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Sector ganadero

Las enfermedades de los animales que más inquietan a la población

Los últimos casos de gripe aviar y de viruela ovina en explotaciones españolas encienden algunas alarmas mientras las administraciones públicas dedican más fondos a prevención

Gallos y gallinas. PIXABAY

Cuentan los investigadores que la globalización y el cambio climático disparan las amenazas de enfermedades zoonóticas; es decir, las que pueden transmitirse entre animales y seres humanos, provocadas por virus, bacterias, parásitos y hongos. Con la covid-19 todavía planeando sobre medio mundo -algunos científicos sostienen que esta pandemia se transmitió del contagio de murciélados a los humanos- y con casos también cercanos como la viruela del mono, el ébola o el zika, entre otras, las administraciones públicas instan a no bajar la guardia ante las «amenazas emergentes» de las zoonosis.

Y es que, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los patógenos que han saltado de animales a humanos «son un problema de salud pública a nivel global que se ha multiplicado en las últimas décadas por factores como el aumento de la población, el auge de la movilidad, la destrucción de ecosistemas y el comercio de especies».

Por eso, autonomías como la valenciana están invirtiendo anualmente casi 4 millones de euros en planes de vigilancia y control ganadero para evitar algunas de las enfermedades más comunes en sus principales sectores ganaderos: porcino (peste porcina y Aujesky), avícola (influenza aviar y salmonelosis), bovino (tuberculosis y lengua azul), ovino-caprino (brucelosis y viruela), cunícola (mixomatosis), apícola (varroasis) y equino (fiebre del Nilo, artrosis y anemias). También se vigila de cerca las instalaciones de acuicultura.

Respecto a los animales de compañía, el Consejo Valenciano de Colegios Veterinarios advertía el pasado mes de enero de los riegos de equinococosis, una zoonosis causada por los parásitos ‘Echinococcus granulosus’ y ‘Echinococcus multilocularis’. La infección, también denominada hidatidosis, tiene como origen la infección en humanos cuando se tragan los huevos del gusano por medio de alimentos contaminados. Esos huevos, posteriormente, forman quistes dentro del cuerpo.

El ‘E. granulosus’ preocupa porque es una infección causada por gusanos que se encuentran en los perros y en el ganado como ovejas, cerdos, cabras y ganado bovino. Estos gusanos miden aproximadamente de 2 a 7 milímetros. Por su parte, el caso del ‘E. multilocularis’ es una infección causada por gusanos que se encuentran en perros, gatos, roedores y zorros. Esta terrible enfermedad se denomina equinococosis alveolar (EA) y puede ser mortal porque los crecimientos en forma de tumor se forman en el hígado. ¡ Qué peligro! Tampoco debemos perder de vista que hasta hace un año nadie tenía la viruela del mono en la cabeza porque a veces hay dificultad de ver una enfermedad que no existe en un territorio.

¿Qué hacen las autoridades? Pues aumentar los recursos en planes de prevención y erradicación de plagas. «Las condiciones sanitarias de la cabaña ganadera han constituido siempre una preocupación de las administraciones públicas, no sólo por conseguir mejorar la rentabilidad de las explotaciones, sino, principalmente, para controlar las enfermedades transmisibles a la especie humana y para obtener alimentos sanos de origen animal», asegura el secretario autonómico de Agricultura y Desarrollo Rural, Roger Llanes.

Las reflexiones de este alto cargo del Consell se producen pocos días después de que la Generalitat Valenciana haya puesto en marcha un plan de vigilancia en 32 explotaciones de ovejas y cabras por la viruela. Este protocolo se centra específicamente sobre 21.000 animales que llegaron de granjas de Castilla-La Mancha, epicentro de una enfermedad altamente contagiosa y con una elevada mortalidad, aunque no se transmite a los humanos. La cabaña ovino-caprina valenciana llega a 350.000 cabezas, frente a los 3,5 millones de Castilla-La Mancha.

