Hace un año, Ebru Özdemir (Ankara, 1974), presidenta de Limak Holdings, tuvo que tomar tres importantes y muy distintas decisiones. Primera: abandonar cualquier nuevo proyecto de construcción que se produjera en Rusia debido a la invasión de Ucrania. Segunda: paralizar la construcción del metro de la ciudad ucraniana de Dnipro, donde trabajaban 300 personas del grupo que tuvieron que ser repatriadas, con sus familias, a Turquía. Tercero: decidir participar en la oferta para construir el nuevo estadio del FC Barcelona.

Un año más tarde, una vez ganada la construcción del nuevo Camp Nou, la presidenta de uno de los principales grupos empresariales turcos -5.000 millones de facturación esperada en 2023 y 46.000 empleados- sonríe ampliamente cuando se le pregunta sobre la reacción y las dudas que se han alzado contra la capacidad de Limak para ejecutar las obras, con un coste de 960 millones. "Nunca pensé que iba a ser fácil. Nadie quiere perder parte del pastel. No estoy sorprendida por algunas reacciones ya que todo el mundo quiere defender sus territorios. Cuando intentamos lograr el aeropuerto de Lyon, también fuimos vistos como exóticos en Francia por algunos medios", explica en la primera entrevista que concede a un medio español.

¿Por qué Limak, que hasta la fecha nunca había trabajado en países de Europa Occidental, decide dar este paso? "Llegó un momento en que decidimos apostar por Europa Occidental y Estados Unidos. En Turquía acabamos de construir el mayor aeropuerto del mundo en superficie -y el que más pasajeros recibe en Europa- y el puente colgante también más largo del planeta, además de autopistas y otras infraestructuras. Ahora estamos construyendo el edificio que albergará el Banco Central en Estambul. Establecimos una compañía en el Reino Unido y empezamos a estudiar proyectos. En Europa Occidental hay infraestructuras que se están quedando anticuadas. Vimos la opción del nuevo estadio del FC Barcelona. Tenía un gran nombre, sabíamos hacer este trabajo, nuestro equipo técnico empezó a analizar la oportunidad y dije adelante. España es un país muy amigable para Turquía". Limak hace gala del ranking anual que publica Engineering News-Record, donde alcanzó la posición 50 en facturación en el mundo. En 2018 ocupaba la 68ª.

EN SIBERIA Y KOSOVO

El aterrizaje de Limak en España a través del proyecto ha generado todo tipo de especulaciones. Preguntas ante lo desconocido sobre un grupo con operaciones en sitios como Siberia y Kosovo. ¿Había una relación previa con el club y, concretamente, con su presidente, Joan Laporta? "Ninguna. La primera vez que nos vimos fue durante la firma del acuerdo, el 31 de enero. Mi padre -cofundador de Limak en 1976 y expresidente del club de fútbol Fenerbahçe y de la Federación de Fútbol Turca- quizá coincidió con el señor Laporta en algún partido en el pasado". ¿Intervinieron los gobiernos de alguna manera? Un "no" rotundo: "Este es un negocio privado, donde el Gobierno no tiene por qué intervenir. Otra cosa es que tanto el embajador de Turquía en Madrid como de España en Ankara lo hayan celebrado por sus intereses en desarrollar las relaciones comerciales entre ambos países". El comercio bilateral entre ambos países llegó a 16.500 millones de euros en 2022.

Özdemir sí cuenta su buena relación con el presidente del BBVACarlos Torres, con quien se encontró en la reciente reunión en la población suiza de Davos organizada por el World Economic Forum (WEF), donde ella es miembro del comité de ingeniería y construcción. BBVA controla el 86% de uno de los principales bancos turcos, Garanti. Özdemir conoce además al CEO de la entidad, Onur Genç, también turco. Como miembro del Atlantic Council coincide en las reuniones con el expresidente del Gobierno José María Aznar y la exministra de Asuntos Exteriores Ana Palacio. ¿Conoce a Florentino Pérez, presidente de ACS? "No. Ni una relación. Si no, mi padre me lo habría dicho", responde.

