Las cocinas y supermercados fantasma de Barcelona dejarán de existir en la trama urbana de la ciudad. El Ayuntamiento de la ciudad ha anunciado este viernes que prohibirá estas actividades a través de una regulación que está previsto que se apruebe el próximo 27 de enero.

Las cocinas fantasma, que actúan como cocinas cerradas al público que únicamente se encargan de hacer pedidos para repartir a domicilio, solamente se podrán instalar en el polígono de la Zona Franca. Allí, únicamente podrá abrir una 'dark kitchen' en un radio de 400 metros. Asimismo, estos locales tendrán que garantizar que un mínimo de 10 metros cuadrados de cada 100 restarán reservados a los 'riders', que no podrán quedarse "tirados" en la calle con sus bicicletas.

En cuanto a los supermercados fantasma, estos estarán completamente prohibidos en toda la ciudad, también en las zonas industriales. Actualmente, en Barcelona hay 21 locales de este tipo, cerrados al público y cuya actividad se basa en repartir a domicilio. Estos trabajan desde la 'alegalidad', con licencia de almacén alimentario. Con la nueva normativa, los supermercados fantasma ya existentes tendrán dos opciones: o convertirse en supermercados reales abiertos a los vecinos (y pedir licencia para ello), o bien continuar como almacenes alimentarios y actuar como tales, repartiendo al por mayor y no a domicilio.