El asunto, según Llanes, no es baladí porque es necesario «producir alimentos de origen animal sanos, capaces de dar todas las garantías en materia de seguridad alimentaria dentro del marco ‘de la granja a la mesa’» (estrategia de Bruselas con la nueva PAC). En su opinión, es necesario «prestar especial atención al primer eslabón de la cadena alimentaria, esto es, a la ganadería, y, en este sentido, a vigilar los agentes causantes de enfermedades, así como sustancias nocivas para el ser humano», agrega.

Entre otras actuaciones, la Conselleria de Agricultura destinó en 2022 algo más de 1.500.000 euros para el saneamiento de tuberculosis, que consiste en analizar los bovinos y caprinos lecheros para comprobar si tienen algún positivo, así como medio millón para el saneamiento de enfermedades como influenza aviar o salmonelosis en el caso de aves, así como Aujesky y pestes en el caso del porcino.

Este programa detalla además las pruebas diagnósticas que se emplearán y el laboratorio que analizará las muestras, fundamentalmente la Unidad de Análisis de Sanidad Animal (UASA), que es el laboratorio de Sanidad Animal de la Dirección General de Agricultura que investiga las muestras tomadas (alrededor de 250.000 determinaciones analíticas en 2022).

Clave para las exportaciones

La sanidad animal también resulta clave para garantizar la competitividad económica del sector. Según la conselleria, juega un papel de primer orden en la apertura y mantenimiento de corrientes comerciales con otros países de fuera del entorno comunitario.

Para exportar animales es necesario cumplir con determinados criterios en esta materia, que se establecen a través de protocolos, acuerdos u otros procedimientos legales. Por eso, la aparición de enfermedades ganaderas incide de forma negativa en el comercio, originándose restricciones en los mercados interiores y exteriores para los animales afectados y sus productos. No hay más que recodar el caso de la peste porcina africana en Alemania. Hundió ese sector en el país germano.

Según Roger Llanes, «la gestión de la ganadería tiene que estar a la altura de los controles de todos eslabones de la cadena alimentaria. Y así se hace para garantizar el bienestar animal y evitar cualquier riesgo de toxicidad. Sobre todo, los programas de vigilancias de enfermedades -apunta- requieren la coordinación de todas las autonomías. Si llegara la peste porcina africana, que no está, debería ponerse en marcha mucho trabajo conjunto entre todos los territorios de España», comenta Llanes tras resaltar las medidas de prevención puestas en marcha al detectarse recientemente un brote de gripe aviar en varias explotaciones ganaderas de Cataluña.

Sacar lecciones

En este mismo sentido, la propia presidenta del Colegio de Veterinarios de la C. Valenciana, Inmaculada Ibor, destaca que la única forma posible de plantear esta labor de vigilancia es con una perspectiva One Health (Una sóla salud), una visión que se introdujo a comienzos de este siglo para sacar lecciones de lo sucedido con la crisis de las ‘vacas locas’. «Las personas viven en estrecho contacto con los animales, con un entorno cada vez más afectado por el cambio climático. Compartimos cientos de enfermedades, por lo que el cuidado de la salud animal y la atención al medio ambiente es crucial para velar por una mejor salud pública», explica Ibor. Según la Organización Mundial de Sanidad Animal, un 60% de las enfermedades infecciosas humanas conocidas son de origen animal, al igual que un 75% de los agentes patógenos de las enfermedades infecciosas emergentes del ser humano.

Por eso insiste en no limitar esta labor de vigilancia a los animales de abasto y extenderla a los de compañía , a los que conviven con las personas en sus propias casas. La Comunitat Valenciana dispone de la Red de Vigilancia Epizootiológica, un sistema que se añade al de vigilancia epidemiológica, desarrollado por el sistema sanitario respecto a las enfermedades humanas de declaración obligatoria referido exclusivamente a las diez principales zoonosis que afectan a las mascotas pero que potencialmente podrían contagiarse a los humanos.

Desde 2016, cuando los veterinarios clínicos diagnostican una de estas enfermedades en gatos o perros, informan de tal cosa al Registro Informático Valenciano de Identificación Animal (RIVIA). Eso permite hacer un seguimiento sobre su evolución, niveles de afección, zonas de incidencia y, claro, sobre la posible amenaza que ello pueda suponer para la salud de las personas.

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