Diario de Mallorca

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Entrevista
Francisco González Catedrático de Economía Financiera de la Universidad de Oviedo

"Los préstamos a las empresas y familias se endurecerán por la tormenta financiera"

"Con la quiebra del Silicon se ha visto que una entidad pequeña puede amenazar la estabilidad de las grandes"

Francisco González. N.O.

"No creo que estemos ante una nueva crisis financiera". Lo afirma Francisco González Rodríguez (Lantero, Tineo, 1967), catedrático de Economía Financiera de la Universidad de Oviedo que ha centrado sus investigaciones en la banca y las finanzas corporativas. Ex decano de la Facultad de Economía y Empresa y ex presidente de la Asociación Española de Finanzas, es autor de numerosos trabajos sobre crisis bancarias. Una voz autorizada para calibrar la virulencia de la actual tormenta financiera desatada por las caídas del Silicon Valley Bank y Credit Suisse.    

¿Estamos ante una nueva crisis financiera?

–No creo que estemos ante una crisis financiera como la existente en 2007-2009 a escala global. Más bien creo que estamos ante problemas específicos en un número limitado de entidades.

–¿Qué les pasa?

–La competencia en el sector bancario es elevada y no ha dejado de incrementarse en los últimos años con los procesos de liberalización financiera y con la aparición de nuevos competidores como la banca por Internet o los operadores comerciales, conocidos como "bigtechs", ofreciendo productos financieros y compitiendo con la banca tradicional. Ello ha reducido la rentabilidad en promedio del sector bancario durante los últimos años y no debe sorprender que se produzcan problemas de insolvencia en entidades particulares.

–¿Más quiebras?

–Creo que esto seguirá ocurriendo en el futuro y la característica del sector bancario es que la quiebra de una entidad puede generar problemas de confianza y contagio a otras entidades. Una retirada anormalmente alta de depósitos puede generar problemas de liquidez en bancos solventes ya que tendrían problemas para atender a una retirada súbita de depósitos al ser los préstamos que conceden a medio y largo plazo. En este sentido, es importante que las autoridades den confianza al depositante no muy informado sobre la solvencia real de los bancos y creo que tanto la Reserva Federal de Estados Unidos, el Banco Central Europeo (BCE) y otros bancos centrales han actuado coordinada y rápidamente para dar tranquilidad sobre la seguridad de los depósitos bancarios.

"No creo que haya problemas de solvencia en el corto plazo en la banca española"

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–¿Hay relación directa entre la caída de Silicon Valley Bank y la de Credit Suisse?

–Son casos diferentes. El caso del Silicon Valley es el de una quiebra causada por una muy mala gestión del riesgo de tipo de interés. Por una parte, tenía un 95% de depósitos superiores a 250.000 dólares, que no estaban cubiertos por el seguro de depósitos americano, y que cuando se elevan los tipos de interés hay que subir su remuneración porque, de no hacerlo, estos depositantes grandes se irán. Por otra parte, tenía más de un 50% invertido en bonos del tesoro a largo plazo y a tipo fijo. Con esa estructura, una subida de los tipos de interés origina pérdidas. Sin embargo, el caso de Credit Suisse es un caso de mala gestión continuada con errores de diverso tipo que le originaron pérdidas de más de 1.600 millones de euros en 2021 y de 7.400 millones de euros en 2022. Era un banco bajo sospecha y al que la expectativa de problemas en el sector bancario puso en el primer lugar del disparadero.

–¿Qué lecciones se pueden extraer de estos dos casos?

–Una primera que se puede extraer de la crisis del Silicon Valley es que las autoridades deben supervisar también a bancos medianos y pequeños que no sean sistémicos. Se ha visto que la quiebra de una entidad pequeña puede generar una desconfianza suficiente para amenazar la estabilidad de entidades de mayor tamaño. En Estados Unidos se había dejado de supervisar a entidades de tamaño medio y pequeño. Una segunda lección es que en casos de desconfianza sobre el sector bancario, las autoridades terminan asegurando todos los depósitos, los pequeños y los grandes. Si se asume esto, lo adecuado sería anticiparlo y diseñar un sistema de seguro de depósitos que ya lo tenga en cuenta de antemano.

–El desplome en Bolsa de Deutsche Bank la semana pasada, ¿hay que verlo como un primer caso de contagio en la zona euro?

–Sin duda. Siempre que hay una quiebra bancaria surge desconfianza sobre otras entidades y esa desconfianza, como indicaba antes, se traduce en retiradas anormales de depósitos que podrían llevar a la quiebra de nuevas entidades, incluso solventes. Cuando eso ocurre, las entidades que se perciben como más débiles o con menor rentabilidad son las que más sufren ese contagio de desconfianza. El Deutsche Bank ha presentado problemas de rentabilidad en el pasado y eso explica que haya sido uno de los principales bancos en los que se ha centrado la desconfianza.

–¿Y está justificado?

