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ANÁLISIS

Las claves tácticas del Madrid-Barça: el talento estaba atrás

Araujo se adelanta a Vinicius en el Madrid-Barça de Copa en el Bernabéu. AFP

En un extraño partido donde el Barça no fue el Barça (ni tuvo el balón ni el control) sí acabó anulando a un Madrid tan plano que fue insustancial. Gobernó con autoridad el conjunto blanco la posesión, con un aplastante 65 % dejando al equipo de Xavi en su peor registro con el 35% restante. Pero resultó ser una posesión insulsa y sin picardía, estrellándose en el muro defensivo que ideó el Barça para ganar y silenciar el Bernabéu con un método nunca vista antes.

Ganó y silenció al madridismo gracias a su estructura defensiva porque el talento diferencial (Araujo, Koundé, Marcos Alonso y Balde) estaba atrás. Tan bien jugaron los cuatro que ni se necesitó la mejor versión de Ter Stegen, quien no hizo ni una sola parada. Ni buena ni mala. Ni una sola. Sacó, eso sí, con acierto sus puños de paseo para evitar algún peligroso centro.

No tenía delanteros Xavi (lesionados Lewandowski, Dembélé y Pedri) por lo que se puso en manos de sus defensas. Y le salió de maravilla.

Araujo frustra el centro de Vinicius en el Madrid-Barça de Copa en el Bernabéu. EFE

 1.- Araujo, el coloso

Anuló a Vinicius. Un clásico más lo anuló. Ya deja de ser noticia pero no lo es porque la exhibición defensiva del uruguayo le empareja a marcajes tan icónicos como el que hizo Puyol a Figo en el Camp Nou.

Ofreció Araujo una cátedra. Una cátedra de velocidad, anticipación (bloqueó dos disparos, uno casi en el área pequeña del brasileño que era gol o gol), correcciones inteligentes en la lectura del espacio y hasta se permitió el lujo de cabalgar en un par de ocasiones hacia el ataque.

Anuló a Vinicius ya desde lo psicológico. Sale Vini derrotado antes de que el balón ruede. Queda zambullido por el inmenso cuerpo del uruguayo, especialista en dominar la escena.

Nadie regateó a Araujo en el Bernabéu. Su marcaje a Vinicius evoca al de Puyol a Figo en el Camp Nou

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Nadie le regateó en el Bernabéu. Ni el punzante extremo brasileño, que venía orgulloso de su exhibición en Anfield. Pero terminó en silencio, sin coartada alguna ante Araujo, un defensa de la vieja escuela que es, en realidad, de la nueva. Ni una patada dio. No la necesitó. Pasados los años, se recordará la noche en que se comió en el plano futbolístico a Vinicius.

Koundé despeja un balón aéreo durante el Madrid-Barça copero en el Bernabéu. AFP

2.- Koundé y Marcos Alonso, la defensa anti aérea

Era el cuarto partido que coincidían juntos en el eje de la zaga. Y transmitieron Koundé y Marcos Alonso tal fiabilidad que parecía que llevaban toda la vida juntas. Se transformaron en las baterías antiaéreas que dispuso Xavi para descodificar al Madrid, instalados ambos en el área con extrema naturalidad, sin vértigo alguno. En el caso del francés, además, se permitió un par de excursiones hacia territorio madridista que rasgaron aún más a la mediocre obra de Ancelotti.

Marcos Alonso se adelanta a Álvaro Rodríguez en el Madrid-Barça copero del Bernabéu. AFP

Todo balón aéreo que sobrevolaba la casa de Ter Stegen (inteligente estuvo el alemán con dos puñetazos y una mano providencial en tres centros laterales) acababa en la cabeza de Koundé. O de Marcos. Parecían que tenían imanes. Dos duelos disputó el francés en el aire. Ganó los dos. Cinco duelos tuvo que librar el exdefensa del Chelsea y se salió con la suya en cuatro. Ni Carvajal y Valverde (banda derecha) ni Nacho y Vinicius (izquierda) sortearon esas barreras, que no solo tenían una buena cabeza sino también certeros pies. Koundé firmó 11 despejes; Marcos,10.

