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Los efectos de la invasión rusa

Cables y transporte, los puntos críticos del automóvil con la guerra en Ucrania

Los concesionarios españoles sufren en las entregas de vehículos ya acabados y vendidos por la falta de transportistas, la mayoría ucranianos

Transporte de coches por carretera.

El conflicto que está viviendo Ucrania tras la invasión rusa afecta a todos los sectores industriales en Europa. Y el automóvil no se escapa. Los fabricantes de coches suponen uno de los puntos más volátiles ante cualquier problema que afecte a la cadena de valor que representa. Ya sucedió con los microchips, y justo en el momento en el que empezaban a solucionar, a paso de tortuga, la desglobalización de la producción de componentes tecnológicos (provedentes de Asia), la guerra en Ucrania les golpeó de frente. Rusia y Ucrania son piezas clave para el sector de la automoción ya que son las principales fuentes de paladio, gas neón y del cableado de catalizadores y semiconductores. Hoy todavía siguen los problemas, siendo el de suministro, la logística y el transporte por carretera los más graves.

Los problemas derivados del suministro de materias primas y el encarecimiento de los carburantes se sumaron a los de los chips, formando la tormenta perfecta que amplió la brecha a la hora de producir vehículos. Muchos abandonaron el mercado ruso, cancelando contratos con los concesionarios, y otros rompieron con sus socios como fue el caso de Renault y Nissan que eran accionistas mayoritarios de AutoVaz. Este adiós a Rusia ha impactado, en diferentes grados de afectación, en los resultados de todas las compañías de automóviles en 2022.

Nuevo frenazo de producción

Los fabricantes europeos empezaron por parar sus plantas, lo que supuso un reflejo inmediato en los plazos de entrega de los coches. Los grupos Volkswagen, Stellantis y BMW sufrieron de lo lindo. En España se detuvo el flujo de trabajo en los principales centros de producción, principalmente por el problema derivado de los mazos de clableado que llevan todos los vehículos. Son cinco kilómetros de cables que se agrupan en mazos y que tenían en varias fábricas de Ucrania sus principales centros de producción. 

Leoni, Forschner, Kromberg & Schubert, Prettl, SEBN, la japonesas Fujikura y Yazaki, o la francesa Nexans, principales productores, se vieron afectados. El 7% del suministro del cableado venía de Ucrania. En el último año se han ido solventando estas carencias con la llegada de los cableados desde otros puntos de Europa, como el norte de África. No obstante, esta circunstancia ha dilatado los plazos de entrega de los coches, llegando a medias de 6 meses como poco. Los pedidos estaban hechos, pero la producción se resintió. Hace un par de semanas configuramos un vehículo en un concesionario barcelonés, y muchos de los equipamientos llevaban asterisco. "Van asociados a paquetes con los que tenemos problemas de suministro y eso hace que se demore la entrega", nos confesó el vendedor.

Sin conductores

Pero el del suministro de cableado no ha sido el problema principal. Nadie se lo imaginaba pero buena parte del atasco actual en el sector del automóvil a la hora de atender los pedidos de los clientes lo hemos encontrado en la logística, el transporte de los vehículos, especialmente por carretera. Los camiones que suelen llevar los coches desde las fábricas a las campas de pre-entrega y desde allí a los puntos de venta se quedaron huérfanos... de conductores.

Casi 200.000 transportistas que trabajaban conduciendo camiones por Europa eran de Ucrania, Bielorusia y Rusia, dejaron de hacerlo y eso dejó sin opciones de llevar los camiones portavehículos que suelen rodar por las carreteras europeas. Esta dependencia de los profesionales del volante no solo fue un problema al inicio de conflicto sino que lo sigue siendo. "No tenemos conductores para que lleven los camiones de coches y eso nos retrasa enormemente la posibilidad de servir los vehículos en los plazos que necesitamos", explican desde Alfa Romeo. No se sabe el porqué, pero el volumen de conductores del Este es tal que su ausencia ha colapsado las entregas. "Actualmente las marcas estamos trabajando casi en un 80% bajo pedido y nos hemos quedado sin stock para servir coches", comentan desde otra de las marcas del grupo Stellantis.

Coches no entregados

Los concesionarios de automóviles apenas se atreven a dar una fecha exacta de entrega de los coches ya comprados, y es que al problema de transporte desde las fábricas europeas, en muchos casos se une la poca fluidez de camiones portavehículos que circulan en España. "Tenemos la cartera de pedidos hecha, los coches vendidos, pero muchas veces hay que darle al cliente un mes más de demora porque su vehículo está en el fondo de una campa y hasta que no se sirven los coches que tiene por delante el suyo no sale", nos confiesa un comercial de una marca francesa.

Otras marcas, que han optado por traer sus coches por vía marítima, también sufren los retrasos. "Algunos de los miembros de mi equipo hasta realizan un seguimiento en tiempo real de los barcos... menos mal que esta semana nos llega el 'Detroit'", apunta un directivo de una marca no española. Y es que el mercado es escaso pero el problema es que hay cartera de clientes. Y no se les puede suministrar el vehículo con rapidez, pese a estar fabricado.

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