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Inversión del ahorro

La deuda pública gana atractivo para los hogares por primera vez desde 2015

Las familias aumentan la inversión en títulos del Tesoro ante el aumento de sus tipos y la atonía de los depósitos

El secretario general del Tesoro, Carlos Cuerpo.

La deuda pública del Estado vuelve a tener atractivo como inversión para los hogares españoles por primera vez desde 2015. Entonces, el Banco Central Europeo (BCE) comenzó a adquirir títulos soberanos de los países del euro para evitar la deflación, unas compras que hundieron durante años el interés pagado por dichos valores. Ahora, en cambio, el endurecimiento acelerado de la política monetaria para combatir la espiral inflacionista está elevando la rentabilidad de las letras, bonos y obligaciones del Tesoro. Y las familias están actuando en consecuencia: los datos apuntan a que en 2022 aumentaron su inversión en deuda pública por primera vez en ocho años.

Según las últimas cifras del Banco de España, los particulares cerraron octubre con 1.363 millones de euros invertidos en títulos del Tesoro (321 millones en letras a corto plazo y 1.042 millones en bonos y obligaciones de más largo vencimiento). La cifra, la más alta desde enero de 2020, es 356 millones y un 35% superior a la del cierre de 2021. Dada la tendencia de todo el año, es previsible que la diferencia se incrementase en noviembre y diciembre y que 2022 se cerrara, efectivamente, con la primera subida anual de la cartera de deuda pública de los hogares desde 2015. En ese ejercicio, eso sí, ascendía a una cifra mucho más elevada: 4.535 millones.

La subida de tipos del BCE —2,5 puntos desde julio, hasta el 2,5%— se ha trasladado al interés de la deuda pública y explica su mayor atractivo para los hogares. Así, el tipo medio de la deuda en circulación se situó al cierre del año pasado en el 1,727%, desde el 1,636% de un año antes, en la que fue su primera subida desde 2011. Más representativo para entender el renacido interés de los hogares son los tipos de las nuevas emisiones de deuda. Dos ejemplos: el de las letras a seis meses pasó del -0,69% en las subastadas en diciembre de 2021 (el Estado devolvía al inversor menos dinero del que le había prestado) al 2,09% el mes pasado, mientras que el de los bonos a 10 años se disparó del 0,39% al 2,9%.

Depósitos poco atractivos

Otro factor que explica el creciente interés de las familias es la bajísima rentabilidad ofrecida por los depósitos por parte de los bancos pese a la subida de tipos del BCE. Así, el tipo medio de las nuevas imposiciones en noviembre fue del 0,7% y el del saldo sigue en un nimio 0,16%. Las entidades están aprovechando la amplia posición de liquidez que les proporcionaron las inyecciones del BCE de los últimos años para no aumentar la remuneración del pasivo y obtener así una mayor rentabilidad de sus clientes gracias al encarecimiento de los créditos.

Frente a una inflación media anual del 8,4%, tanto la deuda pública como los depósitos supusieron el año pasado una pérdida de poder adquisitivo para los hogares, pero menor en el caso de los títulos soberanos. Lo previsible es que la ventaja a favor de los valores del Tesoro se mantenga en 2023. El BCE, así, ha confirmado que prevé seguir subiendo los tipos de referencia (el mercado espera entre dos y tres veces alzas en este principio de año, hasta el 3,5% y el 4%). Y pese a ello, los expertos prevén que el interés medio de los depósitos no vaya mucho más allá del 2% en un plazo de entre uno y dos años, o incluso se quede por debajo.

Alternativa de fondos

Para evitar la salida hacia los valores del Tesoro de recursos de clientes descontentos con la remuneración del pasivo, los bancos están proponiéndoles contratar fondos de inversión en, precisamente, deuda pública y privada, que además les permiten cobrar mayores comisiones. "Como alternativa a los depósitos, estamos ahora ofreciendo a los clientes productos que nos parecen mucho más interesantes. Pongo dos ejemplos: uno es un fondo que invierte en deuda pública soberana con vencimiento a 14 meses y otro es un fondo que está invirtiendo en bonos corporativos a 18 meses. Y están ofreciendo unas rentabilidades mucho mejores que las del simple depósito", apuntó hace unos días María Dolores Dancausa, consejera delegada de Bankinter.

En el Tesoro también son conscientes del creciente atractivo de sus valores. "Por supuesto que recomiendo a los ahorradores e inversores que inviertan en los instrumentos de la deuda española, no solo por el elemento de rentabilidad que hace que sean instrumentos competitivos en el mercado financiero, sino por un elemento de estabilidad y seguridad. Es una opción segura invertir en el Tesoro ahora mismo. Y rentable, que también importante", defendió hace unos días su secretario general, Carlos Cuerpo

Sustitutos del BCE

Los particulares, en cualquier caso, apenas acaparaban en octubre el 0,11% de la deuda estatal española en circulación, un porcentaje que viene cayendo de forma más o menos constante desde el tampoco muy elevado 2,34% de 2002. El 33,78% está en manos del BCE tras las compras de los últimos años, solo por detrás de los inversores extranjeros con el 41,06%, pero por delante del 25% de los inversores españoles no minoristas (principalmente los bancos). El Tesoro confía en que estos dos últimos grupos sean los que vayan sustituyendo al banco central a medida que este se deshaga gradualmente de su cartera. 

Los analistas, precisamente, coinciden estos días en que 2023 será un buen año para invertir en deuda pública. En un informe significativamente titulado 'Renacimiento en renta fija', Credit Suisse asegura que, dada la "compleja coyuntura" de desaceleración del crecimiento y aumento de los tipos de interés, es necesario seguir con la "infraponderación en acciones de mercados desarrollados". Pero al mismo tiempo, explica que ha aumentado su exposición a deuda pública de mercados desarrollados. "Los bonos, y en particular la deuda pública, deberían verse favorecidos cuando la inflación comience a reducirse y en los mercados comience a hablarse más de los riesgos para el crecimiento", ha argumentado el banco suizo.

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