Unas 170.000 personas caen cada año en depresión por no tener trabajo. O por tener uno pero cobrar poco. O por tener un contrato temporal y no saber si mañana lo renovarán o no. O por no poder trabajar todas las horas que querría y quedarse a final de mes con un sueldo exiguo. En definitiva, por estar en una situación laboral precaria. Así lo determina el informe presentado este viernes por el Ministerio de Trabajo, el primero que encarga para analiza y evaluar los efectos de las condiciones laborales sobre la salud mental. 

"Es una situación alarmante", ha considerado el coordinador del estudio, el investigador de la UPF Joan Benach. Y es que desde la comisión de expertos creada por la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, cuantifican que una de cada tres depresiones en España tiene su origen principal en la oficina, en el supermercado, en la fábrica o en los centros de trabajo. "Es de tal envergadura la desigualdad que requiere de un pacto en nuestro país", ha afirmado Díaz, deslizando su voluntad de limitar las jornadas parciales.

Justo dos años después de que un diputado del PP le gritara "vete al médico" al líder de Más País, Íñigo Errejón, cuando hablaba de salud mental, el Ministerio de Trabajo presenta su diagnóstico. "No ha sido deliberado", ha afirmado Errejón durante la presentación. Según el documento, casi la mitad de los ocupados en España sufren algún tipo de precariedad laboral. O bien desempeñan tareas para las que están sobradamente cualificados, o bien tienen un empleo temporal o bien tienen un empleo a tiempo parcial y querrían tener uno a tiempo completo o bien trabajan 'en B'; entre otros.

Algo que atañe a 8,1 millones de ocupados en España, con mayor preponderancia de mujeres, jóvenes, identidades sexuales no normativas y personas con algún tipo de discapacidad. Si se suma a las personas en paro, esa cifra de precarios se eleva hasta los 11 millones.

Un alto grado de precariedad que explica, entre otros, que España sea el país que más ansiolíticos hipnóticos consume del mundo por habitante. Casi un 11% de adultos declara haber consumido tranquilizantes, relajantes o pastillas para dormir en las últimas dos semanas, según recoge el informe. Los expertos de Trabajo determinan que a mayor precariedad, mayor probabilidad de caer en depresión o desarrollar algún tipo de trastorno de salud mental. "Hay que abrir el debate sobre nuevas formas de organización de las empresas y el trabajo", ha señalado Benach.