“Cuando hay problemas económicos, la gente prioriza otras cosas, y si hay impago, es en lo que menos duele: la comunidad, antes que la electricidad”. La vicepresidenta del Colegio de Administradores de Fincas de Galicia, Carmela Lavandeira, dibuja el que puede ser el horizonte en las comunidades vecinales de la ciudad pasado el verano. Los profesionales del sector temen un aumento de los impagos en las cuotas de la comunidad debido a las dificultades económicas que experimenta la población en el contexto inflacionario de los últimos meses.

Aunque la letrada de Fincas Lavandeira advierte de que todavía es pronto para hacer previsiones, debido al poco movimiento de la época estival, el runrún de una vuelta convulsa a la normalidad tras el verano ya corre por los despachos y las comunidades de vecinos. “En verano siempre hay un parón, y en agosto más. La gente está en los pueblos o de vacaciones, pero ya nos han venido algunas devoluciones de recibos”, avisa Carmela Lavandeira. La situación, matiza, trasciende a la ciudad de A Coruña, y es similar en el resto de comunidades autónomas, confirma la también consejera del Consejo Nacional del sector.

La incertidumbre del momento político y económico, advierte, impide hacer previsiones. “Aunque lo estemos anticipando, no podemos hacer mucho. No sabes cuántos no pagarán, quiénes y qué importes. En una comunidad grande, no es significativo que haya dos morosos, pero en una pequeña, se resienten las cuentas”, explica la letrada.

Los administradores de fincas explican que las consecuencias de un posible aluvión de impagos pueden replicar lo ya experimentado en otras recesiones, como la del 2008, en la que los edificios vieron limitados algunos de sus servicios. “En su momento, hubo que tomar medidas como dar de baja suministros, parar el ascensor porque no había dinero para mantenerlo o limitar e incluso parar la calefacción en invierno”, recuerda Lavandeira, que señala que es importante “ir ajustando” los grados de las calefacciones y “disponer de calderas eficientes” para fomentar el ahorro energético. No serán las únicas medidas, advierte. “Habrá que subir cuotas y hacer alguna derrama. Tendremos que explicárselo a los vecinos, pero al final todo está subiendo, y esto es una cosa más”, lamenta. Ante los impagos, adelanta, la negociación y los márgenes irán antes que los juicios. “Tratamos siempre de hablar con la persona que no paga y dar unos plazos. Es mejor un acuerdo que un mal pleito”, aconseja.

No son solo los administradores de fincas los que se muestran inquietos con el porvenir de las cuentas de los edificios al final del verano. Los presidentes de las comunidades ya manifiestan sus dudas a la hora de preparar los inmuebles para los meses venideros, pues los vaivenes en el precio del gas y los combustibles impiden anticipar gastos. “Los presidentes nos llaman preocupados, preguntando si llenan los depósitos, esperan o los llenan a la mitad, o si cambian los contratos. Les explicamos la situación y el cálculo, y que sean ellos los que tomen la decisión. El coste del gasóleo ha subido un 40%, y hace dos meses era el doble que el año pasado. Nosotros hacemos previsiones en función del gasto del año anterior y aplicando un IPC aproximado, pero ahora el 10% ya no llega”, expone Lavandeira.