La escalada de la inflación espoleada por la guerra de Ucrania y el encarecimiento generalizado de la energía lleva meses golpeando los bolsillos de las familias de toda Europa. No obstante, no en todos los países impacta con la misma dureza y no la sufren por igual todas las clases sociales. España es el segundo país de la OCDE donde los salarios están experimentando una mayor pérdida de poder adquisitivo, dados los parcos incrementos que están registrando las nóminas este año los pocos convenios frente al intenso encarecimiento de la lista de la compra, según revela el estudio publicado este viernes por la OCDE. El gabinete de estudios económicos de la institución considera que el retroceso generalizado de los salarios aleja la amenaza de que estos alimenten una nueva espiral inflacionista. “El riesgo es menor que en el pasado”, apuntan. 

Este mismo viernes el Ministerio de Trabajo ha actualizado sus datos de convenios colectivos registrados. Los pocos que se renuevan, dado el bloqueo generalizado de las mesas de negociación colectiva ante la falta de acuerdo salarial entre las cúpulas de patronal y sindicatos, revelan un incremento medio del 2,6% hasta agosto. Una cifra cuatro veces por debajo de la inflación. Datos que coinciden en la línea con las estimaciones realizadas por los economistas de la OCDE, que anticipan que los salarios de los españoles perderán de media un 4,5% este año de capacidad de compra. 

Es la segunda mayor tasa de todos los estados analizados por la OCDE, solo superada por Grecia (-6,9%). Si bien todos los países registran retrocesos en el poder de compra, el de España prácticamente duplica el de la media de la OCDE y se sitúa claramente por encima de los casos de Italia (-3,1%) o Alemania (-2,6%).

Mayor golpe para los de menos recursos

Y de la misma manera que los países del sur de Europa están sufriendo más que sus vecinos norteños la crisis de la inflación, las familias de menores ingresos también están pagando una factura mucho más elevada que las más acomodadas. El informe de la OCDE desglosa el impacto de la escalada de precios por rango de ingresos y determina que en España un hogar situado en la horquilla del 20% más empobrecido ha visto crecer sus facturas el 3,3% durante el último año. Mientras que las unidades familiares con una renta entre los 20% más ricos ‘solo’ han visto aumentar el coste de su vida el 2,2%. Es decir, la escalada del IPC está siendo el 66% más dura entre los más empobrecidos que entre los más acaudalados.  

Ese diferencial en los niveles de ingresos se explica por el mayor peso de los productos básicos en la cesta de la compra de las familias con menores recursos. Aquellas más pudientes pueden encontrar bienes alternativos dentro de su consumo habitual, un margen del que carecen las familias con dificultades económicas.