El gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, ha defendido este miércoles que es necesaria una "calibración correcta" del ámbito de aplicación del plan de ayuda a los hipotecados en problemas por la escalada del euribor que negocian desde hace semanas el Gobierno y la banca con el asesoramiento de su organismo. "En este contexto, la política fiscal debe ser muy focalizada en los colectivos más vulnerables. Esto también aplica a este tipo de medidas", ha sostenido. El Ejecutivo ha dado de plazo al sector hasta el final de la semana para llegar a un acuerdo y que las medidas entren en vigor el 1 de enero.

En un acto de la Asociación de Mercados Financieros, Hernández de Cos ha reconocido que la "dificultad reside precisamente en la definición" de dicho colectivo de vulnerables, entre otros factores porque las familias de menor renta tienden a vivir de alquiler porque no tienen acceso a una hipoteca. "Si logramos definir eso adecuadamente, al mismo tiempo creo que limitaremos también los riesgos desde la perspectiva de la estabilidad financiera", ha sostenido.

El Banco de España, así, está jugando un papel intermedio entre el Ministerio de Economía y la banca en estas negociaciones. Su objetivo es que las medidas que se aprueban sirvan para evitar un incremento de la morosidad que provoque pérdidas a las entidades, pero que al mismo tiempo se haga con un coste para los bancos que no ponga en riesgo su solvencia y por tanto no perjudique al flujo y precio del crédito

El director de estabilidad financiera del supervisor, Ángel Estrada, ya reclamó el pasado viernes que las medidas que se adopten "no sean generales", sino "muy selectivas" en cuanto a sus potenciales beneficiarios y "totalmente transitorias" en su duración. De lo contrario, advirtió, se podrían generar "problemas a medio plazo para los nuevos clientes". Si las medidas son excesivamente amplias, argumentó, existe el riesgo de que las entidades encarezcan los préstamos para trasladar su coste a los nuevos hipotecados.

Nuevos requisitos

Las reuniones para pactar el plan son diarias: la tarde de este miércoles se ha celebrado una. Dos son los aspectos que está resultando más difícil acordar. Por un lado está precisamente la cuestión de qué requisitos deben cumplir los potenciales beneficiarios. El Gobierno considera inadecuados para el actual contexto los del Código de Buenas Prácticas de 2012: tener unos ingresos familiares anuales que no superan en tres veces el Indicador Público de Renta de Efectos Múltiples (IPREM) de 14 pagas (24.318,84 euros, actualmente); haber sufrido en los últimos cuatro años un incremento del peso del pago de la hipoteca sobre la renta familiar de al menos 1,5 veces; y tener una cuota hipotecaria superior al 50% de los ingresos netos del conjunto de los miembros de la unidad familiar.

El Gobierno quiere rebajar los dos últimos aspectos para favorecer a más clientes en apuros. "Esto estaba muy pensado para la crisis financiera anterior y por tanto para un riesgo de perder el trabajo, de que la familia no tuviera ingresos. Ahora estamos en un escenario distinto. La amenaza no es tanto el que se pueda perder el empleo o que la familia no tenga ingresos como que esté aumentando muy rápidamente el coste, la cuota mensual", ha argumentado la vicepresidenta económica, Nadia Calviño, en 'TVE'. 

No más intereses

El otro aspecto en el que hay más diferencias se debe a la voluntad del Gobierno de que las medidas que se aprueben no conlleven un mayor pago de intereses a la larga. Se trata de un punto clave: los alargamientos de plazo y las carencias reducen los pagos mensuales que deben abonar las familias, pero suponen un encarecimiento del precio final de las hipotecas salvo que se regule lo contrario. Así, se pagan más intereses por ser el plazo más largo o por ser el capital pendiente más alto una vez acabada la carencia, al tiempo que se debe hacer una novación del crédito con la consiguiente comisión (normalmente del 1% del capital pendiente).  

"Las opciones que estamos evaluando buscan que se pueda establecer una cuota más baja, que se pueda en definitiva aplanar la curva de los tipos de interés, amortiguar ese impacto, pero tenemos que trabajarlo bien para que no haya efectos indeseables, porque si resulta que conseguimos contener el pago durante unos meses pero después tenemos un salto muy importante habremos hecho, como se dice normalmente, un pan como unas tortas", ha argumentado Calviño. A la banca le preocupa el coste que le pueda suponer ello en forma de incremento de las provisiones para afrontar posibles futuros impagos.