Los países de la Eurozona afrontan 2023 con menos pesimismo del pronosticado antes del parón navideño y confían en esquivar la recesión que muchos analistas e instituciones auguraban a finales del año pasado. “La situación económica es todavía incierta (pero) tenemos algunas noticias alentadoras. Hemos logrado reducir la dependencia energética, los precios de la energía han caído significativamente y la inflación tocó techo a finales del año pasado así que hay una posibilidad de evitar una recesión profunda y quizás sufrir una contracción más limitada”, ha valorado este lunes el comisario de asuntos económicos, Paolo Gentiloni, en los márgenes de un Eurogrupo que ha evaluado la situación económica, el euro digital y la política presupuestaria de los países del euro. 

“Es justo reconocer en este momento que la situación ha mejorado a medida que se avecinaba el final del año y confiamos en que podremos seguir avanzando positivamente”, ha dicho tras la reunión el presidente del Eurogrupo, Paschal Donohoe. Todo dependerá, ha añadido el ex primer ministro italiano, de las políticas que despliegue este año la Unión Europea, un año que todavía será “difícil”. Según Gentiloni, para evitar lo peor la UE tendrá que seguir trabajando en ejecución de los planes de recuperación, en encontrar un acuerdo para revisar las reglas fiscales del Pacto de Estabilidad y Crecimiento, en apoyar la competitividad e impulsar las inversiones, y en mejorar la coordinación de las políticas fiscales con ayudas energéticas específicas y temporales. 

“(Si lo logramos) nos daría la oportunidad de evitar una recesión profunda y prolongada”, ha insistido subrayando que las cifras, los números y los indicadores que están viendo “nos dicen que podemos evitar una recesión y tener un periodo corto de contracción”. Entre los elementos alentadores ha mencionado que el crecimiento en el tercer trimestre de 2022, ligeramente superior al previsto, unos precios del gas y del petróleo que han caído por debajo de los niveles anteriores a la guerra, unos mercados laborales que han demostrado fortaleza, una confianza económica que ha empezado a recuperarse y una tasa de inflación general que parece haber alcanzado su pico. 

Mantenerse vigilantes

El vicepresidente económico Valdis Domvrovskis, aunque con un tono más prudente, comparte su opinión. “Claramente estamos viendo algunas señales positivas y, por ejemplo, los mercados laborales siguen siendo muy fuerte y hay también algunas indicaciones de que la inflación puede haber tocado techo pero tenemos que permanecer vigilantes frente al período todavía complicado que tenemos que navegar”, ha destacado pidiendo medidas “adecuadas”. Entre las economías que están mostrando una mayor fortaleza y resiliencia está la española que, según todas las previsiones, registrará “un crecimiento superior al 5% en 2022”, ha recordado la vicepresidenta y ministra de economía, Nadia Calviño, que pese a la incertidumbre coloca a España como uno de los motores del crecimiento económico en Europa este año. 

Al igual que el resto de sus colegas, Calviño ha escuchado este lunes el último diagnóstico de la Comisión Europea y del Banco Central Europeo y ha presentado el último paquete de medidas adoptado por el Gobierno a finales del año pasado para hacer frente a la subida de los precios y la inflación. Lo mismo ha pedido el presidente del Eurogrupo a la ministra holandesa, Sigrig Kaag, y al francés Bruno Le Maire que ha destacado a su llegada a la reunión la mejoría de la situación económica y los resultados más positivos de los previsto. “Es una buena noticia y un signo de la fortaleza de la economía europea. La economía francesa, por ejemplo, está resistiendo bien en este inicio de 2023. Nuestra prioridad ahora es seguir luchando contra la inflación con medidas selectivas”, ha explicado.

Ayudas de estado

Francia también presiona a Bruselas para que ponga sobre la mesa una estrategia “made in Europe” y un plan ambicioso para orientar el debate del Consejo Europeo del 9 y 10 de febrero. Bruselas presentará a finales de mes el plan para contrarrestar la ley de reducción de la inflación estadounidense, que movilizará 369.000 millones de dólares en subsidios verdes este año. "Estamos identificando las necesidades y los proyectos que podríamos financiar conjuntamente. Será la base para identificar luego el importe y la manera en que vamos a financiar", ha explicado Gentiloni tras el Eurogrupo sobre una estrategia con dos pilares: la racionalización del marco de ayudas de estado y ayudas a algunos sectores estratégicos para evitar la fragmentación.

La vicepresidenta y comisaria de competencia. Margrethe Vestager, también ha escrito a los Veintisiete pidiéndoles su opinión. A priori Bruselas está dispuesta a flexibilizar las reglas sobre ayudas públicas -más simples y rápidas- e introducir un mecanismo para evitar la fuga de empresas al otro lado del Atlántico aunque el marco debe ser selectivo y temporal, algo que ha reiterado la responsable de competencia y también Gentiloni. “Estamos revisando nuestras reglas sobre ayudas estatales para enmendar y simplificar donde sea necesario. Puede ser un impulso a corto plazo pero no construimos la competitividad a partir de subsidios”, ha recordado Vestager en Estrasburgo.

“Queremos que las ayudas estatales puedan ser mucho más masivas para una serie de sectores que queremos que estén claramente identificados: el hidrógeno, las baterías eléctricas, los paneles solares, los semiconductores deben formar parte de esta lista de proyectos industriales estratégicos en los que las ayudas estatales deben ser mucho más masivas”, ha defendido Le Maire que ha reclamado también una respuesta industrial más contundente. “Vemos las recientes decisiones que ha tomado la administración americana con la Inflation Reduction Act (IRA) y no hay un momento que perder para poner en marcha una nueva política industrial europea a favor de la industria verde y a favor de las deslocalizaciones industriales en suelo europeo”, ha reivindicado.