre el 1 de agosto de 2022 y el 31 de marzo de 2023 hasta un total de 232.430 gigavatios-hora (GWh), según los datos publicados por Enagás. Esta tasa está por debajo del 15% de ahorro “voluntario” acordado por los Veintisiete países de la Unión Europea este verano. Pero sirve para poner final a un invierno en el que no ha habido restricciones obligatorias del consumo y el precio del gas se ha mantenido en cierta manera 'contenido' hasta finalizar en el entorno de los 40 euros por megavatio-hora (MW).

El Ministerio para la Transición Ecológica defiende que a la hora de contabilizar el descenso del consumo de gas hay que descontar el combustible utilizado por las centrales de ciclo combinado para hacer frente a la mayor demanda de electricidad por parte de Francia y Portugal. Según sus datos, hasta febrero la reducción acumulada de la demanda fue del 19%, por lo que a falta de un mes para completar el periodo todo hace pensar que con esa medida España cumpliría el objetivo marcado. En cualquier caso, el compromiso de reducción voluntaria se basa en que los Estados miembros realicen sus mejores esfuerzos y sería solo en situación de alerta cuando ese objetivo se traduciría en obligación. Y en esa situación la meta de España se reduciría a entre el 6% y el 7%.

Las cifras de Enagás confirman que la demanda de gas para generar electricidad (ciclos combinados, principalmente) aumenta un 42% respecto a los cinco años previos, hasta un total de 86.170 GWh. El principal motivo es esa solidaridad con los países vecinos, pero también la sequía que impidió a España utilizar la generación renovable. De hecho, en enero se produjo un aumento del consumo de gas para producir electricidad del 20%, pese a que las ventas al exterior se mantuvieron altas. Coincide que, de los ocho meses analizados, es en el que la hidráulica tuvo más presencia (16,2%) en detrimento de los ciclos combinados (11,4%).

Eficiencia en la industria

El grueso del descenso del consumo se centra en lo que denomina demanda convencional, que agrupa a hogares, empresas y, sobre todo industria. En ese caso, la demanda de gas fue un 27% inferior, hasta un total de 146.258 GWh. El incentivo de los ‘pequeños’ consumidores vino dado por las medidas para ahorrar impulsadas por el Gobierno y que se agrupan en el plan de contingencia, aprobado en octubre. Entre ellas, algunas polémicas, como la obligación a comercios y establecimientos públicos de graduar su temperatura y apagar las luces a partir de las 22 horas. Otras que no se han puesto en marcha como la recomendación de ahorro a los consumidores en las facturas. Y otras tantas de carácter estructural, como la reforma de la tarifa regulada (PVPC) que el Gobierno quiere activar a partir de 2024.

En el caso de la industria, el principal consumidor, el refino, cambió el gas por combustibles más eficientes para ahorrar, según explica la portavoz de la Asociación de Operadores Petrolíferos (AOP), Inés Cardenal. Y eso tiró a la baja al consumo y se sumó a otras industrias que se vieron obligadas a parar su producción por el alza de los precios de la energía. “Llevábamos descensos que habían llegado al 35% respecto al año anterior. Pero en los últimos meses la caída de la demanda se ha frenado. En febrero estábamos en el 17% y espero que las cifras de marzo mantengan esa reducción”, explica la presidenta de la patronal de los grandes consumidores de gas (GasIndustrial), Verónica Rivière.

Hacia el próximo invierno

Menos consumo de gas es uno de los cuatro ejes ideados por Europa para preparar al continente ante posibles problemas del suministro de Rusia, junto a la diversificación de las importaciones, la instalación de renovables y el llenado de los almacenes. En el primer caso, España importa el 90% del gas de seis países diferentes, aunque mantiene a Moscú como uno de sus principales proveedores. En potencia renovable, desde abril de 2022 se han instalado casi 5.000 MW nuevos, hasta sumar un total de 71.052 MW. Y en el caso del almacenamiento, finaliza el invierno en máximos del 81,4%.

Hace unas semanas, los países europeos decidieron mantener estos objetivos para preparar al continente de cara al próximo invierno. “Hemos pasado solo la primera batalla. Tenemos todavía una larga lucha frente a nosotros”, decía hace unas semanas la comisaria de Energía, Kadri Simson. “Si España se acoge a la excepción de reducir su consumo al 7% y se descuentan las exportaciones de gas, con que el refino cambie de combustible se podría cumplir fácilmente”, explica Rivière. 

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