A la novena fue la vencida. Después de ocho tandas de penaltis consecutivas perdidas, el Mallorca Palma Futsal rompió la pésima racha de la mejor manera, en la mejor competición del mundo y ante el mejor equipo del planeta, con permiso del grupo de Antonio Vadillo.
Ha valido la pena esperar tras un partido de infarto, resuelto de forma agónica y que empezó a ganarse con la parada del brasileño Luan Müller en el primer lanzamiento, toda una revelación y que protagonizó el mejor partido de su vida. Esta victoria, este título de un club encomiable en todos los sentidos, le debe mucho a su portero, sensacional en el partido de semifinales ante el Benfica y sublime ante el Sporting de Portugal. Müller, elegido el mejor jugador de la final, fue el mejor de una larga lista de jugadores, del primero al último, liderados por un Antonio Vadillo que se merecía más que nadie este premio después de tantas frustraciones. Y, por supuesto, José Tirado, el artífice de todo este invento y que cogió las riendas del club tras la inesperada desaparición del fundador Miquel Jaume.
Una final, un título, una gesta, que se perdió sorprendentemente el presidente de la Federación Española de Fútbol, Luis Rubiales, que sí estuvo el sábado en la final de Copa del Rey. La ocasión de ayer lo merecía. Se perdió un gran espectáculo.
La radio y la televisión pública de les Illes Balears ofrecieron una transmisión de la final casi perfecta. Y si no lo fue del todo se debe a que se despidieron justo después de la entrega de trofeos, dejando a los oyentes y espectadores con las ganas de escuchar a los protagonistas. Una lástima.
