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Crisis energética

Los apagones en China afectan a industrias españolas

Los cortes de suministro y el alza de las materia primas y otros costes preocupan a las compañías que están en el gigante asiático

Una empleada vigila unos cilindros en una fábrica textil china. BARCROFT MEDIA

Los apagones amenazan con gripar la fábrica global, la maquinaria de producción más eficaz de la historia, y reducir el suministro al mundo de bienes contra el que ya conspiraban el encarecimiento de materias primas y fletes. No son inéditas las restricciones de luz en China pero nunca fueron tan pertinaces ni contundentes, lo que ha obligado al empresariado a reorganizar turnos, proveerse de fuentes alternativas y otros planes de contingencia para mitigar la avería. No es seria aún pero la incertidumbre justifica la inquietud.  

Más de dos terceras partes de las provincias sufren cortes de luz y las escaseces son más severas en las de la costa oriental que empujan la locomotora china. La producción manufacturera se contrajo en septiembre por primera vez desde que el coronavirus bajase las persianas de todo el país casi dos años atrás. El índice se quedó en 49,6, por debajo del umbral de 50 que separa el crecimiento de la caída.  

 "En años anteriores eran más razonables. Te paraban un día laboral por semana y trabajabas el sábado. Ahora es más inesperado y preocupante. Después del verano ya te paraban dos días y ahora son más. Nuestros proveedores chinos han tenido que detener la producción durante semanas enteras”, señala Ígor Burgos, director general del grupo alicantino Zahonero, que produce látex para zapatos de vestir en su fábrica de Foshan (Guangdong).

Su caso epitomiza las disrupciones de las cadenas de suministro porque sin las materias primas peligran las entregas a las marcas internacionales. No es, sin embargo, un paisaje inminente. “El cambio de la producción a otros países dependerá de si la marca cree que estos problemas son temporales o estructurales. Es difícil mover grandes volúmenes de producción de un país a otro, especialmente cuando Vietnam está afectada por el coronavirus”, añade. También confirma la inflación: “El látex ha subido de precio un 80% en un año; es inevitable que repercuta en el consumidor dentro de unos meses”.  

Demanda energética

Pekín habla de “tormenta perfecta”. Confluye el cénit de demanda energética para satisfacer las necesidades globales, la escasez y carestía del carbón y, especialmente, la agenda ecológica. El presidente, Xi Jinping, prometió el pasado año ante la ONU que China alcanzará su pico de emisiones en 2030 y la neutralidad de carbono en 2060. El plan exige curar la vieja adicción al carbón y rebajar el consumo energético, tanto en volumen como en intensidad.

El carbón ha pasado del 70% al 57% del cóctel en una década, un logro epatante para un país paquidérmico, pero el consumo continúa en máximos. Los gobiernos provinciales han ignorado tozudamente las directrices en los últimos años y confiaban en que Pekín seguiría mirando a otro lado. Se equivocaron. La Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma, principal cuerpo de planificación, reveló el mes pasado que la mayoría habían superado durante la primera mitad del año sus límites y afloraron las restricciones radicales para cumplir con los objetivos anuales. “La implementación este año es mucho más estricta y no hay margen para la negociación. Las autoridades locales esperaban que se relajaran las cuotas de consumo para estimular el crecimiento económico pero el Gobierno está determinado a lograr sus objetivos”, explicaba un experto anónimo esta semana en la prensa nacional.  

Las interrupciones empujaron a Casa Cais, fabricante de fiambres españoles para toda China, a buscar fuentes alternativas de suministro. Refrigeraron el producto con hielo seco, buscaron sin éxito un generador de gasóleo de alquiler en la zona y se decantan ahora por comprarlo. Es una solución ineficiente, contaminante y cara pero que mantendrá encendidos los secaderos y las neveras. “Son cada vez más restrictivos con la luz. Necesitamos medidas urgentes porque hasta ahora nos proporcionan servicios mínimos durante tres días pero no sabemos si nos cerrarán el grifo totalmente la próxima vez”, señala el ilerdense Joan Burgués. La compañía no ha perdido materia prima pero el cierre de las cámaras frigoríficas para preservar el frío ha retrasado pedidos, revela. 

Menos eficiencia

La Cámara de Comercio estadounidense en Shanghái, que agrupa a miles de empresas, ha subrayado los serios problemas que causan los apagones y lamentado que en ocasiones se avisen con apenas una o dos horas de antelación. Los servicios mínimos permiten la escasa producción de una compañía química catalana que lidera el sector global de aromatizantes para piensos. “Pero sí que ha afectado la eficiencia y la productividad del más de centenar de trabajadores de oficinas y laboratorio porque no nos da ni siquiera para el aire acondicionado”, revela Iñaki Vargues, director general de la empresa, que cuenta con dos plantas industriales en Guangzhou. La incomodidad quedará resuelta con un generador de gasóleo pero inquieta más el suministro de materias primas. “Hace dos semanas ordenamos un gran acopio porque prevemos su encarecimiento y escasez. Su precio ya ha subido entre un 30 y un 200%”, desvela. También el de los fletes: sus contenedores hasta Tailandia han pasado de los 1.500 dólares a superar los 5.000 dólares.  

“Septiembre solía ser un mes pico y este año ha sido uno más. Nuestros clientes no han comprado porque sabían que no iban a poder producir por los cortes”, señala Íker Aguirre, director general de una compañía española que fabrica barnices, pigmentos y otros productos para la construcción. En Fujian, una provincia sureña que concentra la fabricación de azulejos, las autoridades han comunicado que la actividad hasta fin de año se reducirá a un tercio de la habitual “Del resto de provincias no sabemos nada pero intuimos que seguirán los cortes. Antes llegaban en noviembre y diciembre pero este año se han adelantado e intuimos que serán mucho mayores cuando llegue el frío. Nuestro negocio no se ha resentido mucho por ahora pero tenemos miedo de que el final del año sea malo”, finaliza.  

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