Ha habido algunas interacciones previas entre Limak y las empresas españolas. Antes del covid, Limak y la división de aeropuertos de Ferrovial entablaron conversaciones para que el grupo controlado por la familia Del Pino comprara el 25% que Limak tenía en el aeropuerto internacional de Estambul. No fructificaron. Ferrovial es una de las empresas con presencia en Turquía, al tener el 60% del aeropuerto Dalaman, en una de las zonas turísticas del país. Con Pacadar, empresa de prefabricados de hormigón participada por la constructora española OHL (hoy propiedad de la familia mexicana Amodio), han trabajado en la construcción del aeropuerto de Kuwait.

Haldun Firat Köktürk, director general de Limak Construction, recuerda que OHL participó en la construcción de la línea de alta velocidad entre Estambul y Ankara, primera y segunda ciudad turcas. "Nadie se opuso en Turquía cuando empresas españolas ganaron estos concursos. Siempre han sido bien recibidas. No ha habido artículos en prensa contrarios a ellas", recuerda Özdemir sonriendo. El objetivo de la compañía turca es ampliar las relaciones con las empresas españolas tanto en cada país como internacionalmente.

OBJETIVO: NOVIEMBRE DE 2024

"En 18 meses el equipo regresará al Camp Nou y jugando". Esta es la apuesta de la presidenta de Limak. La construcción del nuevo estadio ha generado dos debates más allá del desconocimiento de Limak. La capacidad de cumplir los plazos previstos y su financiación. En el sector se preguntan cuál es la fórmula mágica que importará Limak para lograr que los aficionados empiecen a regresar al estadio en un 50% de su capacidad en noviembre de 2024. Aquí es donde Limak considera que tiene una fórmula que le convierte en altamente competitivo "en costes y flexibilidad", explica su presidenta. Consiste, por simplificar, en usar equipamiento propio limitando la subcontratación en el terreno local, y de aportar materiales, incluso partes construidas del estadio, para ser ensambladas en Barcelona desde Turquía y otros países.

Los recursos pueden ser 50% local y 50% procedente de fuera. "Así lo hemos hecho con el aeropuerto de Kuwait", explica Firat. Limak usará, por ejemplo, las grúas que ya tiene en Kuwait para el estadio del Barça. Lo mismo respecto al uso de otros productos como el cemento. Limak Holding es propietaria de una empresa cementera. Ya desde finales de los años 80 Turquía ha sido exportador de cemento a España. "Tenemos una gran capacidad en equipamientos para la construcción y somos muy flexibles para poder traerlo a España sin retrasos", detalla el director general. Özdemir separa entre aquellas empresas que subcontratan el 100% -"lo he visto en muchos países europeos"- y Limak -"donde tenemos nuestros equipamientos". "Por eso somos más rápidos y controlamos los costes. Al ser una empresa familiar, las decisiones son también más rápidas".

Como ejemplo, menciona que en 134 días construyeron el estadio Mersin en Turquía, para 25.000 espectadores. Sí ha subcontratado Limak a varias empresas nichos. Por ejemplo, en el sector de ingeniería, a la española Ghesa, que participó en la terminal 4 del aeropuerto de Barajas, y a la australiana Robert Bird en distintos elementos de diseño y planificación.

DESEMBARCO DE CARGOS

Ahora mismo, desde Limak aseguran que hay ya 40 personas de sus equipos instaladas en Barcelona trabajando en el proyecto, incluyendo a su director general. Su objetivo es llegar a 150 personas en cargos de dirección y control. "Tenemos colas entre nuestros profesionales que piden instalarse en Barcelona", subrayan.

