Pese a los malos augurios que alertaban de un desplome de la economía en el arranque del año y aunque la guerra de Rusia en Ucrania no tiene por el momento visos de terminar, el diagnóstico económico de la Comisión Europea se presenta mucho más halagüeño que hace tres meses. Las nuevas previsiones intermedias de invierno elevan las perspectivas de crecimiento para este año al 0,8% en la UE y al 0,9% en la zona euro y ambas zonas evitarán por poco la recesión técnica prevista. Una mejoría que también notará España. Bruselas vuelve a enmendar sus propias previsiones y considera que la económica española crecerá un 1,4% en 2023, tras crecer un 5,5% en 2022, mientras que la inflación se moderará al 4,4% este año y al 2,3% en 2024.

El nuevo análisis de la Comisión Europea concluye que España resistió el año pasado “relativamente bien” los choques negativos desencadenados por la guerra de Rusia contra Ucrania. Un resistencia que se vio respaldada sobre todo por el fuerte repunte del turismo durante la temporada estival y el dinamismo del consumo privado, apoyados también por la positiva evolución del mercado laboral. Todo esto ha llevado a los expertos comunitarios a elevar el crecimiento en 2022 un punto por encima de lo previsto a finales de noviembre, hasta el 5,5%. 

“Este resultado más sólido se debe a un primer semestre del año más fuerte de lo previsto, en particular en el segundo trimestre de 2022, así como a una desaceleración menos pronunciada en el último trimestre”, explica la Comisión en el documento sobre previsiones interinas de invierno que incluyen solo datos de crecimiento e inflación. Además, pese a la pérdida de poder adquisitivo real, la desaceleración de la inflación a partir del otoño pasado contribuyó a reforzar la confianza de consumidores y empresas, lo que impulsó el consumo sostenido y la inversión hacia finales de año. 

Por debajo de 2019

Pese a esta mejoría, el Producto Interior Bruto español seguía estando al cierre del año pasado por debajo de su nivel anterior a la pandemia de covid19 aunque Bruselas espera que la actividad repunte gradualmente en el primer semestre de 2023 y cobre mayor impulso en la segunda mitad del año. Si este diagnóstico se confirma, el efecto arrastre permitirá a España crecer en 2023 un 1,4%, cuatro décimas por encima de lo previsto en otoño. Al igual que el año pasado, los técnicos del equipo que dirige el comisario Paolo Gentiloni esperan que el fortalecimiento del consumo privado y una mayor normalización del turismo sostengan la economía española a lo largo del año que crecerá por encima de otras grandes economía europeas: Alemania (0,2%), Francia, (0,6%), Italia (0,8%), Países bajos (0,9%). Solo Irlanda (4,9%), Malta (3,1%), Luxemburgo (1,7%), Chipre (1,6%) y Eslovaquia (1,5%) crecerán más que España.

"Las condiciones son mejores que las que esperábamos, con unas perspectivas menos negativas pero no significa que la perspectiva general global sea positiva. El mayor riesgo de nuestras previsiones sigue siendo la guerra en Ucrania y la tensión geopolítica actual", ha explicado el italiano sobre el panorama económico actual que también depende de la reapertura de China y la evolución de los mercados energéticos y la evolución de la inflación a nivel mundial.

En el caso español, Bruselas confía en que la aplicación de los planes de recuperación permitan impulsar las inversiones, particularmente en el sector de la construcción y los bienes de equipo. Todo este efecto arrastre también se dejará sentir en el PIB que crecerá un 2% en 2024 (la misma previsión que en noviembre). Entre los factores negativos que podrían afectar al crecimiento, el Ejecutivo comunitario menciona un endurecimiento prolongado de las condiciones de financiación de los hogares y las empresas por las subidas de tipos de interés y un debilitamiento de la dinámica del mercado laboral.

Inflación al 4,4% en 2023

En cuanto a la evolución de los precios, tras cerrar el año con una inflación del 8,3%, la Comisión Europea espera que la situación se modere y que España cierre con un 4,4% en 2023 y un 2,3% en 2024. “Los precios de la energía disminuyeron notablemente a partir del tercer trimestre del año pasado, pero la repercusión de los elevados precios de la energía a otras partidas de la cesta de la inflación se ha acelerado considerablemente. Esto elevará la inflación subyacente a niveles elevados en 2023, sobre todo en el primer semestre del año, en medio de la persistente presión ejercida especialmente por los precios de los alimentos y los servicios, y en 2024”, explica la Comisión que espera que "los vientos en contra de la inflación" se vean parcialmente aliviados por las medidas aplicadas por el Gobierno de Pedro Sánchez para mitigar el impacto de los elevados precios de la energía.

Entre estas medidas, apunta el informe, figuran la prórroga de algunas medidas adoptadas en otoño de 2022 como los recortes del IVA a la electricidad y el gas y el nuevo paquete presentado el pasado diciembre, que prevé un bono de descuento adicional en las facturas de electricidad para los hogares vulnerables y una nueva reducción del IVA en un gran número de productos alimenticios. El análisis también sostiene que los efectos de segunda ronda sobre los salarios fueron muy limitados en 2022 y que un ajuste más rápido de lo previsto se traduciría en una mayor inflación subyacente hasta 2024.