Las dictaduras del Golfo Pérsico se preparan para llevar un paso más allá su estrategia de lavar su imagen internacional a través del deporte. Están, de hecho, listas para cruzar la última frontera que todavía no se habían atrevido a cruzar: la del deporte estadounidense. Y esa nueva fase de su plan de 'sportswashing' arrancará por la competición más popular en todo el mundo de cuantas se juegan en EEUU: la NBA.

Tanto Qatar como Emiratos Árabes Unidos ya estudian las posibilidades para invertir en una de los 30 franquicias que componen la mejor liga de baloncesto del mundo. La prensa especializada del país americano señala a los New York Knicks como el principal objeto de deseo de ambas dictaduras. No en vano, es el segundo equipo con mayor valor de mercado (solo superado por los Golden State Warriors) y su ubicación en Nueva York cuenta con un poder simbólico imponderable.

Ahora bien, la entrada de fondos soberanos de estos países no se realizará de manera hostil. Más bien al contrario. En noviembre, las franquicias de la NBA decidieron abrir su accionariado a la entrada de fondos no privados. No es una medida 'ad hoc' para las dictaduras árabes, pero son las principales beneficiadas de esta apertura de la liga de baloncesto, dada la situación actual de la industria deportiva mundial.

Participación limitada

En todo caso, en la NBA no se verán (al menos por ahora) casos como los del fútbol europeo, en los que un fondo soberano es propietario mayoritario o incluso único de un club de fútbol. Aunque los detalles del cambio normativo no se han hecho públicos, la entrada de este tipo de capital estará limitada a un porcentaje máximo de alrededor del 20-30%. Es decir, que podrán invertir y ser copropietarios de una franquicia, pero no gobernarla.

Expertos de la industria del deporte consultados por este periódico analizan que, en realidad, abrir las puertas a los fondos soberanos de dictaduras árabes ejerce en realidad como un dique de contención de la propia NBA frente a su capacidad económica. Porque, en realidad, el deporte estadounidense no está precisamente falto de inversión local. Al contrario, el fútbol europeo, en concreto la Premier League, se está llenando de capital de empresarios de EEUU.

Giannis Antetokounmpo durante un partido de pretemporada en Abu Dhabi. EFE

"Imagina que, al ver que no pueden entrar en la NBA, deciden reforzar una liga local de baloncesto y empezar a ofrecer contratos desorbitados a Lebron James o a otras estrellas. Lo han hecho con el golf y lo acaban de hacer con Cristiano Ronaldo en el fútbol. A la NBA es a la primera a la que no le interesa una competencia de ese tipo, aunque en ningún caso les vayan a desmantelar su negocio. En todo caso, si les dejas ser parte del juego, no tendrán la necesidad de hacerlo", desarrolla un intermediario que ha trabajado con países del Golfo Pérsico en adquisiciones deportivas.

La NBA ya había hecho una pequeña incursión en la región el pasado mes de octubre, cuando los Milwaukee Bucks de Giannis Antetokounmpo, ganadores de la liga en 2021, jugaron dos amistosos de pretemporada en Abu Dhabi frente a Atlanta Hawks. Un pequeño guiño que parece consolidarse con la bienvenida a los petrodólares en la competición.

UFC y WWE

Es la estrategia que, también, han seguido espectáculos deportivos de propiedad estadounidense como la UFC y la WWE. La gran empresa mundial de artes marciales mixtas celebra periódicamente eventos en Abu Dhabi, hasta un total por el momento de 17 veladas. La principal promotora del 'wrestling' del mundo, por su parte, viaja dos veces al año a Arabia Saudí para celebrar eventos premium e incluso hay rumores de una posible venta de la compañía al fondo soberano saudí por parte del polémico Vince McMahon.

Sergio García en un partido de la Liv Golf. GETTY

Son, en todo caso, alianzas consentidas. Un caso muy distinto al de la LIV Golf, el circuito impulsado por el fondo soberano saudí que está removiendo los cimientos del golf. Hasta el momento, es el único gran deporte en el que una dictadura árabe, en este caso Arabia Saudí, se ha atrevido a realizar un apropiamiento de carácter hostil al deporte estadounidense.

El éxito del mundial

Una realidad muy diferente a la que se vive con deportes de raíz europea. El mejor ejemplo es el pasado Mundial de fútbol de Qatar, cuya celebración fue un incontestable éxito organizativo que validó la estrategia de 'sportswashing' de la dictadura qatarí. Realizó un descomunal dispendio económico para presentar al mundo como una sociedad moderna y, pese a las denuncias realizadas sobre el terreno de que eso no era así, la realidad es que fue un evento brillantemente organizado que incluso abona el terreno para la futura celebración de unos Juegos Olímpicos en Doha u otra gran capital de la región.

Y qué decir del fútbol de clubes, donde Arabia Saudí (Newcastle), Qatar (PSG) y Emiratos Árabes Unidos (Manchester City) se han adueñado

Pogacar, doble ganador del Tour, corre en un equipo propiedad de Emiratos Árabes Unidos. ARCHIVO

La Fórmula 1 arranca este mismo fin de semana la temporada en Baréin, en la primera de las cuatro paradas que tienes previstas este año en la región. MotoGP, un año más, también hará parada en Qatar. El ciclismo y el tenis también se pasean por Golfo Pérsico cada temporada, en una dinámica ya interiorizada, parte del paisaje.

Ahora, los tentáculos de las dictaduras árabes se aproximan a la meca del deporte espectáculo. En la NBA ya tienen las puertas abiertas y parece que la NHL, la principal liga del mundo de hockey sobre hielo. ¿Y después? Quizá algún día veamos a un jeque o un emir sujetando el título de la NFL tras ganar la Superbowl, ante la mirada de decenas de millones de espectadores en su televisión. Ya nada parece imposible.