Hasta el momento, las únicas obras que se observan en el Camp Nou es el inicio de la demolición, que lleva a cabo la empresa vasca Erri Berri y que se espera terminar en agosto. ¿Cuándo empezará todo el proceso de construcción? El 31 de marzo es la fecha clave para que el club anuncie que ha logrado colocar los 1.500 millones de financiación a través de tres emisiones de bonos de 500 millones cada uno. Los vencimientos son en 2032, 2045 y 2052. "No creo que haya ningún retraso en la financiación", señala Özdemir.

La colocación está liderada por Goldman Sachs y el colocador es otro banco estadounidense, JP Morgan. Se está colocando a grandes gestoras de inversión, incluyendo a aseguradoras y bancos, ofreciendo una rentabilidad que puede estar entre el 5,5% y el 6%. La calificación de la deuda, realizada por la agencia de segundo rango KBRA, es BBB+, por encima del grado de especulación.

Una vez el Barça tenga asegurada la financiación del proyecto, se podrá iniciar la construcción a pleno rendimiento. Oficialmente, empezará con la demolición de la tercera grada en junio, otro mes que debe ser clave. ¿Qué piensa Limak de que Goldman Sachs sea el auditor y controlador de las obras? "Es lógico que quieran seguir muy de cerca la construcción. Quiero que cada paso que se realice esté controlado por un tercero. Es lo habitual. Hace la vida más fácil", explica su presidenta.

Hay otro elemento financiero que debe cerrarse. El grupo turco también está negociando un aval sobre el proyecto con un consorcio de bancos locales e internacionales. "Estamos con los últimos flecos, negociando el precio", revela Özdemir, completamente segura de que tras el 31 de marzo el camino financiero quedará totalmente despejado.

SOLO UN PRIMER PASO

"Para Turquía el proyecto de Limak en Barcelona será muy importante para la imagen y lo que se llama soft power", subraya un español que lleva largos años viviendo en ese país y conoce su idiosincrasia. "Es un proyecto muy relevante para el país", repite Özdemir.

¿Y para Limak? ¿Será un visto y no visto si todo se cumple según las expectativas y nada impide cumplir todos los plazos de construcción del nuevo estadio que ellos esperan finalizar completamente en junio de 2026? Responde la presidenta: "Este no será un proyecto en que construiremos y nos iremos. Tendrán que empezar a acostumbrarse a nosotros. Estamos para quedarnos. El nuevo Camp Nou nos abre una puerta. Las compañías españolas no deberían tenernos temor y queremos alcanzar más acuerdos".

A partir de aquí sale el lado más ambicioso de la empresaria, una de las mujeres más influyentes de Turquía. Coleccionista de arte contemporáneo -visitó en una ocasión Barcelona para ir a la exposición del artista Bill Viola y estuvo hace años en la Fundación Planta en Balaguer (Lleida) del grupo constructor catalán Sorigué-, también lidera un programa para apoyar a mujeres que quieran ser ingenieras. Explica: "Mi madre era la única mujer que estudiaba ingeniería mecánica en la universidad. Allí conoció a mi padre e iniciaron sus carreras. En mi carrera de ingeniería solo éramos cinco mujeres entre 50 estudiantes. Ayudaré a que haya más mujeres ingenieras, con becas y acuerdos, en todos los países en que estamos. También España".

Entre sus ambiciones para Limak, sigue en estudio la compra de una empresa en Estados Unidos y, "¿por qué no?, también en España". Confiesa Özdemir que han estado analizando el sector de ingeniería en busca de oportunidades. "Todavía no hemos encontrado la compañía. Esperamos la oportunidad", admite. Uno de los objetivos del grupo turco es usar España como plataforma para saltar a Latinoamérica.

Las grandes familias empresariales turcas -formadas por una treintena de apellidos- son propietarias de holdings con participaciones en sectores y negocios muy distintos. El caso de Limak no es una excepción. Aparte de construcción y cemento, donde tiene planta hasta en Mozambique, cuenta en su cartera con hoteles -uno de ellos en el norte de Chipre-, alimentación y bebidas, tecnología, instrumentos eléctricos y una apuesta en la que espera crecer más: energía, tanto en generación como distribución. "Durante el covid aprendimos que estar en diversos sectores y proyectos distintos ayuda. Antes pensaba que teníamos demasiadas cosas en la cartera. Tras el covid, ya no. Desde turismo hasta aeropuertos, todo ha ido hacia arriba", comenta Özdemir. "He viajado desde Málaga hasta Algeciras y he visto muchas oportunidades para desarrollar proyectos. Muchas infraestructuras se han quedado viejas", añade.

