Uno podría sorprenderse si no conociese este mundo repleto de bicicletas cuando entra a un bar de Tortosa, junto a la salida de la Volta, y ve a los auxiliares de los equipos pidiendo la prensa; si, la prensa, la de papel, la de toda la vida, mucho antes de que el mundo descubriera las bondades de internet. A los auxiliares les daba igual si era un periódico deportivo, generalista e, incluso, lo que contaban y cómo lo contaban. Lo que querían, más allá de las noticias, de las críticas, era papel impreso y cuantos más periódicos mucho mejor.

Los empleados del bar, los que tienen normalmente dos diarios para sus clientes, uno de información general y otro deportivo, los que se leen mientras se toma el café con leche o la cervecita, andaban revolviendo el almacén, prensa pretérita, un buen paquete de papel que entregaban a los masajistas y mecánicos que se lo solicitaban. Se trataba de conseguir un arsenal de hojas de diarios. Daba igual de si hablaban de política, economía, sociedad, cultura o deportes, incluso se era la página de los cronistas que están escribiendo estos días de la Volta. Era como el que ansiaba llenar el estómago ante una crisis de hambre galopante: papel, papel y más papel.

Entre bromas

Daban las gracias. Los camareros bromeaban con que cambiaban los diarios por alguna de las bicis, de 10.000 euros en adelante cada una, que colgaban sobre el techo de los coches, las reservas, las que cada vez se usan menos porque lo de pinchar en competición empieza a ser una avería de otras épocas.

Hacía calor en Tortosa y hasta algunos de los auxiliares sacaba de la maleta los bermudas que normalmente no se utilizan hasta el Tour. Pero el tiempo, parece más por desgracia que por otra cosa, anda revuelto. Sin embargo, los equipos sabían que por la tarde refrescaría en el Mont Caro o Lo Port, da lo mismo el nombre tratándose de la misma montaña, y los ciclistas tenían que descender pedaleando desde la cima hasta el pie del puerto donde estaban aparcados los autocares que los conducirían hasta los hoteles de Salou.

El mejor de los inventos

Y, claro está, por más ropa técnica que se utilice, por más protegido que vaya el corredor, no hay mayor invento que protegerse del aire mientras se baja por un puerto que con una hoja de diario, en plan camiseta, sobre la piel. Adiós frío, como la mejor de las prendas técnicas. Y, por eso, los auxiliares de los equipos andaban pidiendo periódicos viejos en los bares de Tortosa.

Ya lo saben, si un día tienen frío yendo en bici o incluso en moto nada mejor que acercarse al kiosco y comprar un periódico para protegerse de las inclemencias del tiempo como hacen los ciclistas profesionales. Sólo un pequeño favor: lean las noticias, aunque sea a modo rápido, antes de colocarse la hoja del diario entre el ‘maillot’ y el cuerpo. Muchas gracias.