Era el 7 de mayo de 2016. A falta de 26 segundos para que expirara la prórroga e ir a la tanda de penaltis, el Palma Futsal se quedaba sin el título de la Copa del Rey por un gol de Miguelín en la final disputada en Sevilla frente a ElPozo Murcia. El inolvidable presidente Miquel Jaume estaba en el palco del Palacio de los Deportes San Pablo de Sevilla junto al director general José Tirado, incluso el técnico Antonio Vadillo todavía estaba en la pista como jugador, junto a sus hoy capitanes Tomaz y Carlos Barrón. Siete años después de aquel mazazo, que supuso un punto de inflexión a todos los niveles, el club mallorquín vuelve a tener la oportunidad de conquistar una competición muy especial. El problema es que este sábado debe superar en el Fernando Argüelles de Antequera el obstáculo más grande posible, el todopoderoso Barcelona (14:30 horas/IB3TV y Teledeporte) en las semifinales para después medirse al ganador del Jimbee Cartagena-Servigroup Peñíscola (12 horas/Teledeporte). Es el más difícil todavía, pero no es imposible.

El Palma Futsal se vuelve a cruzar con los azulgranas, tal y como sucedió la pasada temporada en las finales de la Supercopa de España y del play-off de la Liga. No es una final anticipada, por mucho que se le parezca. Son los dos mejores equipos del país en el último año, los que jugaron la final liguera y representaron a España en Europa este curso y los dos primeros de la fase regular de la Primera División en estos momentos. El sorteo deparó que el estreno de los de Ciutat en este formato de fase final copera fuera frente al gran favorito, una dificultad añadida pero un gran desafío para los verde pistacho, que llevan un curso cargándose de argumentos para creer que la machada es posible.

La realidad de los últimos años demuestra que el Mallorca Palma Futsal ha sido capaz de ganar a los mejores si juega a su nivel. Y lo ha refrendado este curso, apuntándose el único precedente frente Barcelona en el encuentro liguero disputado en Son Moix (4-2), donde no ha perdido en todo el curso. Ahora el duelo se traslada al coqueto pabellón de la localidad malagueña con el premio gordo de poder jugar una nueva final, que sería la cuarta de sus veinticinco años de vida. Los isleños llegan en un gran momento de forma, juego y resultados, con una derrota en los últimos siete partidos oficiales y demostrando mucha madurez. 

Las prestaciones a nivel ofensivo y defensivo le llevan a firmar una temporada de ensueño hasta el momento, pero ahora es cuando llega el momento de dar el mayor golpe de su historia y conquistar alguno de los tres títulos que quedan en juego. La realidad es que el Palma Futsal han rozadolos títulos otras veces y la mayoría han caído sobre la bocina. Ahora llega el momento de superar esos fantasmas y dar la talla hasta el último suspiro, por mucho que se mida a un adversario que le supera de forma abismal en presupuesto y que cuenta con estrellas mundiales como Ferrao o Pito en sus filas, entre muchos otros.

Antonio Vadillo, que no podrá sentarse en el banquillo al cumplir su cuarto partido de sanción, tiene la duda de Moslem, que arrastra molestias en el pubis y la baja de Gordillo. El preparador físico Joan Llompart será el que dirigirá a un equipo que sueña con la gloria. Y para eso antes debe apear a un gigante del fútol sala mundial. Tiene capacidad de sobra para conseguirlo.