Limak estudió salir a bolsa en 2012, pero la crisis financiera global, que afectó duramente a Turquía, con la devaluación de la lira, impidió que acabara ocurriendo. ¿Cabe otro intento? Limak quiere empujar tanto el sector constructor, con más acuerdos internacionales, como también el energético, donde sí existiría en un futuro la posibilidad de sacar la filial a bolsa si se van desarrollando los proyectos previstos en renovables. 

RUSIA, UCRANIA Y EL TERREMOTO

"En este grupo no desfallecemos. Seguimos construyendo el aeropuerto de El Cairo en medio de los disturbios y cambio de régimen. ¿Rusia? Nunca esperamos que hubiera una guerra. Fue un shock . Nos estábamos expandiendo mucho allí. Decidimos no asumir más proyectos, aunque por contratos estamos terminando lo que empezamos. No volveremos a Rusia hasta que la guerra no pare. ¿Ucrania? Nadie está hablando de la reconstrucción del país, pero ya nos están llamando para regresar", enumera.

Hace un mes, el terremoto en el sur de Turquía, cuyo número de fallecidos ya ha superado las 50.000 personas, fue otra inesperada tragedia. "En este sector hay que estar preparado para las malas sorpresas", dice Özdemir. La empresa envió hasta 500 personas para ayudar en las tareas de rescate y construcción de refugios temporales para los afectados. El puerto de Iskenderum, propiedad de la compañía, también se vio afectado. "Los estudios científicos indican que en los próximos años habrá un gran terremoto en Estambul -una urbe de 16 millones de habitantes-. El aeropuerto está preparado para soportarlo", asevera el director general.

Özdemircasada y madre de dos hijos, trabaja y vive entre Ankara y Estambul. Sabe que ahora Barcelona y España será un nuevo destino, que siempre había visitado por motivos privados. "Me gustan mucho los aeropuertos para los negocios y ahora empiezan a gustarme los estadios de fútbol, aunque no soy muy aficionada", confiesa. El prestigio de Limak depende de un terreno de juego. Está convencida de que ganará.

Turquía, elecciones y riesgo económico

"Limak se fundó en 1976. Hemos trabajado con todo tipo de gobiernos y seguiremos apostando por llegar a acuerdos con los nuevos que vengan a través de los partenariados público-privados". Turquía está a la espera de elecciones presidenciales y legislativas en mayo. Seis partidos políticos se han unido con un solo objetivo: ganar a Recep Tayyip Erdogan, primer ministro de 2003 a 2014 y presidente desde agosto de ese año. Entre sus objetivos figura regresar a un régimen parlamentario. Disturbios, crisis financieras, grandes inversiones en infraestructuras y aprobación de un régimen presidencialista han definido un mandato marcado, en el último año, por intentar encontrar su papel y mediar entre Rusia y Ucrania. Desde Limak rechazan acusaciones que consideran a la empresa como una de las favorecidas por el actual presidente. Las empresas turcas sufren el bajo crédito del país, con una inflación interanual por encima del 60%, y la inestabilidad que puede alterar el valor de la divisa en los próximos meses. En 2021, Limak emitió bonos a 15 años por valor de 370 millones de dólares para financiar el puerto de Iskenderum que se pagaron al 9,5%. La compañía reconoce que la financiación es una de las barreras que frenan el crecimiento. ¿Está en los planes de futuro abandonar Turquía y trasladar la sede a otro país para beneficiarse financiera y fiscalmente? Suenan las carcajadas: "Somos turcos".