–Los datos de rentabilidad de los últimos trimestres han sido buenos y las garantías proporcionadas por el BCE debieran ser suficientes para que sólo se produzca una caída en las cotizaciones de esta o de otras entidades pero sin que asistamos a procesos reales de quiebra bancaria.

–¿Hay riesgos de contagio en España?

–Habría que precisar... Hay que estar preparados para posibles caídas en las cotizaciones de las acciones de las entidades y para incrementos en la volatilidad de dichas cotizaciones. Sin embargo, no creo que haya problemas de solvencia en el corto plazo pues los indicadores de rentabilidad y los colchones de capital son elevados. Además, la estructura de los bancos españoles no tiene nada que ver con la del Sillicon Valley.

"La inflación es el impuesto más regresivo: la subida de precios afecta al 90% del gasto de las familias con rentas bajas"

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–¿En qué sentido?

–En España, en promedio, el 70% de los depósitos están garantizados al ser inferiores a 100.000, frente al 5% de los depósitos en el caso del Sillicon Valley. Además, el peso de la deuda pública en los balances de los bancos españoles representa el 10% y no más del 50% como ocurría en el caso del Silicon Valley. En este sentido, creo que es procedente lanzar un mensaje tranquilizador para el caso de la banca española.

–¿Qué diferencias hay con respecto a la situación previa a la crisis financiera de 2008?

–Antes de la crisis de 2008 el crédito concedido por los bancos crecía a un ritmo anual medio del 20%. Ese crecimiento es muy superior al experimentado en los últimos años donde las tasas de crecimiento no han alcanzado los dos dígitos y con periodos incluso de decrecimiento. Esto marca una diferencia radical con la crisis de 2008 ya que en aquella se concedió mucho crédito alegremente que resultó moroso en cuanto comenzaron a subir ligeramente los tipos de interés. Es decir, entonces había un problema de insolvencia claro asociado al crédito concedido a la luz de la burbuja inmobiliaria. Ese problema no existe actualmente y la calidad de los créditos que ha concedido la banca es mucho mayor. Además, las autoridades incrementaron los requerimientos de calidad y de liquidez a las entidades bancarias tras las crisis de 2008, haciendo que en promedio estén mucho mejor cubiertas ante cualquier turbulencia.

 –La rápida subida de los tipos de interés y la depreciación de la deuda pública están detrás de la tormenta. ¿Cómo afecta esta situación a las carteras de los bancos españoles?

–La subida de los tipos de interés tiene varios efectos en los resultados de los bancos. Por una parte, tiene un efecto positivo al aumentar el margen financiero de los bancos ya que incrementa los intereses que cobran por los créditos concedidos a tipo de interés variable por encima de lo que los bancos incrementan la remuneración de los depósitos. Por otra parte, tiene dos efectos negativos. Uno es la subida de la morosidad, ya que al cobrar mayores tipos de interés por los créditos a tipo variable algunos prestatarios no pueden pagarlos. Y el segundo es que efectivamente tienen pérdidas en la renta fija adquirida y por la que cobran tipos de interés más bajos que los actualmente existentes. Sin embargo, estos efectos negativos están amortiguados en el caso español ya que la concesión de fondos a tipo variable corresponde a los créditos más antiguos y a los que en promedio les queda un menor volumen de fondos pendiente de devolver. Ello reduce la probabilidad de que resulten morosos. En el caso de la deuda pública, como le he comentado, su peso medio dentro del activo bancario es del 10%, muy lejos del peso de más de un 50% en el caso del Silicon Valley. Por estos motivos, en el caso español predomina un efecto positivo de la subida de tipos sobre los resultados financieros vía incremento de los márgenes. Esto es lo que hemos visto en los últimos trimestres, ya que los bancos han ido presentando mejores resultados a medida que el BCE anunciaba subidas de tipos de interés.

–Las autoridades monetarias están avisando de que esta tormenta puede tener efectos, mientras que los directivos bancarios españoles afirman que apenas se dejarán notar más allá de las turbulencias bursátiles. ¿Son las primeras demasiado prudentes o los segundos demasiado confiados?

–Yo creo que cada uno está en su papel, cumpliendo su obligación. Los bancos lanzan un mensaje tranquilizador y es lógico que así lo hagan.

–¿Pero está justificado?

–Creo que está justificado por los datos que conocemos hasta ahora. El BCE también lanza mensajes tranquilizadores y ha dicho que hará todo lo necesario con esa frase que se ha hecho tan famosa de «Whatever it takes…». Lo que ocurre es que el BCE es el responsable de supervisar a las entidades bancarias y en este sentido trata de controlar sus riesgos y de imponer disciplina, y de ahí sus advertencias a los bancos. Pero el mensaje que lanza al inversor y al ciudadano es también claramente tranquilizador y no debe ser de otra forma.

A corto plazo, ¿empresas y familias se encontrarán con un endurecimiento de las condiciones de los préstamos?