Partido entre el Real Madrid y el FC Bacelona en la semifinal de la Champions. AFP

3.- Un Madrid chato e inerte

No era el plan de partido que imaginó Ancelotti. Acostumbrado a vivir del error ajeno, una pérdida del Barça suponía para el Madrid casi una inmediata ocasión de gol, el clásico de Copa dejó una imagen extraña. El mundo, al revés. Los azulgranas, parapetados con orden y astucia en torno a Ter Stegen; los blancos teniendo la pelota, pero sin saber realmente qué hacer con ella. Mucha posesión, poco daño. Ni un remate a puerta en los 96 minutos que duró el partido incluyendo el tiempo añadido.

"Ha sido un poco raro ver jugar al Barça de esta manera. Han cerrado muy bien todas las líneas y tener que atacarles con centros no es lo más indicado, pero nos han llevado a eso"

Ancelotti - Técnico del Madrid

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"Ha sido un poco raro ver jugar al Barça de esta manera", admitió el técnico italiano enfrentado al espejo que jamás habría imaginado. Pareció el equipo de Xavi más italiano que nunca. "Han sido muy sólidos, tienen compromiso colectivo y han cerrado muy bien todas las líneas", reconoció luego Ancelotti, asumiendo que "tener que atacarles con centros no es lo más indicado, pero nos han llevado a eso", añadió. El Madrid centró mucho (hasta en 40 ocasiones), pero con poca eficacia (ocho fueron buenos, un pobre 20%) y ninguno acabó siendo un remate a la portería del Barça.

Consciente de la precariedad con la que se asomó en el Bernabéu, Xavi tejió un bloque corto (no había distancia entre líneas), que apenas pisó el área de Courtois, pero minimizó al Madrid de Benzema (solo un disparo y fue bloqueado), al Madrid de Vinicius (dos tiros, uno fuera, otro bloqueado) y articuló hasta un invisible arco en el borde del área para que Valverde, un reputado especialista en los disparos de larga distancia, ni pudiera armar su pierna. Quedó así un equipo, el de Ancelotti, plano, inerte, sin rebelión alguna, incapaz de conectar con su Bernabéu, contagiado de la impotencia que detectó en sus jugadores.

Partido entre el Real Madrid y el FC Barcelona en la semifinal de la Champions. EFE

4.- De Jong manda; Kessié pisa el área

En el Barça de los cuatro centrocampistas que apenas disfrutó de la pelota emergió la figura del neerlandés, que se siente cada vez más importante en el dibujo de Xavi. Capital estuvo para pedir el balón cuando más quemaba, tanto en el inicio de la primera como de la segunda mitad. Y capital fue después en las conducciones para ir eliminando jugadores del Madrid, al punto de que hasta Ancelotti, al comprobar que no podía tumbar a Frenkie de Jong, bien escoltado por Kessié (el gol es suyo, aunque pertenezca en el acta arbitral a Militao por el rebote), y por Busquets.

No solo fue esencial en intentar tener la pelota con personalidad sino que inclinado hacia el flanco derecho ejerció de valiosa ayuda para Araujo con el objetivo de tapar a Vinicius. Objetivo más que cumplido porque el uruguayo jamás se sintió solo ya que en muchas ocasiones tenía la silueta del rubio neerlandés. Y en algún momento hasta la de un sacrificado Raphinha. El mapa de calor de Frenkie en el Bernabéu se hace más intenso en el pico derecho del área de Ter Stegen, como vigía de Araujo y, al mismo tiempo, origen de las escasas jugadas de ataque.

Kessié provoca la jugada del 0-1 después de que el balón rebote en Militao y Nacho en el Madrid-Barça de Copa en el Bernabéu. AFP

Asumida la inferioridad en el gobierno del partido, De Jong protegió el balón con mimo firmando un 90% de acierto en el pase. Dio 40 y solo falló cuatro. Se transformó en un todocampista, aunque le faltó pisar el área de Courtois, un trabajo que sí hizo (y con mucho peligro) Kessié. Suya fue la jugada del 0-1 y suyo era el 0-2, tras excelente acción colectiva iniciada por Balde en la izquierda y continuada luego por Ferran como extremo diestro, pero topó con Ansu, que se convirtió, muy a su pesar, en defensa del Madrid por unos segundos.

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