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OPINIÓN

King’s League, una reflexión

Finales de la Kings League en Barcelona Marta Perez

Gerard Piqué i Bernabéu no suele dejar indiferente . No obstante, su aparente altivez de cuna - descendiente de dos familias históricamente vinculadas al ‘Cercle del Gran Teatre del Liceu’, el ‘Reial Club Tennis Barcelona 1899’ y el FC Barcelona - no debería minusvalorar su brillantez.

Ahora bien, debemos reconocerle al pelirrojo «noi de La Bonanova» su olfato. Captar lo que acontece. Primero, con sus empresas de animación e Inteligencia Artificial. Ahora, con la King’s League. Cuya final ha sido visionada en directo por 92.522 almas. Más de siete millones de aparatos estuvieron conectados vía Internet en el momento más álgido. Cifras ambas inasumibles para una gran parte de La Liga española. De hecho, para casi toda: tan sólo el llamado Clásico y la final de la Copa del Rey pueden hermanar tanta gente en un mismo campo de fútbol o ante un televisor.

Como rayo que no cesa, ahora se anuncia la Queen‘s League, su versión femenina. En dos meses, la segunda edición de la KL. Y, por si no fuese poco, ya suenan franquicias en países no hispanohablantes: Alemania, Reino Unido, Italia…la lista de interesados parece ser larga. También de Latinoamérica. Con futbolistas de confianza del catalán como conductores. Para cubrir todos los nichos de mercado, en verano se rodará la Junior’s League. Torneo destinado a menores de dieciséis años. El ‘casting’ ya ha empezado, y la competencia se adivina terrible entre escuelas de futbolistas: todas ellas saben que el mejor escaparate para sus pupilos es el Cupra Arena. Por ello ya están mandando vídeos de sus mejores promesas al programa de Piqué.

Alguien debería reflexionar. De entrada, las diferentes federaciones nacionales e internacionales de balompié: en juego hay dinero. Mucho dinero. Si las audiencias no decaen y la ‘pachanga’ ( Javier Tebas «dixit») pasa a ser un negocio con cara y ojos, va a ser muy difícil convencer a las grandes marcas que sigan patrocinando tan generosamente como hasta ahora a La Liga Profesional de Fútbol. Máxime cuando la audiencia joven - es decir, el futuro- se encuentra en otro deporte. Detalle nada baladí, con unos impactos mucho más exactos que el mundo de la televisión, pues se contabilizan los IP en línea .

A alguien le toca mover ficha. Y no es al «noi de casa bona». Muchas gracias.

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