El Jumbo se sobrepuso a la decepción del miércoles de Jonas Vingegaard, cuando tuvo que sucumbir ante Tadej Pogacar, a base de victorias. Y no solo en la París-Niza (el neerlandés Olav Kooij ganó al esprint la quinta etapa) sino también la Tirreno-Adriático que se está corriendo en Italia con un buen cartel de figuras donde Primoz Roglic se impuso en la cuarta etapa con Enric Mas en sexta posición. El otro astro esloveno prepara el Giro en una ruta que le hará pasar por la Volta, a partir del lunes 20 de marzo donde se encontrará con Remco Evenepoel.

En Francia el esprint tuvo lugar en un bello enclave provenzal como es la pequeña ciudad de Saint Paul Troix Chateaux, una localidad que le encantaba a Lance Armstrong, en sus años de extraña y luego eliminada gloria. Siempre dormía en esta población tanto en el Tour como en el Critérium del Dauphiné porque nunca la París-Niza fue una carrera que le entusiasmó mucho.

El pelotón de la prueba francesa se tomó un día de cierto relax, en una etapa prácticamente sin ataques y donde lo más singular estuvo en el esprint bonificado donde David Gaudu, segundo de la general, le recortó 4 segundos a Pogacar, mientras que Vingegaard no quiso entrar en este combate y ahora está a 46 segundos de la general puesto que el jersey amarillo también puntuó y se llevó 2 segundos de bonus.

Por lo demás, pasaron los kilómetros hasta llegar al esprint final donde el Jumbo se anotó la segunda victoria en la París-Niza para endulzar un poco la amargura por la derrota de Vingegaard en la primera llegada en alto de la carrera y antes de que otro día sin demasiada dureza dé paso al capítulo final de la carrera con un fin de semana muy intenso camino de la última meta en la capital de la Costa Azul.