La reducción al 0% del IVA en alimentos de primera necesidad durante la primera mitad del año recién estrenado ha reabierto la histórica batalla que los importadores canarios mantienen contra el AIEM (Arbitrio sobre Importaciones y Entregas de Mercancías). Aseguran que la medida adoptada por el Gobierno de Pedro Sánchez agranda aún más el coste de la cesta de la compra canaria en comparación con la del conjunto del país. Ejemplo, si un yogur era un 11% más caro que en la Península, ahora esa diferencia pasa a ser del 15%.
La distancia de cuatro puntos la marca esa eliminación de la imposición indirecta (IVA) que rige para todo el territorio continental europeo. Los consumidores de la Península tributaban hasta el 31 de diciembre al 4% cuando adquirían el mencionado derivado lácteo. En las Islas, el AIEM lo grava con un 15%, mientras que desde hace años está libre de IGIC. La Asociación de Importadores de Canarias (Adican) incide en que la diferencia de once puntos -quince menos cuatro- ha pasado a ser de quince -quince menos cero- desde el primer día de 2023.
Exactamente lo mismo ocurre con otros muchos productos como huevos o cebollas, mientras que en el caso de, por ejemplo, la pasta, el ensanchamiento de la brecha es aún mayor, de cinco puntos, al pasar de los ocho que tenía antes a los trece de ahora.
El AIEM es una figura fiscal que se declara en su espíritu como una salvaguarda de la producción local canaria. Una herramienta que encarece los productos traídos de fuera para hacer más atractivos los que genera la industria del Archipiélago. Este sector cerró noviembre con 39.326 empleos -afiliados a la Seguridad Social- repartidos entre 2.867 empresas. Es responsable de entre el 7% y el 8% del producto interior bruto (PIB) de la comunidad autónoma.
El presidente de Adican, Pedro Peña, discrepa. “Después de 20 años viendo entrar en el listado del AIEM productos que ni se producen aquí o que en su versión local cuentan con una cuota de mercado superior al 90%, tenemos muy claro que el objetivo no es proteger a nadie, sino recaudar”, afirma.
"Tenemos muy claro que el objetivo no es proteger a nadie, sino recaudar”
En opinión de Peña, resulta "impensable que en un mercado único" como el europeo "exista un arancel" que acabe traduciéndose en un mayor esfuerzo de las familias para llenar el carro del compra. A ello añade la "ausencia de medidas" adoptadas en Canarias tras "el encarecimiento que han sufrido los fletes" desde que las redes de distribución mundiales se activaron tras la pandemia.
El AIEM, intocable
Los importadores inciden en que la tendencia inflacionista estaba plenamente instalada antes de que Putin ordenara la invasión de Ucrania. La escalada belicista de Rusia no ha hecho sino empeorar la situación -energética y de materias primas como los cereales- y acelerar el aumento generalizado de los precios. Eso sí, descartan que se produzca cualquier modificación del AIEM "porque eso se traduciría en una recaudación menor para las arcas canarias".
Además, asumen que los cambios rápidos como los operados sobre el IVA ahora y hace más de diez años sobre el IGIC son imposibles, ya que necesitan el visto bueno de Bruselas. El arbitrio actual opera para el periodo 2021-2027, si bien hay tiempos intermedios en los que el Gobierno de Canarias ha de elevar informes a la Comisión Europea (CE) para dejar constancia de los resultados.
"Tampoco pensamos que en 2024 vayan a producirse variaciones a la baja, llevamos muchos años y nunca ha sido así; si algún producto ha quedado libre de AIEM ha sido porque ya no se producía en las Islas y, aun así, ha habido que presionar", lamenta Peña.
Grisaleña: "Somos de segunda"
El histórico empresario importador Sebastián Grisaleña, fundador de la empresa familiar Grisaleña SL y expresidente de la Confederación Canaria de Empresarios (CCE), no se muerde la lengua. Asegura que ser el único territorio de la UE que tiene un arancel como el Arbitrio sobre Importaciones y Entregas de Mercancías (AIEM) convierte a los canarios en «europeos de segunda». A ello añade el incremento de la presión fiscal, «sin ningún respeto», sobre los canarios y el «oscurantismo» con que se conducen los sucesivos gobiernos en cuanto concierne al AIEM. Esa precisamente, la falta de transparencia, ha sido una de las mayores críticas que ha recibido el arbitrio a lo largo de su historia. Incluso voces de economistas independientes han recomendado más publicidad como fórmula para aliviar polémicas. | J. G. H.
