Con la subida de precios de la electricidad y de otros costes, incluido el de la cesta de la compra, los consumidores empiezan a cambiar parte de sus hábitos a la hora de llenar la nevera y van en busca de ofertas, mientras que el sector trabaja en retener a sus clientes.

Los responsables de algunas de la grandes cadenas de distribución ya han expresado sus esfuerzos de "contención" en el escenario inflacionista, con subidas desorbitadas del precio de la luz, y organizaciones de consumidores como la OCU apuntan a cambios en la cuota de mercado del gran consumo en función de las políticas de precios.

La gerente de estrategia de la Asociación de Empresas de Fabricantes y Distribuidores (Aecoc), Rosario Pedrosa, señala en declaraciones a Efe que la subida de precios está siendo generalizada "en todas las partidas de gasto de los consumidores".

Según los datos del IPC, el precio de la cesta de la compra subió un 5 % en 2021, aunque la alimentación no está siendo el gasto que más se está elevando, según resalta la experta.

Aun así, la compra en el súper se ve "afectada" por el resto de las subidas en las partidas de gasto como la de la luz y el alquiler y, de esta forma, el presupuesto para llenar la nevera disminuye, explica.

Como consecuencia, los consumidores buscan "optimizar" este presupuesto y comienzan a prestar más atención a precios y ofertas, uno "de los primeros cambios" que se notan, detalla.

Según los últimos estudios de AECOC, el 35 % de los consumidores estaba dispuesto a cambiar de producto por beneficiarse de una oferta y se apuntan diferentes tendencias, desde comprar menos a cambiar de establecimiento o buscar más ofertas y promociones.

En la misma línea, el último informe de Nielsen IQ ya recogía el "despertar" del consumidor ante la subida de precios con tendencias para "controlar" los gastos domésticos; además explicaba que el 22 % de los consumidores llega a cambiar de tienda para beneficiarse de una promoción.

"Difícil" para los súper

El director general de la patronal de los supermercados (Asedas), Ignacio García Magarzo, subraya en declaraciones a Efe que el sector se enfrenta a una "enorme presión" de los costes que tiene que ver, fundamentalmente, con el precio de la energía.

Para el responsable de Asedas, que aglutina más del 75 % de la superficie comercial de España y que cuenta con enseñas como Mercadona, Lidl, DIA y una decena de cadenas regionales y centrales de compra, se trata de su "principal preocupación" porque los costes energéticos pueden "poner en riesgo la sostenibilidad de las empresas", lamenta.

En todo caso, reconoce que "hay muchos operadores trabajando para que el impacto en los precios al consumo sea el menor posible", porque el mercado de la alimentación en España es uno de los más competitivos de Europa.

Y recuerda que en España la distribución alimentaria trabaja en un entorno de alta competencia, ya que el consumidor tiene el supermercado muy cerca de sus casas, lo que origina que las empresas "se jueguen perder a una parte de sus clientes", ya que "el factor precio es uno de los que éste valora en sus decisiones de compra".

El presidente de la Asociación de Cadenas Españolas de Supermercados (ACES) que representa a los supermercados de Auchan Retail, Grupo Carrefour, Grupo Eroski y SuperCor, Aurelio del Pino, comparte que su posición en la cadena es "muy compleja".

"Tenemos que conciliar el incremento de costes al que nos vemos sometidos y que afectan claramente a la cuenta de explotación de las tiendas, como los costes de logística, medioambientales, fiscales o energéticos, con los gastos originados por la COVID-19 y con los compromisos con los proveedores y clientes", recalca en declaraciones a Efe.

Del Pino apunta que el sector es "muy competitivo" y, precisamente, esta competencia entre formatos y enseñas es "la que garantiza que finalmente el consumidor pueda contar con la mejor oferta posible desde el punto de vista económico y de surtido".

Los consumidores

Desde la organización de consumidores OCU apuntan por su parte que, "aunque la subida de precios amenaza con generalizarse, el consumidor puede intentar evitarla" y, para ello, su recomendación es clara: comprar en el establecimiento más barato.

Consideran que "no todos los establecimientos van a seguir la misma política de precios".

Otro de sus consejos es recurrir a productos que resulten más baratos, por ejemplo, en la alimentación fresca, "pescados mas asequibles, que los hay, o cortes menos nobles en las carnes con menor precio", señalan a Efe.

De cara al futuro, apuntan que, como ha ocurrido en otras crisis, si la subida de precios continúa los consumidores van a modificar sus hábitos y cita el caso del aceite de oliva, cuyo consumo cae si se eleva su precio.