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Inflación de los alimentos

Baja el precio del trigo y el de la harina, pero el pan sigue subiendo

Un informe del Banco de España sobre la inflación muestra el retraso con el que la moderación de los costes de producción del pan y la leche llega a los consumidores

Una panadería de Barcelona. Manu Mitru

El precio del trigo para hacer pan llegó a subir el 70,86% en junio de 2022. El de la harina alcanzó un pico en agosto, con un incremento del 39,79%. La subida anual de los precios de la electricidad llegó a alcanzar un 80% en marzo. Desde entonces, la inflación del trigo ha bajado al 11,04% en enero; la del harina se ha situado en el 26,41% y la electricidad anota tasas negativas de variación anual desde noviembre pasado (-17,2% en febrero). Sin embargo, el precio para los consumidores del pan y de los cereales va con retraso: llegó a alcanzar un alza del 19,56% en diciembre, y el dato de enero, aunque es algo menor (18,74%), aún no resulta concluyente para poder decir que haya tocado techo. En particular, la subida del pan alcanzó 15,4%, en diciembre.

La contraposición de los datos proceden del informe 'Evolución reciente de los precios de consumo de los alimentos en el área del euro y en España' publicado este miércoles por el Banco de España y ponen en evidencia el retraso con el que se acaban trasladando las variaciones de los costes de producción (materias primas e insumos) al coste final de los precios. Este fenómeno explicaría por qué aún no se nota en la tienda las rebajas que ya notan los productores en sus costes.

En particular, los precios para los consumidores de harinas y otros cereales aún mantienen una elevada inflación del 36,8%, que sigue sin tocar techo en el caso del pan (15,4%) y que sí da señales de inflexión en la categoría de pastas alimenticias y cuscús (del 31% al 19%), según los datos que maneja el Banco de España en su informe. Los datos del INE de enero y de febrero empiezan a mostrar un recortar en la tasa de inflación del pan (hasta el 13,2%) que, de confirmarse, podría ser interpretado ya como una inflexión.

"La variación de los precios en los costes pueden tardar entre uno y dos años en trasladarse al precio final", explicó el pasado miércoles el director general de Economía y Estadística del Banco de España, Ángel Gavilán. Ya entonces, Gavilán, anticipando algunas de las conclusiones publicadas este miércoles por el Banco de España, afirmó que "el precio de los alimentos no ha tocado techo" en España y que su tasa de variación en el Índice de Precios de Consumo (IPC) se situará previsiblemente en 2023 en una una media del 12,2%, que sumará a la del 12% amasada en 2022.

El caso de la leche

Igual que sucede con el precio del pan, el análisis del Banco de España constata que la reducción de los costes que afectan a la producción de la leche. Los costes de producción de la leche en Europa comenzaron a aumentar con intensidad a partir de la primavera de 2021, debido, sobre todo, al repunte de los costes de la alimentación del ganado, que representa en torno al 60% del total de costes para la producción lechera.

"En este contexto, durante gran parte de 2021 y comienzos de 2022, los productores de leche enfrentaron un aumento significativo de sus costes y una reducción de sus márgenes, que habría impulsado el aumento del desvieje en la UE", subraya el informe del Banco de España. Es decir, ante el aumento de los costes, resulta más rentable la venta de las vacas lecheras menos productivas para el aprovechamiento de su carne. Así, en España se habría producido una caída significativa en el stock de vacas productoras de leche en 2022 y la oferta de leche cruda se redujo en 2022 tanto en España como en la UE.

Como consecuencia de los incrementos de costes y la menor oferta de leche cruda, los precios de venta de la leche en origen aumentaron de forma significativa desde finales de 2021, hasta alcanzar máximos históricos a finales de 2022, tanto en España como en el conjunto de la UE. "Este repunte de los precios en los últimos meses de 2022, en un contexto de moderación en los costes de alimentación del ganado y los costes energéticos, refleja un cierto desfase en la traslación de los aumentos de costes registrados desde mediados de 2021", certifica el análisis del Banco de España.

Finalmente, estos aumentos de los precios registrados en las primeras etapas de la producción de la leche y, en consecuencia, de los precios de los productos lácteos industriales se han trasladado a los precios de consumo de los productos lácteos elaborados, como yogures y quesos. Además, estos productos también se han visto afectados por el aumento de otros costes que afectan a sus procesos de producción y distribución. Por ejemplo, en el caso de la leche, el coste del envasado y embalaje suponía, en 2021, en torno al 20% de los costes de producción (MAPA, 2021), costes que han aumentado de forma significativa a lo largo de 2022 por el fuerte incremento de los precios del plástico asociados al encarecimiento de la energía.

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