–Sin duda. Por varios motivos. Por un lado, la subida de los tipos de interés por el BCE ya ha endurecido las condiciones. Por otro, los bancos tratarán de reducir sus riesgos porque las turbulencias que estamos viviendo penalizan a las entidades con mayores riesgos y, además, el regulador siempre endurece los requerimientos cuando aparecen turbulencias con el fin de garantizar en mayor medida el objetivo de la estabilidad financiera que tiene encomendado.

¿Qué otros efectos podrá sufrir cualquier cliente de la banca asturiano?

–Un efecto evidente es el incremento de pagos de intereses para los clientes endeudados a tipo variable. Sin embrago, la mayoría de los préstamos más recientes han sido a tipo fijo y esto aliviará el impacto en empresas y familias. Además, al ser los préstamos a tipo variable más antiguos, tienen nominales pendientes más reducidos, y ello también aliviará el impacto de la subida de tipos de interés sobre la imposibilidad de pagarlos. Otro efecto es que ha de subir en mayor medida la remuneración de los depósitos. Los bancos la han subido por debajo del alza de los tipos de interés y ello hace que estén perdiendo depósitos en favor de fondos de inversión monetarios o de deuda pública. Esas pérdidas de depósitos no son de una cuantía tal que lleve a los bancos a subir más los tipos de interés, pero es algo que de forma paulatina deberá ir también ocurriendo.

–El control de la inflación, ¿hará que amaine la tormenta financiera?

–El control de la inflación es un aspecto fundamental por varios motivos. La inflación es el impuesto más regresivo que existe pues la subida de precios afecta al 90% del gasto de las familias con rentas más bajas. Ese porcentaje de la renta que se dedica al consumo se reduce a medida que aumenta la renta familiar. Además, el control de la inflación reduciría la necesidad de los bancos centrales de seguir subiendo los tipos de interés y paliaría el efecto negativo que tales subidas tienen sobre el acceso al crédito y, por tanto, sobre la inversión, el empleo y el crecimiento económico.

¿Tiene margen el Banco Central Europeo para luchar contra la inflación y al mismo tiempo evitar que crezcan las turbulencias?

–Es su obligación tratar de hacerlo ya que tanto la política monetaria como la estabilidad financiera son las dos tareas básicas que tiene encomendadas el BCE.

–¿Se verá a corto plazo un cambio en las políticas monetarias?

–Ya ha habido un impacto en la política monetaria. Tanto la Reserva Federal de Estados Unidos como el BCE están siendo más prudentes al hablar de futuras subidas de tipos de interés. Es lógico, porque al haber una reducción del crédito por entidades que atraviesan problemas de liquidez es menos necesaria una subida de los tipos de interés para conseguir ese mismo efecto. En cualquier caso, la evolución de la política monetaria dependerá de la evolución de la inflación y no tengo duda de que los bancos centrales seguirán endureciendo la política monetaria si la inflación no se doblega. Hay que recordar que, aunque los tipos de interés hayan subido en la zona euro al 3,50%, una inflación en la zona euro del 8,5% todavía dejaría margen de subida ya que el tipo de interés real es negativo, del -4%. En cualquier caso, el último dato de inflación adelantada para marzo en España del 3,3% es muy positivo y si dicha reducción se consolidase en el tiempo y se generalizase en la zona euro podríamos ver un cambio en las políticas monetarias antes de lo esperado.

"Cabe esperar un aumento de la morosidad, pero no hay señales que alerten de un nivel problemático"

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¿Todo esto tendrá efectos en la recuperación de la economía española?

–Sin duda una mayor persistencia de las turbulencias financieras y/o mayores tipos de interés y de tasas de inflación afectarán negativamente a la concesión de crédito y al crecimiento de la economía española y de la europea en general. 2023 es un año para el que todos los organismos prevén un crecimiento económico menor comparado con 2022 y con los siguientes años, 2024 y 2025. En cualquier caso, las últimas revisiones de las estimaciones han sido positivas y prácticamente todos los organismos han revisado al alza el crecimiento esperado para este 2023. Si el dato adelantado de la inflación de marzo se consolida en el tiempo, tampoco cabría descartar futuras nuevas revisiones al alza de las expectativas de crecimiento.

Muchas empresas tienen que hacer ahora frente a los préstamos de la crisis del coronavirus. ¿Hay riesgo de aumento de la morosidad?

–Los avales del ICO y ayudas públicas de la pandemia han anestesiado problemas de insolvencia que pueden ir revelándose a medida que dichas ayudas vayan desapareciendo. Por ello, cabe esperar un cierto aumento de la morosidad. Otra cosa es el nivel que alcance dicho aumento de la morosidad y en este sentido no hay señales que alerten de que dicho aumento pueda alcanzar niveles problemáticos. Por ejemplo, los datos de empleo no son malos comparados con los datos de crecimiento económico y este es un aspecto esencial para que la morosidad bancaria no suba de forma significativa o problemática.

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