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Datos del BCE

La rentabilidad que la banca obtiene de los hogares se eleva ya al máximo histórico

La diferencia entre el tipo de las hipotecas y los depósitos asciende a 2,6 puntos en las nuevas operaciones y 2,12 puntos en el saldo | El margen que logra el sector español nunca había sido tan grande respecto a la zona euro desde que comenzó a medirse en 2003

Los presidentes de los mayores bancos españoles, Ana Botín (Santander), Carlos Torres Vila (BBVA), José Ignacio Goirigolzarri (CaixaBank) y Josep Oliu (Sabadell).

La banca española  obtuvo el pasado enero la mayor rentabilidad de sus clientes particulares desde que hay registros, concretamente desde que el Banco Central Europeo (BCE) y el Banco de España comenzaron a medirlo en enero de 2003. Y aún es más, la rentabilidad que las entidades españolas logran de las familias nunca había sido tan elevada respecto a la media de la zona euro en las dos décadas transcurridas. El sector financiero español, así, está entre los que más se está beneficiando de la subida de tipos del BCE, pues está retrasando todo lo posible el elevar de forma sustancial lo que paga por los depósitos, al tiempo que se aprovecha del fuerte incremento de lo que cobra por las hipotecas.

En banca se conoce como diferencial de clientes al margen que existe entre el tipo medio que se cobra por prestarles y el tipo medio con que se remunera su ahorro. Siempre es positivo, porque si no el negocio estaría en pérdidas y sería inviable, pero cuanto más amplio es, más dinero gana la entidad de su clientela. El endurecimiento de la política monetaria del BCE provoca que las cuotas de los créditos variables ya concedidos suban según está recogido en los contratos, así como que el precio de los nuevos préstamos también se incremente como reflejo del alza del euríbor (tipo al que se prestan los bancos entre sí). En cambio, el sector está ralentizando el incremento de la remuneración de los depósitos, aprovechando su amplia posición de liquidez.

Tomando los dos tipos que el banco central utiliza como referencia, la diferencia entre el interés medio de la cartera de hipotecas a particulares de la banca española (2,35%) y del saldo de depósitos a plazo (0,23%) ascendió en enero a 2,12 puntos porcentuales, máximo histórico y el nivel más elevado precisamente desde que el BCE comenzó a medirlo en enero de 2003 (2,03 puntos). Si se toman solo las nuevas hipotecas y depósitos contratados en el primer mes del año, la diferencia es aún más abultada, con otro máximo de 2,6 puntos, ya que el tipo de dichos créditos subió al 3,19% (el nivel más elevado desde agosto de 2012), mientras que el de los depósitos no solo no aumentó, sino que bajó por primera vez en un año, del 0,64% al 0,59%.

Más que los europeos

Las entidades españolas, así, se están beneficiando notablemente más que la media europea del alza de tipos del BCE. Lo prueba que la rentabilidad que obtienen de los hogares (esos 2,12 puntos) es prácticamente el doble de la que lograban en julio (1,31 puntos), cuando la autoridad monetaria comenzó a encarecer el dinero para combatir la espiral inflacionista. En el mismo periodo, el diferencial de cliente medio de los bancos de la zona euro apenas subió de 0,51 a 0,63 puntos, hasta situarse 3,3 veces por debajo del nivel español. 

Las entidades del país, así, cobran algo más que las europeas por su cartera de hipotecas (2,35% frente al 1,97%), mientras que pagan por el saldo de depósitos un tipo sustancialmente menor: cerca de seis veces inferior (0,23% frente al 1,34%). Lo mismo sucede con las nuevas operaciones, tanto en los créditos para la compra de vivienda (3,19% frente al 3,1%) como en los depósitos a plazo (0,59% frente a 1,64%). La consecuencia es que la diferencia entre la rentabilidad que los bancos españoles y los europeos obtienen de los hogares nunca había sido tan elevada, ni en el saldo (1,49 puntos más) ni en la nueva producción (1,14 puntos).

En el caso de las empresas, en cambio, no sucede lo mismo. El tipo medio que cobraban los bancos españoles en su cartera de créditos a compañías en enero era del 2,93%, solo ligeramente superior a la media de la unión monetaria (2,8%). Pero al contrario que con los hogares, la remuneración del saldo de depósitos corporativos en España (1,53%) era apenas un poco inferior a la de la zona euro (1,65%). La rentabilidad que la banca española obtenía de las empresas, así, era de 1,4 puntos porcentuales, solo ligeramente superior a la de la eurozona (1,15 puntos), por debajo del máximo histórico (1,85 puntos en octubre de 2014) y notablemente inferior a la que lograba de las familias en enero (los citados 2,12 puntos). 

Comparación desfavorable

El elemento diferencial de la banca española, por tanto, es que está tardando más que la europea en elevar lo que paga por los depósitos de los hogares. Los grandes banqueros del país evidenciaron hace unas semanas, durante la presentación de sus resultados anuales, que retrasarán todo lo que les sea posible el pago por los depósitos y que en ningún caso será una subida de tipos sustancial ni generalizada. Las entidades, así, suelen argumentar que cuando los tipos del BCE eran negativos, no lo trasladaron a sus clientes minoristas (les hubiera obligado a cobrarles por los depósitos). Según esgrimen, ello les supuso una pérdida de la que ahora tratan de resarcirse, aumentando la rentabilidad que obtienen por sus clientes. 

El problema de este argumento es que aguanta mal la comparación con el comportamiento medio de la banca de la zona euro. En los años en que los tipos del BCE fueron negativos (de junio de 2014 a julio de 2022), el tipo medio de los nuevos depósitos a las familias en la eurozona fue del 0,46%, frente al 0,17% en España. Es decir, que los bancos europeos pagaron más que los españoles durante aquel periodo y podrían argumentar ahora por tanto que tendrían que compensar una pérdida mayor, pero sin embargo han elevado más rápido el interés de los depósitos a partir de que el BCE comenzó a subir los tipos en julio.

Y lo que es más, el interés medio de las nuevas hipotecas en esos años de tipos negativos fue mayor en la banca española (1,93%) que en la media de la zona euro (1,8%). En consecuencia, la rentabilidad que el sector español obtuvo de los hogares (1,75 puntos) fue mayor a la que lograron los de la eurozona (1,34), con lo que ahora tendría menos terreno que recuperar.

La banca española, en resumen, puede permitirse no pagar por los depósitos gracias a la elevada liquidez que le proporcionaron las inyecciones del BCE de la pandemia y el incremento del peso de los depósitos sobre los créditos tras el estallido de la burbuja inmobiliaria. Pero ha apostado por una estrategia impopular y con escaso paragón en Europa, por más que intente sortearlo colocando a sus clientes fondos de inversión en deuda pública (teóricamente más rentables que los depósitos, pero también con mayores comisiones).

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