El consumo de aceite de oliva puede sufrir un importante descenso ante los elevados precios del producto, que están en niveles máximos. Así lo advirtió el miércoles el sector olivarero a través de los representantes de las almazaras cordobesas, de las cooperativas, de administraciones como la Diputación Provincial de Córdoba y de entidades como Caja Rural del Sur, en la mesa de debate organizada por Diario Córdoba, del grupo Prensa Ibérica, con motivo de la nueva Guía de almazaras de Córdoba que se distribuye este jueves con el periódico.

El 2023 se presenta "tremendamente complicado", avisó el presidente de Cooperativas Agroalimentarias en Córdoba y director general de Dcoop, Rafael Sánchez de Puerta. Tras unos niveles altos de comercialización este año, "no hay volumen para mantener esa cifra". Y eso "afectará absolutamente a todo". Si el nivel de producción de la última campaña se sitúa en 1.500.000 toneladas, el de la siguiente caerá a 780.000 toneladas. Cifras "absolutamente bajas para nuestras necesidades comerciales".

Máximos históricos

Con "los precios más altos de la historia", según remarcó Belén Luque, presidenta de Almazaras Industriales de Córdoba, el sector prevé que la demanda caiga pese a que no espera nuevas subidas de la cotización de gran relevancia. A menor producción, mayor valor y, por consecuencia, menor consumo de aceite. El único beneficiado de la subida de los precios, explicó Luque, es el agricultor, por quien se alegra, ya que verá compensada la mala cosecha. Sin embargo, "el consumidor es posible que busque otras grasas sustitutivas".

Respecto a los precios, para el presidente de la Diputación, Antonio Ruiz, la clave es que "se encuentren la oferta y la demanda". Y, para ello, considera necesaria una apuesta fuerte por la promoción desde las instituciones. Hacia la misma dirección apuntaron el resto de componentes de la mesa. Sánchez de Puerta subrayó que "al final se tienen que encontrar oferta y demanda".

Entonces, como añadió Belén Luque, "no es que te quedes sin aceite", sino que al consumirse menos, la baja producción no se percibe directamente, sino que se repercute en el valor de un producto encarecido al ser más escaso. Esta situación, para las almazaras, "no son buenas noticias porque vamos a perder mucho mercado". A esta situación, hay que sumar los costes industriales que "están sí o sí" en las almazaras y las cooperativas. Desembolsos como el del gasto en electricidad que se han multiplicado a raíz de la inflación y que, actualmente, parecen suponer un lastre para las empresas.

Una última campaña positiva

El escenario previsto por el sector del aceite, que empezó a manifestarse con el inicio de la campaña 2022-2023, contrasta con un anterior buen ejercicio. La última campaña resultó "bastante buena", indicó Ricardo López-Crespo, vicepresidente de Caja Rural del Sur. La alta producción coincidió con unas liquidaciones muy aceptables, apostilló Sánchez de Puerta. En concreto, unos tres euros y medio para el agricultor.

El año 2022 ha experimentado vaivenes continuos, marcados por fenómenos como la guerra de Ucrania, la huelga de transportistas o la sequía. Y aunque, finalmente, la anterior campaña cerró con buenos números también en comercialización, más allá de la producción y el valor de mercado, algunos de los problemas atravesados, como la escasez de lluvias, podrían tener efectos de cara al año entrante. Las lluvias de diciembre, como celebraron desde el sector, han sido un alivio, pero los ojos están puestos en la primavera

Caída de las exportaciones

La cuota ganada por el sector del aceite de oliva en el mercado exterior puede verse frustrada en 2023. "El precio nos va a dejar fuera", lamentó el presidente de Cooperativas Agroalimentarias. Si el ritmo de salida se encontraba en 139.000 toneladas mensuales, el año entrante podría oscilar entre 100.000 y 110.000. Por el contrario, Sánchez de Puerta apunta a un crecimiento de las importaciones.

En la misma línea, la presidenta de Almazaras Industriales de Córdoba advirtió de que "las reducciones de salida van a ser drásticas". El problema de la escasa cosecha no solo se produce en España, apuntó Luque, sino que se repite en países como Italia, Portugal o Túnez, exceptuando a Grecia. Los bajos niveles de comercialización que, desde el sector aceitero se prevén, apostilló Rafael Sánchez de Puerta, "lo vamos a padecer las industrias".

Sin embargo, López-Crespo no coincide en que las exportaciones vayan a suponer un problema, el próximo año, para las empresas cordobesas. Confía en Estados Unidos para mantener unos buenos niveles de venta exterior de aceite de oliva, ya que, con la revalorización del dólar, "está tirando fuerte". Por el momento, subrayó el vicepresidente de Caja Rural del Sur, el país norteamericano mantiene un buen nivel de importaciones. Y descarta que vayan a disminuir las exportaciones en la provincia.