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Sanciones a Rusia

La UE deja de importar diésel ruso: ¿cómo afectará al suministro en España?

El abastecimiento está garantizado, pero la posibilidad de escasez en el continente amenaza con una subida de los precios

Camión de combustible en la autopista para transportarlo a la refinería petroquímica. Shutterstock

Este domingo, 5 de febrero, ha entrado en vigor la prohibición de la Unión Europea a los países miembros de importar productos derivados del petróleo de Rusia, como la gasolina o el gasóleo, dentro del sexto paquete de sanciones contra Rusia. Estas son algunas de las claves sobre cómo afectará al suministro en España.

¿Por qué hay un embargo a los productos refinados?

Igual que se hizo antes con el carbón, a finales de mayo los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea acordaron prohibir la compra, importación o transferencia de petróleo ruso por parte de los Estados miembros, una excepción para Hungría, que podrá abastecerse a través del que le llega por gasoducto. Las restricciones se aplicaban a partir del 5 de diciembre de 2022 para el petróleo crudo y del 5 de febrero de 2023 para otros productos petrolíferos refinados, como la gasolina o el gasóleo, con el objetivo de dar tiempo a los países a prepararse para la escasez de estos productos. El objetivo de la Unión Europea es reducir los ingresos energéticos de Moscú para presionar a Rusia para a poner fin a la guerra. Según el Centro para la Investigación en Energía y Aire Limpio (CREA), el veto del petróleo y el precio tope de la UE le están costando a Rusia unos 160 millones de euros al día (la caída de los volúmenes de envío y los precios del petróleo ruso han recortado los ingresos de exportación del país en 180 millones, pero recuperó 20 millones por el aumento de las exportaciones de productos refinados). En total, Rusia genera 640 millones de euros diarios gracias a la venta de combustibles fósiles, frente al máximo de 1.000 millones de marzo a mayo de 2022.

¿Por qué se habla del diésel y no de la gasolina?

El principal impacto del embargo se produce sobre el diésel porque Europa es muy dependiente de este producto con origen ruso al suponer el 46% de sus importaciones, según datos de S&P Global Commodity Insights. Debido a esta enorme exposición la aplicación del veto se planteó de forma progresiva con ocho meses de margen para que las petroleras pudieran prepararse. Si bien todavía queda un cuarto de las importaciones de diésel (27%) que llegan del país liderado por Vladimir Putin, según S&P Global Commodity Insights. A todo esto se suma que, a diferencia de Estados UnidosEuropa es un gran consumidor de este combustible con cerca de la mitad de los coches y la mayor parte del transporte pesado y marítimo funcionando con diésel. Este veto coincide, además, con la reciente apertura de China tras las restricciones por el coronavirus que presionará la demanda global de este producto. 

Qué efecto tendrá en España?

Coinciden los expertos en que el problema no será el suministro por el carácter de España casi de isla energética –su capacidad de refino le permite autoabastecerse y es exportadora neta de productos como gasolina y diésel— aunque Rusia es el segundo proveedor de este tipo de productos al país. En este sentido, la ministra de Transporte, Movilidad y Agenda Urbana, Raquel Sánchez, ha trasladado este lunes un "mensaje de tranquilidad" para "dejar claro" que el suministro de gasoil a España está "garantizado" a pesar de las sanciones impuestos a Rusia desde los Estados miembro de la Unión Europea. Pero sí se podría ver afectado por la potencial subida de precios que provocaría una escasez a nivel continental. “Tenemos más seguridad de suministro, pero si hay escasez en precios nos afecta igual que a cualquier otro país”, explica la portavoz de la Asociación Española de Operadores de Productos Petrolíferos (AOP), Inés Cardenal. El propio consejero delegado de Repsol, Josu Jon Imaz, anticipaba a finales de octubre del año pasado –en la presentación de los resultados de los primeros nueve meses de la petrolera-- una posible subida de precios “en los próximos meses”, coincidiendo con las restricciones a las exportaciones rusas, la llegada del invierno, cuando la demanda aumenta por el uso de este producto para la calefacción, y la falta de gas natural que en algunas partes es suplida por gasóleo. Este último caso se da en Alemania, donde este verano el periodista experto en energía de Bloomberg, Javier Blas, ya advertía que el país podría estar cambiando un problema por otro. 

¿Cuándo y cómo se empezará a notar?

El precio de cotización del diésel se marca de forma global. En el caso de España se determina en el mercado de Genova La Vera y Rotterdam, en función de la refinería. Por ejemplo, Tarragona y Castellón se rigen por Genova La Vera, mientras que Bilbao y A Coruña lo hacen por Rotterdam. Esa referencia –que subirá si hay escasez de producto en Europa, igual que ha ocurrido con el gas natural en el mercado holandés (TTF) tras la invasión de Rusia en Ucrania—supone entre el 40% y el 49% del precio final del suministro en las estaciones de servicio, al que hay que sumar otros costes y el margen empresarial (entre el 17% y el 13%) y los impuestos (entre el 43% y 38%). A partir de aquí, con los carburantes suele ocurrir lo que se conoce como ‘efecto cohete y efecto pluma’ que hace referencia a la rápida subida de los precios (cohete) y el lento descenso (pluma), lo que provoca que los consumidores noten de forma inmediata el alza de la cotización en sus bolsillos pero no la bajada. Así, a falta de conocer en unos días los primeros efectos, en la última semana el precio del gasóleo ha descendido un 1,76% hasta los 1,665 euros por litro, según el portal de hidrocarburos del Ministerio para la Transición Ecológica. Pero esta cifra es un 13% más que la semana anterior al inicio de la guerra de Ucrania. Esto supone que llenar un depósito medio de 50 litros de diésel ahora sea 10 euros más caro que hace casi un año.

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